Cuando la Navidad se convierte unicamente en una ocasión para hacer regalos a diestro y siniestro,siempre con la exigencia de que se nos devuelvan en mayor número y calidad,cuando la Navidad se convierte en enviar a troche y moche felicitaciones,llamadas de teléfono,mensajitos de móvil,siempre con la exigencia de que se nos devuelvan al momento,cuando la Navidad se convierte en una orgía de consumo,aderezada de un falso humanitarismo y de una sarta de buenos propósitos que nunca llegarán a realizarse,no es de extrañar que muchas personas se sientan vacías por dentro en estas fechas,prostituidas en extremo por la superficialidad y la estandarización de la sociedad.
Cuando la Navidad conserva o recupera su sentido original de celebración del milagro de la reencarnación del Hijo de Dios,cuando la Navidad mantiene intactos la esencia y los valores cristianos que nos fueron transmitidos durante mas de dos mil años,la fiesta del Nacimiento de Cristo recarga nuestros corazones,inundándolos de valores renovados y profundos,que nos permiten otorgar a las cosas su valor justo y real: el regalito visto como demostración de Amor que nada espera a cambio,la felicitación que no espera su devolución con usura,la cena de nochebuena que busca algo mas allá de una demostración de poder económico y social.
Quienes desde unos valores y unas creencias cristianas vivimos la Navidad desde una perspectiva religiosa antes que mundana,quienes desde unos valores y unas creencias cristianas vemos la cena de nochebuena antes como reunión familiar en presencia de Cristo redivivo que como ocasión para presumir ante los cuñados de lo importantes que somos en la sociedad o el dinero que tenemos,quienes damos mas importancia a asistir a la misa del gallo antes que lanzarse a las discotecas,pues para nosotros la Navidad es fuente de satisfacción y de alegria renovada año tras año.
Para quien no cree o no quiere creer en nada,la Navidad se convierte en un puro aspaviento,en una farsa vacía y hueca que se pretende llenar con un consumismo desenfrenado,que no busca sino la satisfacción de los instintos mas primarios.
Como dice hoy Juan Manuel de Prada en ABC :"Despojada de esa significación honda y primordial, la Navidad se convierte en una trágica búsqueda de lenitivos y analgésicos, un vagabundaje desesperado en pos de una quimera. El hombre contemporáneo que celebra una «Navidad laica» es, en cierto modo, como ese gallo descabezado que corretea poseído por la desazón mientras se desangra; aunque no lo sepa, es tan sólo un muerto que camina, pues ha extraviado la fuente de la que mana su felicidad."
Felices fiestas,amigos,y feliz Navidad a quienes sepan hacerla feliz.