Holaaa!!!!, soy nueva en este foro y estoy encantada con vuestros temas, son súper interesantes, deciros sobre mi que soy una gran aficionada del mundo del caballo y que será un placer formar parte de vuestro foro. Saludos a mi amiga Mariwell que me a echado una manita en el tema, para ella y para todos ustedes os voy a regalar un relato que escribí esta primavera dedicado a mi yegua Albaida. Espero que os guste.
ALBAIDA
Hubo una vez alguien que me dijo que en mi persona existía el cruce entre una ardilla y un caballo Anglo-Árabe, pensé entonces ¿me espera por ello un extraño destino?,de las ardillas lo que se es que son muy listas ... y de los Anglo-Árabes que son imprevisibles, nerviosos, bellos, incansables muy nerviosos y ala vez nobles. Las muchas sensaciones acontecidas a lomos de mi yegua Albaida, son mas que hechos para verificar todo lo anterior. Encontrarme a campo abierto con ella, solas ella y yo, al principio siento su cuerpo latir y vibrar como si quisiera emprender un vuelo hacia el infinito, la siento como mi mas odiada enemiga, como si entre ella y yo se celebrara un duelo.
Pero a medida que pasa el tiempo, los minutos, los segundos, su galopar y después su trote, su nariz ansiosa de aire, sus venas dibujadas como la mas bella acuarela sobre su cuello, entonces en ese instante de calma es cuando su alma y la mía se vuelven una sola, y se encuentran en ese espacio de tiempo que separa su mundo del mío.
Su calma se transmite a mi ser y su nobleza corre por mis venas, aflojo mi mano y la amparo con mis piernas, y ella empieza a andar firme bajo mi mando, el eco sonido de sus cascos es un regalo que solo me hace a mi, ahora empieza a mover el mosquero y una ráfaga de quietud invade mi ser, me siento reina del universo, de ese universo que formamos mi yegua y yo, y al que e viajado miles de veces para olvidar días tristes, desengaños, traiciones, y del que siempre e vuelto con la mas bonita de las sonrisas dibujada en mi rostro.
Cuando mas pensativa boy, disfrutando del momento y absorta en mis pensamientos, de pronto sus pasos se paran en seco, vuelve su cabeza hacia mi, y su mirada se pierde en la mía, para decirme cosas que nunca podría describir en estas líneas.
Jamás e montado a un corcel tan complicado y efímero como Albaida y jamás otro animal me a dado tantas satisfacciones, trofeos y alegrías.
Maria José Pascual.
ALBAIDA
Hubo una vez alguien que me dijo que en mi persona existía el cruce entre una ardilla y un caballo Anglo-Árabe, pensé entonces ¿me espera por ello un extraño destino?,de las ardillas lo que se es que son muy listas ... y de los Anglo-Árabes que son imprevisibles, nerviosos, bellos, incansables muy nerviosos y ala vez nobles. Las muchas sensaciones acontecidas a lomos de mi yegua Albaida, son mas que hechos para verificar todo lo anterior. Encontrarme a campo abierto con ella, solas ella y yo, al principio siento su cuerpo latir y vibrar como si quisiera emprender un vuelo hacia el infinito, la siento como mi mas odiada enemiga, como si entre ella y yo se celebrara un duelo.
Pero a medida que pasa el tiempo, los minutos, los segundos, su galopar y después su trote, su nariz ansiosa de aire, sus venas dibujadas como la mas bella acuarela sobre su cuello, entonces en ese instante de calma es cuando su alma y la mía se vuelven una sola, y se encuentran en ese espacio de tiempo que separa su mundo del mío.
Su calma se transmite a mi ser y su nobleza corre por mis venas, aflojo mi mano y la amparo con mis piernas, y ella empieza a andar firme bajo mi mando, el eco sonido de sus cascos es un regalo que solo me hace a mi, ahora empieza a mover el mosquero y una ráfaga de quietud invade mi ser, me siento reina del universo, de ese universo que formamos mi yegua y yo, y al que e viajado miles de veces para olvidar días tristes, desengaños, traiciones, y del que siempre e vuelto con la mas bonita de las sonrisas dibujada en mi rostro.
Cuando mas pensativa boy, disfrutando del momento y absorta en mis pensamientos, de pronto sus pasos se paran en seco, vuelve su cabeza hacia mi, y su mirada se pierde en la mía, para decirme cosas que nunca podría describir en estas líneas.
Jamás e montado a un corcel tan complicado y efímero como Albaida y jamás otro animal me a dado tantas satisfacciones, trofeos y alegrías.
Maria José Pascual.