Hola. Lo difícil no es ponérselo. Lo complicado empieza una vez puesto.
Lo que quiero decir es que puede que el rechazo al hierro sea la consecuencia de la forma de utilizarlo o la manifestación de que algo le incomoda.
Por mucho que nos esforcemos en ponérselo bien y con tranquilidad, si no cortamos el problema de raíz y eliminamos la causa, el problema reaparecerá.
Hay caballos que sufren en silencio, es muy triste ver como los jinetes se jactan de que el caballo no se queja. Pero el tinglado está tapado y los problemas al final siempre flotan a la superficie.
Si algo se aprende tratando con caballos es a tener respeto a la verdad. Al contrario que en las relaciones humanas, no se puede engañar, falsear, ni trampear.
En ciertos aspectos de la vida nos dedicamos a tapar la mierda con más mierda.
A los caballos hay que acercarse con las manos sucias, el corazón limpio y la mirada cristalina. Al caballo te presentas con todo lo que tienes, con la verdad, no se le puede impresionar con tonterías, no sabe cuanto dinero tienes en los bolsillos, ni le importa, pero ya cala nuestra esencia a veinte metros de distancia.
Porque son unos santos, si no la mayoría de nosotros no podría ni acercarse a ellos.
Bueno, este rollo no viene a cuento, pero me apetecía, Jajaja.