Opino que sí. Lo he observado varias veces. Es esta ocasión fueron unos guantes. Cierto día me dolían las manos y me puse unos guantes finos de cuero de esos de conducir. Arreglé a mi caballo y me fui a preparar la yegua que convive con él y que también cuido, para una niña que ya la había montado días anteriores como si nada. La yegua es muy "afectuosa" conmigo. Se acerca y contacta muy suavemente. Ese día se tensó como un arco al acercarme. La toqué y tembló. Luego escapó. Así un buen rato y yo mosca. Al final pensé que tal vez el tacto diferente, el olor distinto de mis "nuevas manos" para ella, incluso la visión distinta de ellas y de mí por parte del animal. Rápidamente me quité los guantes y la llamé. Vino como una cordera, me olió y tocó las manos. Se destensó, se relajó y se dejó ensillar perfectamente. Cuando le pasé mi palma sobre su cuello y lomo lo acusó con agrado. Volví para ella, opino, y se sintió segura y bien. Regresó la rutina. Tenéis experiencias parecidas?