Me ha encantado tu explicación, Blanca. Más claro, imposible.
Sé de buena tinta que en Inglaterra, donde realmente sí hay afición por el caballo (no por el rebujito a caballo), a los mozos de cuadra se les sanciona económicamente si un caballo muestra arestines por la humedad. Allí los cascos y las cuartillas se secan bien con un paño después de limpiarlos en la ducha para quitarles la humedad (y la grasa se les aplica después). Pero Ehpaña no eh asín...
Por instinto, los caballos que están en libertad se cuidan bien de no pisar zonas de agua o barro si pueden rodearlas, por eso no se hacen la pedicura.
Yo creo que si el hombre toma la decisión de domesticar un animal (ya sea un caballo o un minino) y lo introduce en un hábitat completamente distinto, cambiándole su forma de vida, de alimentarse, de reproducirse, de sobrevivir... tiene la obligación de propiciarle los cuidados necesarios para su bienestar.
Para mí, no cuidarle los cascos a un caballo que está estabulado y que trabaja porque nosotros hemos querido es tan patológico como dejar que ande lleno de garrapatas expuesto a la piroplasmosis, no hacerle la boca ni desparasitarlo e inflarlo a comer para que engorde pese a que le estemos exponiendo a sufrir un cólico, no vacunarlo de rinoneumonitis, a ver si "con suerte" se la contagia a todos los de la cuadra, o dejar a las yeguas parir solas... ¿qué importa si por empujar para que salga ese potro enorme hijo de ese caballo enorme con que la hemos cubierto, echa fuera el útero y los intestinos? Una boca menos que alimentar, ¿no?
Hay que distinguir entre la forma de vida que lleva un animal que está en la naturaleza y la que debe llevar un animal al que hemos sacado de la naturaleza. Ya que los hombres nos vemos con ese derecho, asumamos las obligaciones que esto conlleva.