"Sueño que les cuesta la vida"

María R. Scaldaferri

Miembro veterano
14 Octubre 2005
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Sueño que les cuesta la vida
Por Antolín Maldonado Ríos

Para llevar el pan de cada día a sus casas, ellos tienen que dejar de comer. Para quesus hijos crezcan sanos, saludables y bien nutridos, tienen que pasar hambre y sufrenenfermedades del hígado, del riñón u otros males asociados a su esfuerzo por rebajar.Cuando no pasan hambre, caen en el otro extremo, la bulimia, un desorden alimentarioque se caracteriza por el atracón de comida seguido por el esfuerzo de perder calorías, yasea con el vómito inducido, el uso de laxantes y diuréticos, el ejercicio excesivo o elayuno prolongado.Esta práctica desemboca en la pérdida de potasio y sodio, que a su vez causa altapresión y una arritmia cardiaca que puede terminar en muerte.Como pudo haberle pasado al puertorriqueño Emanuel José Sánchez, quien fallecióel 23 de julio luego de desmayarse el día antes en las duchas del hipódromo ColonialDowns en Virginia, donde intentó bajar a 105 libras, a pesar de que medía 5’5” y segúnsu madre su peso natural era de 120.Algo lejos de lo normal, pues según datos suministrados por la nutricionista, Dra.Celia Mir, un individuo de su estatura a lo más que podría bajar es a un peso entre 129 y133 libras, pero con la dieta y el suministro de calorías correctos.Esa es la realidad que se vive cada día en el hipismo, incluyendo el de Puerto Rico,mientras los fanáticos vitorean a su caballo favorito y apuestan lo que sea para que ganeel suyo y llevarse una jugosa bolsa, como el ‘poolpote’ que andaba en casi $10 millonesal cierre de esta edición.Es que con las exigencias que se hacen para que estos profesionales mantengan supeso y puedan montar caballos de carreras de entre 800 y 1,000 libras, muchos hanrecurrido a prácticas tan cuestionables como vomitar lo que consumen, meterse en un sauna por más tiempo del recomendado, abrigarse con hasta cinco piezas de ropa yencerrarse en un auto bajo el sol para sudar copiosamente, o tomar pastillas paraadelgazar, y diuréticos, que causan efectos secundarios catastróficos para la salud.Lo peor es cuando una misma persona combina todas esas variantes.Claro, quien piensa solo en el yo, dirá que para algo los jinetes ganan buen dinero.Cierto. Pero ésa es la realidad de apenas un 15% de la matrícula de los jinetes en la Isla,que según datos del presidente de la Asociación de Jinetes de Puerto Rico, Alberto Ojeda,es de apenas 58.Es decir, que de ese total de jockeys que montan en el hipódromo El Comandante,apenas unos nueve devengan buen dinero, entre $170,000 y $200,000 anuales. Pero esono los hace exentos del sufrimiento.“Ellos son ‘millonarios’, pero son pobres en alimentación. Tienen abundancia eningresos, pero en alimentación son muy pobres”, señaló Ojeda, reconociendo que acambio de un dinero, muchos luego tienen que vivir la triste realidad de una enfermedadque puede ser fatal, a edades prematuras.“Son unas prácticas peligrosísimas a la salud, por el beneficio de correr más liviano.Estás poniendo en peligro tu vida porque al estar deshidratado, con laxantes, en el sauna,comiendo y vomitando, y limitando la ingesta de agua, pues estás también botando elpotasio y el sodio. Y si bajas el potasio o el sodio, además de que baja la presión, vaasociado a la arritmia en el corazón. Una arritmia que te puede matar”, dijo el Dr. DwightSantiago, director de la Clínica de Medicina Deportiva en Santurce y quien ha trabajadopersonalmente con casos de jinetes según dijo a El Nuevo Día.

¿Qué pasa con los que no ganan tan bien en esta profesión? Por un promedio de $1,000 al mes, según Ojeda, se quitan días de vida privándose de comer o ingiriendopastillas que terminan por dañar sus órganos.De hecho, la vida de los purasangres que cabalgan parece ser más afortunada, ya quesus dueños se gastan fortunas en su alimentación, en veterinarios para cuidar su salud, yen las demás comodidades que necesitan para mantenerse en forma y rendir en la pista.Tan es así, que cuando están indispuestos o se lastiman, simplemente no los ponen acorrer para no arriesgarlos.Pero si un jinete no monta, no cobra. Así que hacen lo que sea para estar en peso. Yasí se ganan unos cuantos pesos, que en el caso de una carrera que no se gane, es deapenas unos $20.Tan fomentada está la cuestionable práctica de vomitar, que todos los hipódromos enEstados Unidos cuentan con baños exclusivos, debidamente rotulados, para que losjinetes devuelvan con ‘gusto’ su plato favorito, por las tuberías sanitarias.El Comandante también tiene el suyo. Como también lo tiene el hipódromo deColonial Downs en New Kent, Virginia, donde Sánchez cumplió su sueño de ser jinete,pero murió.“¿Qué ocurrió con este muchacho? Hay estudios que demuestran que los jinetes sonde los mejores preparados porque no tienen grasa en el cuerpo, y para agarrar a esoscaballos, tienen que tener una fuerza tremenda en las piernas, glúteos, manos, y además,una capacidad aeróbica. Pero si el organismo está por el piso, porque usa laxantes y estáen el sauna, y está en pleno verano, pues sale exhausto de una carrera. Para luegodeshidratarse más”, señaló Santiago, teorizando sobre lo que pudo haber pasado con Sánchez, al menos por lo que comentó su hermano José cuando viajó a Virginia díasdespués del deceso del jinete.Al sol de hoy, su madre, Rosa Santiago no ha recibido el informe de la autopsia,según dijo a este diario.“Mi hermano estaba en 107 libras y estaba bien flaco. Tengo la foto y se veía bienfeo (mal). El quería llegar a 105. Se metió al sauna y Olmo (Christian, un compañerojinete) se lo dijo; ‘salte de ahí, ya llevas media hora’ ”. Según narró José, Olmo le contóque tuvo que irse a cumplir sus compromisos, pero supo que Emanuel estuvo dos horasmás en el sauna tratando de hacer el peso.“El bebió también unas pastillas para ir al baño y seguir bajando de peso. Después deeso montó dos caballos y cuando se bajó, le dijo a los muchachos que se iba a bañar y queiban a ver cómo regresaba a montar otro caballo”, agregó José, quien al igual que lamadre de ambos, se pregunta por qué en los hipódromos no hay controles con los jinetes.“Aunque hayan reglas hay gente que no las respeta, pero con supervisión se podríanevitar cosas como éstas. Pero tiene que morir alguien para que hagan algo”, dijo la madredías después de la muerte del jinete aprendiz, quien estaba cumpliendo con su sueñodespués de tres años en Estados Unidos como galopador.El Dr. Santiago no mencionó nombres, pero conoce bien la experiencia de estosatletas.“Si el organismo está por el piso, sales exhausto de una carrera para deshidratartemás. Entonces, viene la desesperación, comen y comen, y después se meten el dedo paravomitar. He trabajado personalmente con la elite puertorriqueña del hipismo”.

Santiago dice que hay mecanismos que pueden ayudar a controlar el peso de unjinete, como una dieta específica y un régimen de ejercicios, incluyendo un tiempoprolongado de trabajo aeróbico.“La verdad es que las presiones en un deporte de tanto dinero y tantas otrasinfluencias internas de hacer dinero... tú por ganar haces lo que sea, y pagas lasconsecuencias”.“Este muchacho (Sánchez), probablemente se deshidrató tan severamente, que secombinó con un síncope por bajar la presión y quizás una arritmia cardiaca, aunque nopadeciera del corazón”.Y es que no hace falta análisis. Si no hay líquido en el cuerpo y encima de eso estáejercitándose, se va a sobrecalentar.“Si no tienes el cuerpo bien hidratado, la temperatura tiende a subir y la consistenciade la sangre va a variar. Los efectos del ‘heat stroke’ uno los relaciona con altatemperatura y alta humedad, y la deshidratación. Eso produce un ataque cardiaco, y sicombinas todos esos factores y tomas un estimulante...”, señaló por su lado el Dr.Enrique Amy, presidente de la Comisión de Dopaje del Comité Olímpico de Puerto Rico,dejando ver el agravante cuando se utiliza un químico de éstos.“No recomendamos el sauna para nada. Hace más de 20 años que no lorecomendamos a ningún atleta. Si te metes dos horas vas a salir sin líquido. Es posibleque haya habido una combinación de factores (en la muerte de Sánchez). Es difícil decirsi fue un infarto o un ‘heat stroke’. Pero sin duda había deshidratación”, agregó Amy.

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En cuanto a mi país, hace poco lanzaron una nota periodística dando a conocer que el 80% de los jockeys son anoréxicos (pero hay que ver si realizaron bien los estudios...).

Expongo el tema para dar a conocer algo de lo que quizás no estaban enterados y que de igual modo es interesante.

Otra cosa interesante: famosa jocketa norteamericana, ganadora de premios importantes, estuvo tan enfocada en bajar de peso realizando ejercicio físico que terminó sobrepasando el límite permitido del mismo debido a la musculatura que desarrolló. Terminó comiendo aún menos y quedándose sin realizar ninguna actividad física por un tiempo. Si mal no reacuerdo, al final logró sus objetivos pero tuvo que empezar de nuevo: estaba muy venida a menos y se fatigaba rápidamente.

Saludos.
 
:( :? :(

... una y otra vez nos enfrentamos de una manera u otra al precio del deporte de élite.

Vomitar no es sano, doparse no es sano, pero no importa cuando se trata de ser el mejor. Porque que si uno no vomita o no se dopa, lo hará otro... que será el ganador.
Un amigo belga fue ciclista de élite, terminó 6 veces el Tour de Francia y fue medalla en Méjico y dice que el Tour de Francia no se puede hacer sin ayuda química, que es absolutamente imposible... y nadie puede decir que es que hace veintitantos años el trazado era tantísimo más duro que ahora.

Los entrenamientos de los deportistas tampoco son "sanos". Todavía me retumba en el oído el "si no duele, no vale" con los estiramientos, no creo que ahora sea distinto. Y si justo en el entrenamiento se abrió la muñeca, pero no fue tanto, se pincha un celestone que para algo está.

Los deportistas de dos patas se machacan y a los de cuatro los machacamos. Para los caballos tampoco son sanas las muchas infiltraciones, el pienso "superextracompetition", ni la hiperflexión... pero como las infiltraciones funcionan, las úlceras en el estómago serán graves en un par de años y la hiperflexión gana todo, pues ahí estamo y seguimos.

Es lo que hay. No hay más.
 
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