Hola.
En todas las tandas de caballos para las clases, siempre hay uno o dos caballos estrella.
Me refiero a esos caballos que montas y sientes que son demasiado buenos para estar sufriendo los "estragos" de trabajar en tanda.
Durante el verano del año pasado, cuando se suspendieron aquí las clases de tanda(calendario escolar), mi marido y yo escogimos los dos caballos que considerábamos mejores. Uno era una yegua que apenas era usada en tanda (había ido al campeonato del mundo de Lanaken), y un caballo que tampoco apenas montaban porque a las niñas/os y/o principiantes les parecia demasiado "fuerte".
Bien, pues los montamos durante unos dos meses, y los caballos sufrieron una transformación.
La yegua, que ya de por sí era bonita, se puso espectacular(ésta la montaba mi marido), y el caballo(con el cual yo disfruté y aprendí muchísimo) parecía otro, todo esto resultado del trabajo diario y nuestros cuidados y limpieza.
Cuando volvieron las tandas, comenzaron a salirles "novios/as" a estos caballos, todos querían montarlos. Prácticamente era una pelea por ellos, estaban domaditos y guapísimos, y a nosotros sólo nos quedaba por hacer una cosa: "despedirnos" de ellos. Sí, porque en unos meses ya ni los conocíamos. Y para más inri, como seguían siendo caballos más "buenos", pronto y en cuanto se afearon, dejaron de montarlos, claro, son más difíciles y todo el mundo no se atrevía, y menos principiantes, normal.
Pero, ¿Tanto puede cambiar un caballo según cómo se le "utiliza"?
Ahora son todo huesos y tripa, dan pena.
Después ya compramos nuestro potro de 5 años y esto ya es otro mundo...
Pero este domingo montamos a nuestro caballo, como siempre y como no había tandas mi hija quiso montar en otro caballo, así que le ensillamos una yegua huesuda, y al ir al campo a buscarla, me re-encontré con mi amigo, el caballo que tanto me enseñó. Con la tripa hasta el suelo y unos huesos en la cadera horrorosos. Le puse una cabezada, lo ensillé también y lo monté junto a mi hija y mi marido.
Sin tener en cuenta su aspecto, en cuanto comenzamos a caminar (por supuesto yo lo monté como monto al mio, aunque sin espuelas, pues éste ni las necesita), pero quiero decir que procuré hacerlo lo mejor que sabía, este caballo se entregó a mi por completo. Volví a disfrutar (y creo que él también ), como antes.
Mi marido me comentó que el caballo ya parecía otro desde el primer momento. Y yo disfruté de un caballo de 13 años hecho y derecho, obediente a todo, que me llevaba con su dorso y mordía abajo el filete, con ganas. Estaba claro que sentía mis piernas rodeándole, mis pequeñas presiones para avanzar en el momento preciso, y sobre todo, mis caricias en su cuello y mis palabras cariñosas.
¿Por qué os cuento todo esto?
En primer lugar porque quiero compartirlo con todos vosotros, amantes de los caballos.
Cuando monto a mi caballo joven, a veces siento que soy una auténtica torpe, que no he aprendido nada, claro éste me lo pone difícil... éste no está hecho, tiene que hacerse, y para ello tengo que ponerme a su altura.
Pero cuando vuelvo al caballo maestro, hecho y derecho que está acostumbrado a patadas y tirones de boca pero que recuerda cuando lo montaban bien y saltaba en los concursos... entonces es una sensación indescriptible. Supongo que muchos de vosotros la conocéis.
Creo que este caballo está infravalorado. Es curioso que escuche que es tozudo, que hace lo que quiere, y vea cuando lo montan cómo va de medio lado, mientras le tiran de la boca, les da cabezazos, no sale a galope o se les da la vuelta y se clava en la puerta del picadero...
Creo que es muy listo.
¿Y sabéis qué he decidido? Como voy todos los días a montar al mio, voy a cuidar también a éste un poco más, le voy a dar pienso, y le voy a montar siempre que pueda. Además al nuestro le viene muy bien andar con un caballo experimentado.
Os he soltado un buen rollo, pero si habéis leído hasta aquí, ¿qué os parece? ¿os parece buena idea?
¿Opináis que los caballos pueden cambiar tanto?
En todas las tandas de caballos para las clases, siempre hay uno o dos caballos estrella.
Me refiero a esos caballos que montas y sientes que son demasiado buenos para estar sufriendo los "estragos" de trabajar en tanda.
Durante el verano del año pasado, cuando se suspendieron aquí las clases de tanda(calendario escolar), mi marido y yo escogimos los dos caballos que considerábamos mejores. Uno era una yegua que apenas era usada en tanda (había ido al campeonato del mundo de Lanaken), y un caballo que tampoco apenas montaban porque a las niñas/os y/o principiantes les parecia demasiado "fuerte".
Bien, pues los montamos durante unos dos meses, y los caballos sufrieron una transformación.
La yegua, que ya de por sí era bonita, se puso espectacular(ésta la montaba mi marido), y el caballo(con el cual yo disfruté y aprendí muchísimo) parecía otro, todo esto resultado del trabajo diario y nuestros cuidados y limpieza.
Cuando volvieron las tandas, comenzaron a salirles "novios/as" a estos caballos, todos querían montarlos. Prácticamente era una pelea por ellos, estaban domaditos y guapísimos, y a nosotros sólo nos quedaba por hacer una cosa: "despedirnos" de ellos. Sí, porque en unos meses ya ni los conocíamos. Y para más inri, como seguían siendo caballos más "buenos", pronto y en cuanto se afearon, dejaron de montarlos, claro, son más difíciles y todo el mundo no se atrevía, y menos principiantes, normal.
Pero, ¿Tanto puede cambiar un caballo según cómo se le "utiliza"?
Ahora son todo huesos y tripa, dan pena.
Después ya compramos nuestro potro de 5 años y esto ya es otro mundo...
Pero este domingo montamos a nuestro caballo, como siempre y como no había tandas mi hija quiso montar en otro caballo, así que le ensillamos una yegua huesuda, y al ir al campo a buscarla, me re-encontré con mi amigo, el caballo que tanto me enseñó. Con la tripa hasta el suelo y unos huesos en la cadera horrorosos. Le puse una cabezada, lo ensillé también y lo monté junto a mi hija y mi marido.
Sin tener en cuenta su aspecto, en cuanto comenzamos a caminar (por supuesto yo lo monté como monto al mio, aunque sin espuelas, pues éste ni las necesita), pero quiero decir que procuré hacerlo lo mejor que sabía, este caballo se entregó a mi por completo. Volví a disfrutar (y creo que él también ), como antes.
Mi marido me comentó que el caballo ya parecía otro desde el primer momento. Y yo disfruté de un caballo de 13 años hecho y derecho, obediente a todo, que me llevaba con su dorso y mordía abajo el filete, con ganas. Estaba claro que sentía mis piernas rodeándole, mis pequeñas presiones para avanzar en el momento preciso, y sobre todo, mis caricias en su cuello y mis palabras cariñosas.
¿Por qué os cuento todo esto?
En primer lugar porque quiero compartirlo con todos vosotros, amantes de los caballos.
Cuando monto a mi caballo joven, a veces siento que soy una auténtica torpe, que no he aprendido nada, claro éste me lo pone difícil... éste no está hecho, tiene que hacerse, y para ello tengo que ponerme a su altura.
Pero cuando vuelvo al caballo maestro, hecho y derecho que está acostumbrado a patadas y tirones de boca pero que recuerda cuando lo montaban bien y saltaba en los concursos... entonces es una sensación indescriptible. Supongo que muchos de vosotros la conocéis.
Creo que este caballo está infravalorado. Es curioso que escuche que es tozudo, que hace lo que quiere, y vea cuando lo montan cómo va de medio lado, mientras le tiran de la boca, les da cabezazos, no sale a galope o se les da la vuelta y se clava en la puerta del picadero...
Creo que es muy listo.
¿Y sabéis qué he decidido? Como voy todos los días a montar al mio, voy a cuidar también a éste un poco más, le voy a dar pienso, y le voy a montar siempre que pueda. Además al nuestro le viene muy bien andar con un caballo experimentado.
Os he soltado un buen rollo, pero si habéis leído hasta aquí, ¿qué os parece? ¿os parece buena idea?
¿Opináis que los caballos pueden cambiar tanto?