LOS ESTRIBOS:
De todos los artefactos para la equitación el estribo fue lo que más se tardó en utilizar. Para subir al caballo los romanos se valían de las piedras militares colocadas a los costados de las entradas. Aunque se las conocía en Asia desde hacía mucho, todavía el siglo XII habían guerreros en Occidente que tenían una muesca o bien una estanquilla soldada al pie de la lanza donde apoyar el pie para saltar al caballo, lo que se hacía del lado derecho del animal.
La costumbre de montar al caballo por la derecha, radica en que los guerreros usaban la espada por el lado izquierdo y esto le impedía montarse por ese lado.
Algunos pretendieron ver los estribos más antiguos en los usados por Mauricio, emperador romano de Oriente, del siglo VI, otros en los encontrados en la tumba de la feroz reina Brunequiloa muerta alrededor de esa misma época atada a la cola de un caballo.
Desde el primitivo anillo hecho con la misma correa que colgaba de la silla se pasó a los ricos cordones, luego al simple anillo de hierro, hasta que nuevos problemas y los caprichos de los artesanos lograron verdaderas creaciones.
De todos los artefactos para la equitación el estribo fue lo que más se tardó en utilizar. Para subir al caballo los romanos se valían de las piedras militares colocadas a los costados de las entradas. Aunque se las conocía en Asia desde hacía mucho, todavía el siglo XII habían guerreros en Occidente que tenían una muesca o bien una estanquilla soldada al pie de la lanza donde apoyar el pie para saltar al caballo, lo que se hacía del lado derecho del animal.
La costumbre de montar al caballo por la derecha, radica en que los guerreros usaban la espada por el lado izquierdo y esto le impedía montarse por ese lado.
Algunos pretendieron ver los estribos más antiguos en los usados por Mauricio, emperador romano de Oriente, del siglo VI, otros en los encontrados en la tumba de la feroz reina Brunequiloa muerta alrededor de esa misma época atada a la cola de un caballo.
Desde el primitivo anillo hecho con la misma correa que colgaba de la silla se pasó a los ricos cordones, luego al simple anillo de hierro, hasta que nuevos problemas y los caprichos de los artesanos lograron verdaderas creaciones.