¿Por qué empezaste en el mundo del caballo? ¿Qué inició el gusanillo?
Mis padres tenían una caravana el el Camping Hipódromo en Valencia, donde pasábamos veranos, vacaciones y fines de semana...y adivina donde pasaba yo todo el día? En las cuadras, a ver si alguien me dejaba ducharlos, montarlos, te estoy hablando de tener 5/9 años. Mi madre me reñia, tenían cierta aversión, porque mi abuela tuvo un aborto por una patada de caballo. Mi sueño siempre fue ser jockey, y tener mi propio rancho. Pero cuando tenía 10 años, cerraron el camping y para mí fue un drama. Se acabaron los caballos para mi, menos en mis dibujos y mis sueños. Un periquito sustituyó a los caballos para superar los lloros que esto me provoco.
• ¿Cómo comenzaste a entrar en ese mundo?
Cuando estaba en la universidad, y me lo pude pagar, empecé a dar clases dos veces por semana durante dos años. Luego me mudé a Andorra a trabajar de profesora de esqui, y deje de lado el mundo del caballo durante más de 20 años. Se me partía el alma al ver a los caballos encerrados en un box, o explotados en algún sitio donde alguna vez iba a hacer excursiones. No me llenaba.
• ¿Tienes tú propio caballo? Sí es así. ¿En casa o en un establo comunal?
En 2019 compramos una casa que tenía 5000m2 de terreno rustico, donde un chico ponía sus caballos a pastar, y ahí dije. Porque no te compras tu propio caballo, es el sueño que te falta por cumplir. Hazlo ya.
Así que, con 44 años y después de 23 años sin montar, me compré a Baraka con 9 años en 2020 ( Una yegua de carreras retirada, una pura locomotora), a pesar de los sermoncitos de muchos,... y a los 6 meses compré a Flash ( con 5 añitos) para que no estuviera sola la yegua.
Los tengo en casa, los veo cada día, me dan faena, pero me encanta cuidarlos, mimarlos. Me devuelven mucho más de lo que les doy. Son un amor y me considero muy afortunada y agradecida de haberlos encontrado y orgullosa de darles la mejor vida que puedo ofrecerles y además, que no hayan acabado en el matadero, como ocurre con muchos de su raza.
Sobre todo doy paseos y rutas por la montaña, pero también viajo y voy a algunas competiciones con la yegua ( el macho no sirve para esto, le puede la presión pero es un amoroso). Ambos van descalzos, y hemos hecho transición sin embocadura, y es genial.