Guste oírlo o no (esa es otra cuestión) los resultados obtenidos con los métodos "de siempre" son pobres, lentos, e inseguros (basta con darse una vuelta por los lugares donde se monta, y mirar un rato lo que pasa en las pistas y en los campos de alrededor).
Si se mantienen no es porque funcionen... sino porque se aplican por costumbre, sin emplear el sentido común en someterlos a examen, y sin pensar razonadamente qué es lo que falta y qué lo que sobra.
Y sí... la actitud "tradicional" ante el caballo a la hora de tratar con él, por escandaloso que suena, es muy semejante a la que se tiene también con las mujeres (hasta en ambientes donde se podría esperar lo contrario). Se entiende que la relación con ellos (y con ellas) es una elección entre "dominar" o "que te dominen". En vez de
compartir, se busca
imponer.
Es un absurdo, una manera de no disfrutar de la vida, ni dejar que quien nos acompaña disfrute de ella... pero seguimos haciéndolo o aguantándolo, y seguimos negándonos a nosotros mismos la posibilidad de vivir mejor.
Y lo digo sin haberlo sufrido, porque he tenido la suerte de que nadie me ha impuesto nada... por eso lo aprecio. Y por eso me desespera ver cada día como esa barbarie absurda sigue vigente, cómo pasan los años (y los siglos) y lo que hacemos, en vez de limpiar el fondo, es darle una mano de pintura a la superficie, para que tenga color de modernidad. En vez de avanzar, pintamos de colorines el atraso.
La mayoría de estas "tradiciones" no se sostienen ante el sentido común: si pensáramos sobre ellas, usando lo que la Naturaleza nos ha puesto (en mayor o menor cantidad) dentro de la cabeza, nos daríamos cuenta de que no hay motivos para mantenerlas, y de que ganaríamos mucho borrando de una vez lo que hay escrito, y escribiendo de nuevo cosas más razonables.
No tenemos ni una sola razón para no cambiar las cosas... pero a cambio, tenemos millones de excusas para no atrevernos a cambiarlas. El miedo y la inercia son las fuerzas que hacen al Mundo ser como es... en vez de como debería ser.
Disculpad el tostón... cuando oigo hablar de estos asuntos, no puedo callarme.
