Hola Gerard, bienvenido.
Creo que poder coger a tu potro es un punto muy importante en su educación. No hace mucho unos conocidos soltaron a sus caballos en un prado de extensión considerable. Tenían pensado soltarlos por un día para luego a la noche devolverlos a la cuadra. A la hora de cogerlos, con uno de ellos no hubo mayor problema, pero el otro les dijo que a la cuadra volvía Rita, y no hubo manera de pillarlo; así dos días, y ellos, claro, muy preocupados, ya que no estaba acostumbrado a la vida a la intemperie y estaba haciendo un tiempo de demonios con frío y lluvia. Al final tuvieron que llamar al veterinario para dispararle un dardo tranquilizante con una cervatana, fue al final la única manera.
Supongo que no tendrás que llegar a este extremo.
Pienso exactamente lo mismo que Tato, que un caballo que ha pasado de vivir en cuadra a estar suelto, de pronto se encuentra con una cantidad de estímulos que antes no recibía, y por eso quizá esté un poco más excitado. Te has fijado si esos días que se deja coger peor hace viento?, eso es algo que también los pone nerviosos.
Yo al principio también tuve problemillas con esto, y hay días que todavía me torean un poco.
Creo que la golosina puede ir bien, pero con cuidado. Puedes acercarte a él, o como dice Cannabis, esperar a que se te acerque, en ese momento le puedes dar una golosina, pero no trates de atraerlo con esa golosina, sácalo sólo cuando esté a tu lado, si no, puede ocurrir que cuando no tengas chuchería no quiera acercarse. También procuraría llevar siempre a la vista la cabezada de cuadra cuando quieras acercarte, aunque no le vayas a coger; hay caballos que en cuanto te ven acercarte con la cabezada o una cuerda, salen espantados, ya que lo relacionan con trabajo. Así que eso, gana su confianza, acércate, háblale, acaríciale, le coges con la cabezada, lo premias y luego lo sueltas. Luego alternar, unas veces cógelo para trabajar y otras para llevártelo a dar un paseito de la mano, que sepa que cuando vayas a por él, no siempre es para currar.
También, a mi parecer es muy importamte la forma de acercarte. Procura no hacer movimientos bruscos ni precipitarte. Tampoco ir hacia él frontalmente, es mejor entrarle un poco de costado, despacio (tampoco a cámara lenta), con movimientos fluídos y seguros y atendiendo mucho a sus reacciones.
Bueno, esto es lo que a mi mejor me funciona. No sé si se me habrá entendido algo... me explico como un libro cerrado.
Respecto a lo de la hierba, quizá Nordes, que creo que tiene algo de experiencia, sepa decírte...
Joeeeee, menudo rollo que acabo de soltar... Se nota que estoy encerrada estudiando y con ganas de hablar???
Inés