VESTIMENTA DEL JINETE EN LA FERIA DE SEVILLA
El paseo de caballos de la feria de Sevilla, es hoy un espectáculo que surge como evolución de la feria de ganado de la Sevilla del siglo XIX y de los ganaderos, tratantes y compradores que a ella acudían. Respetando esta evolución natural, se llega al paseo de caballos de hoy sin el cual la feria de Sevilla seria una verbena. Así se pudo comprobar el año 89 cuando a causa de la peste equina no entró ningún caballo en el Real, siendo la mañana de feria (hoy en día, tarde), algo totalmente atípico. Para que no se desvirtúe, el paseo de caballo se ha de mantener en su estado mas puro, eliminando cualquier extravagancia y evitando la introducción de modos mas propios de Romerías que de la Feria de Sevilla.
Así la vestimenta del jinete vestido de traje corto, está compuesta por guayabera, calzona de caireles y polainas, que es la evolución de la vestimenta de los caballistas camperos que acudían a la feria vestidos con chupa, pantalón de machos y polainas, ya que este era el traje “de lujo” que sustituía a la guayabera, pantalón y zahones de faena que se utilizaban en el campo.
Por tanto la vestimenta correcta para el caballista es, sombrero de ala ancha sevillano, que a diferencia del cordobés y del jerezano tiene unos 10 cm de ala y 9 cm de copa, preferiblemente en cualquier tono de gris, aunque también se permite el negro o marrón en este último caso si hace juego con en traje. Chaquetilla o guayabera, siempre esta con el botón superior abrochado, en colores sufridos y nunca chillones, siempre chalequillo del mismo color que la guayabera o que la calzona. Antiguamente este era una prenda insustituible pues en sus bolsillos se llevaba el reloj, el dinero, la navaja, etc., cosas que no se podían llevar en otro lugar al carecer de bolsillos los pantalones. Tirantes, camisa lisa, siempre blanca y faja negra o pañuelo a la cintura. Calzonas de caireles como evolución natural del pantalón de machos, debiendo ir abrochado los dos caireles superiores y abiertos los tres inferiores a fin de que no aprisione a la polaina que igualmente irá abierta en su mitad dejando entrever la media blanca. Zapato o botín bajo y espuelas vaqueras con correas blanca, más vestidas que las de cuero natural.
El traje campero, aunque más propio de Romerías, también está permitido en la feria y este es la evolución del traje de faena del campo, compuesto igualmente por sombrero de ala ancha, guayabera, nunca chaquetilla, chalequillo, tirantes, camisa blanca y pañuelo a la cintura, nunca faja. El pañuelo se utiliza en las faenas de Acoso y Derribo poniéndolo alrededor de la guayabera y evitando que esta se abra al correr detrás del novillo. Pantalón redondo, al cual se la da un doblez en su parte inferior para impedir que el sudor del caballo lo ensucie en su parte exterior y así evitar que se decolore. Siempre zahones, botos camperos y espuelas con correillas en color cuero.
Lo que nunca se debe hacer es mezclar prendas de ambas formas de montar es decir llevar calzonas con botos, o pantalón redondo sin zahones por ejemplo.
Como complemento se puede llevar sobre la montura vaquera y encima de la manta estribera, siempre que no sea necesario ponérselo por el frío, el marsellés, que es una prenda de abrigo cuyo origen se sitúa en una prenda que utilizaban los marineros franceses en la guerra de la independencia y que se adoptó en el campo al tratarse de un abrigo corto que no molestaba en la concha de la montura. Otros detalles de buen gusto son un pañuelo blanco en el bolsillo derecho de la chaquetilla o guayabera y reloj de bolsillo con leontina en el chalequillo.
La mujer nunca acudía la feria a caballo. Lo hacia en coche de caballos y de mantilla para luego ir a los toros, hasta que acudió a la feria S.M. la Reina Doña Victoria Eugenia acompañada de la Duquesa de Santoña y ambas lo hicieron de amazona. A partir de ese momento la mujer se incorporó a la feria también como jineta.
La forma mas elegante de una señora a caballo en la feria es de amazona, una señorita lo podrá hacer de amazona o de corto, tanto con traje de caballista como campero, pero una niña jamás deberá ir de amazona. Esto es igual que ponerle a una niña un traje de mantillas con peineta el Jueves Santo.
El traje corto para una señorita es igual que para el hombre, debiendo llevar el pelo recogido en un moño o en una cola con un lazo, nunca flores en el pelo, ni pulseras ni anillos en las manos. Los pendientes serán discretos, nunca colgantes.
El traje de amazona se compone de sombrero de ala ancha, guayabera o chaquetilla corta, siempre chalequillo, pañuelo o faja, tirantes, camisa blanca en la que se le permite encajes y tiras bordadas, falda de amazona, preferiblemente polainas abierta a media pierna con zapato, aunque también se permite el boto campero y espuela con correilla blanca. El color del traje ha de ser discreto.
Si en vez de chaquetilla o guayabera utiliza chupa, esta podrá ser de terciopelo rojo o verde, oscuros, ir bordada en su parte delantera de forma discreta y utilizará en vez de sombrero de ala ancha un catite o calañés, con o sin pañuelo debajo. De cualquier modo, esta última forma de vestir la mujer de amazona es mas propia de la serranía de Ronda que del valle del Guadalquivir.
La amazona siempre llevará una vara que será de olivo, pruno o similar, delgada y flexible, nunca de cuero inglesa y siempre caída de forma natural a la derecha del caballo, sirviendo de ayuda y no bajo el brazo como se ve con demasiada frecuencia.
Al igual que en el caso del hombre, no deberá mezclar nunca avíos de traje corto con los de amazona, llevando por ejemplo catite con pañuelo, chupa, calzona y zahones.
Como conclusión tanto en el hombre como en la mujer a caballo ha de imperar el buen gusto y la discreción siendo consciente que acude a una fiesta de ciudad no a una Romería en el campo y que va a formar parte de un espectáculo visual sin igual en el mundo.
Saludos.