Hola, Pablo. Siento mucho lo de tu yegua y su potrillo. Entiendo tu gran decepción, ya que hace casi dos años me vi en la misma situación que tú. Lo recuerdo prefectamente. Sabía que a la yegua le quedaba poco para parir, unas semanas. Un día llegué de clase y fui a darla de comer. La vi parada, con algo tumbado a sus pies..."uno de los perros?, no... el potro!!!" Dios, mío, había nacido!!!!! una
potrita. Me acerqué, no me atrevía ni a tocarla, que sensación... el corazón se me salía del pecho...todavía puedo sentir la emoción que me invadió... (se me ponen los pelos como escarpias).
Estaba tumbada, con la cabecita levantada, ya la había limpiado, preciosa. Me puse a llamar a todo el mundo, al veterinario, a mi madre, casi llamo a los bomberos!! jejeje
Mientras esperaba a que llegasen noté que la potrina estaba un poco fría y no se ponía en pie, algo no iba bien. Al llegar mi madre intentamos ponerla de pie para que pudiera mamar, pero no se sotenía sola, así que nosotras la sosteníamos y la ayudamos a que se acercara a las mamas, pero no se enganchaba, no quería comer. El veterinario dijo que aparentemente parecía sana. Había que hacer que comiera tenía que tomar los calostros. La yegua, pacientemente se dejó ordeñar, con una jeringa le dimos a la pequeña la leche de su madre,comía, pero nada, era como si no la pudiera asimilar, cada vez más fría, más débil. El veterinario recurrió al suero glucosado vía peritoneo. Nada,se le iba la vida y no sabíamos qué hacer. Algo dentro de su cuerpecito no iba bien, y no sabíamos qué era, no sabíamos qué hacer. Impotencia total. Ya bien entrada la noche murió. Fue conmovedor ver a la yegüita dar pequeños mordiscos y golpecitos al cuerpo sin vida de la potrilla, tratando de espabilarla, no entendía qué pasaba, en uestión de un día había salido de ella una vida (era primípara), y lo había perdido.
Nos dio muchísima rabia, fue muy triste. Pero bueno, los caballos conciben la muerte de una forma totalmente distinta que nosotros, saben que la vida sigue, no hay drama, no hay rabia. Tuvo unos días malos, pero enseguida siguió su vida normal, está tan ricamente.
Imagino el parto tan duro que habrá pasado tu yegua, lo siento muchísimo, espero que se recupere pronto. Pero en cuanto la perdida del potro, hasta donde yo sé, lo superará, tranquilo. Lo malo es cómo te lo tomes tú, nosotros somos más comlejos a la hora de sentir la muerte, las decepciones... Comprendo tu rabia y tu cabreo, a mi me pasó. Pero no es culpa de nadie, la vida a veces juega esas malas pasadas..., pero ahi está tu yegua, sana, y bien, no? y seguro que encantada de intentar tener otro potro.
MUCHO ÁNIMO, PABLO!!
Inés