"Recuerdos del Foro viejo".
Entre el bueno de Gabino,
entre Darro, y Stratego
(al que Dios guarde mil años
por sabio... y por picotero),
nos han traído al presente
recuerdos del Foro viejo:
Poetas componedores
de zaragatas y versos,
que allí pasaban el rato
ilustrándose... y riñendo
(que siempre fue de españoles
preferido pasatiempo).
Muchos de aquellos no escriben,
otros ya, sin más, se fueron...
que a todos, tarde o temprano
se nos lleva al fin el Tiempo.
Algunos, de los de entonces
siguen... ¡y son de los buenos!.
Darro, que en su tristeza,
alegraba con su ingenio
a quien leyendo sus rimas
pudo (o quiso) entenderlo.
Nakuru, que ya solía
de la gresca hallarse en medio,
y viendo venir los palos,
no supo apartarse a tiempo.
La hermosa y valiente Irsus,
buscaba ya raros pelos,
mezclando en sus lindas potras,
dorados y cenicientos,
descubriendo nuevos mundos
de matices y destellos.
En Córdoba, Marywell,
ya encaraba, en silla o pelo,
inverosímiles saltos
sin temer morder el suelo...
que la amazona valiente
no sabe qué cosa es "miedo".
Elena, midiendo palabras,
contaba en aquellos tiempos
de su potra tan querida,
incertidumbres y aciertos;
dejando, de cómo educar
al caballo, un buen ejemplo.
Tantos y tantas otras
de foriles viejos tiempos,
que los recién llegados,
"de leídas" conocemos,
y que un buen día tomaron
las vueltas de Villadiego.
En fin... también hubo alguno
del género marrullero,
hubo algunos picajosos,
muchos hubo pendencieros...
estos no los nombraré,
y en la penumbra los dejo;
que de los malos los nombres...
si los leí, ni me acuerdo.
Entre el bueno de Gabino,
entre Darro, y Stratego
(al que Dios guarde mil años
por sabio... y por picotero),
nos han traído al presente
recuerdos del Foro viejo:
Poetas componedores
de zaragatas y versos,
que allí pasaban el rato
ilustrándose... y riñendo
(que siempre fue de españoles
preferido pasatiempo).
Muchos de aquellos no escriben,
otros ya, sin más, se fueron...
que a todos, tarde o temprano
se nos lleva al fin el Tiempo.
Algunos, de los de entonces
siguen... ¡y son de los buenos!.
Darro, que en su tristeza,
alegraba con su ingenio
a quien leyendo sus rimas
pudo (o quiso) entenderlo.
Nakuru, que ya solía
de la gresca hallarse en medio,
y viendo venir los palos,
no supo apartarse a tiempo.
La hermosa y valiente Irsus,
buscaba ya raros pelos,
mezclando en sus lindas potras,
dorados y cenicientos,
descubriendo nuevos mundos
de matices y destellos.
En Córdoba, Marywell,
ya encaraba, en silla o pelo,
inverosímiles saltos
sin temer morder el suelo...
que la amazona valiente
no sabe qué cosa es "miedo".
Elena, midiendo palabras,
contaba en aquellos tiempos
de su potra tan querida,
incertidumbres y aciertos;
dejando, de cómo educar
al caballo, un buen ejemplo.
Tantos y tantas otras
de foriles viejos tiempos,
que los recién llegados,
"de leídas" conocemos,
y que un buen día tomaron
las vueltas de Villadiego.
En fin... también hubo alguno
del género marrullero,
hubo algunos picajosos,
muchos hubo pendencieros...
estos no los nombraré,
y en la penumbra los dejo;
que de los malos los nombres...
si los leí, ni me acuerdo.