La lógica del el bien, el mal ¿quien decide que es lo correcto?
El hombre no podría vivir si no admitiese las ficciones lógicas, si no podemos medir la realidad, si falseamos nuestra propia realidad, renunciar a los falsos juicios seria como renunciar a la vida misma y negar nuestra propia existencia. Admitir que la no-verdad o verdades a medias es una premisa para la vida: esto significa, enfrentarse de un modo algo peligroso a la percepción de los valores habituales; y una filosofía de vida que osa hacer esto se sitúa, ya sólo con ello, más allá del bien y del mal.
Siempre habrá cándidos observadores de la vida que creerán existir por el mero hecho del, yo pienso, yo quiero, como si aquí en el foro por el mero echo de conocer la certeza inmediata, así como el falso conocimiento absoluto de su existencia estuvieran en el camino del bien.
El conocer por conocer. No. Cuando yo analizo el -yo pienso, yo quiero, yo se- obtengo ciertas aseveraciones cuyo fundamento resulta arduo difícil de sostener por no decir imposible.
Ese yo pienso admitiría que yo puedo comparar con otros estados de mi yo. ¿De donde sacamos el concepto de pensar? ¿Qué nos da derecho a hablar de un yo y un el?
Aquellos que se guían por la “intuición del conocimiento” osan responder a esta cuestión con el yo pienso, y se que esto es verdadero, real.
El ser humano, animal complejo, artificioso, inquietante para el resto de animales, no ya por su fuerza si no por su astucia e intelecto, ha inventado la buena conciencia y la mala, la moral falsificada para gozar de su propio yo y su falsa realidad. Solo para pintar la existencia.
Tengo yo colores verdes rojos y amarillos, pero nadie me adivina, y aun así en ciertos momentos amo yo a los seres humanos, animal agradable lleno de inventiva, a veces pienso en como hacerlo avanzar más aun para tornarse mas fuerte más profundo, más malvado…. Más humano