Igualmente descanse en paz.
Como los antiguos nobles españoles lanceaban toros en honor de sus reyes y de su dama, don Alvaro de Domecq moderno caballero español, los rejonea a caballo y a veces los torea y mata, pie a tierra en honor de la dama de sus pensamientos, que es también Reina excelsa, La Reina de todas las Virtudes, según San Agustín. Porque don Álvaro torea exclusivamente para la caridad. Caso ejemplar y único en la historia del Toreo. Este prócer del Arte al servicio del Bien, nació en Jerez de la Frontera el 1 de Julio de 1917. Nieto de los marqueses de Domecq y D´Usgaín, hijo de don Juan Pedro de Domecq y Núñez de Villavicencio, caballero de Calatrava de la Orden Pontificia de San Gregorio y director gerente de la famosa casa "Pedro Domecq y Compañía". Alvarito tuvo infancia opulenta, pero en ella vivió siempre más cordialmente ligado, por un sentimiento compasivo, a los niños humildes, a los pobres, a los que no tenían sus preciosos juguetes, ni sus comodidades, ni sus lujos.
Estudió, como interno, en los Colegios de Padres Jesuitas de Chamartín de la Rosa (Madrid), Burdeos (Francia) y Extremoz (Portugal), donde cursó el Bachillerato, y continuó en España sus estudios hasta alcanzar el titulo de abogado. Pero en el 1930 adquirió su padre la famosa ganadería del duque de Veragua y llevó los toros a "Jandilla", su grandiosa dehesa jerezana.
Y el flamante letrado se sintió entonces más atraído por la llamada de una vocación que siempre había llevado dentro de sí, la vocación torera, la afición toreo a la jineta. Con toros en sus campos, se ejercitó a diario y se encontró con tales aptitudes y obtuvo tales éxitos en fiestas y encerronas en su casa y en públicos festivales benéficos, que no pudo reprimir sus impulsos de lanzarse a los ruedos como rejoneador profesional. Pero rico, hidalgo descendiente de blasonada estirpe, le repugnaba vender su arte y exponer su vida por un puñado de pesetas; manchar su vocación poniéndola precio. El recuerdo de los niños pobres salvó aquel alto escrúpulo inspirando a su corazón generoso la idea de torear cobrando- cobrando mucho y dedicó íntegro aquel dinero a levantar un gran edificio que pudiera ser escuela y albergue con calor de hogar y luz de enseñanza para los pequeñuelos sin recursos que nacieron donde él. Y así lo hizo. Desde 1943 don Álvaro Domecq recoge aplausos por todos los ruedos de España y Portugal, y el dinero que esos aplausos le proporciona, muchos miles de duros lo cede íntegramente a su gran obra, ya en funciones, al Colegio de Jerez. Cerca de 120 corridas lleva toreadas. Ni una sola peseta quedó en su bolsillo. Como único premio, la cruz de Beneficencia que el Gobierno Español le ha otorgado, la gratitud de unos niños y unos padres, y la admiración de toda España, que, aparte su obra caritativa, reconoce y aclama por doquier a don Álvaro de Domecq como su mejor torero a la jineta de la época contemporánea.
Es aquí en "Los Alburejos" donde se podría escribir, si las paredes hablaran, el más completo tratado sobre el arte y la ciencia campera, según el saber y el sentir andaluz.
Cátedra de sublime sabiduría, agrícola y ganadera, en ésta en la que toda solera tiene su sede y todo señorío su trono.
Formada en 1942 por don Salvador Suárez Ternero con reses de don Juan Guardiola Fantoni, de origen Parladé-Gamero Cívico. Superó la vacada las pruebas reglamentarias para su ingreso en el Grupo de Criadores de Toros de Lidia, siendo adquirida en 1954 por Don Álvaro Domecq, quien anunciaba sus reses con el nombre de "Valcargado", sustituido luego por el actual. Éste formó al poco tiempo nueva ganadería con reses de Carlos Núñez, de Francisco Chica y Tomás Prieto de la Cal, eliminando las de Suárez Ternero.
Antigüedad: 3 de Septiembre
Divisa: Azul y oro.
Señal: Orejisana.
En "Los Alburejos" ha sido donde don Álvaro ha creado su propio encaste de reses de lidia. Ha sido aquí también en donde su hijo Alvarito - Álvaro Domecq Romero forjó e ideó (con el magisterio de su padre, que como jinete es tan monstruo como Manolete) la Real Escuela Ecuestre del Arte Andaluz.
Hablando de toros el ganadero dice que los días influyen -creo yo- en el embestir de los toros. Hay veces que sin razón se te unen todos los buenos en una misma corrida. Otras veces, también sin explicación, al revés, se te juntan todos los malos.
Me repaso todas las vacas dos veces por año y observo atentamente las descendencias, para ver qué clase de semental tengo que aplicarle a cada una, esto sirve para corregir que no es lo mismo que acertar. Una ganadería no es una geometría.
Tengo veintisiete sementales que le exijo más del cincuenta por ciento. Creo que hay que tenerlos de tres clases.
A.- Los que dan bondad con mucho recorrido en la muleta.
B.- El que galopa y produce calidad.
C.- El que transmite bravura con temperamento en la muleta y temple.
Lo triste de un ganadero es darse cuenta que necesita un tipo de semental y no tenerlo. Tener veintisiete es caro, pero es necesario. La lidia y la tienta es lo que te enseña errores y aciertos en la elección.
Don Álvaro ensaya todo avance científico en su vacada, tanto es así que ya ha tentado satisfactoriamente productos gestados en embriones, con mejor resultados en las hembras que en los machos.
Aquí, en esta finca portentosa, siempre está vivo el recuerdo de aquel fabuloso mayoral que fue el gran jinete Casimiro.
Imposible de olvidarnos de Juan Cid, que fue insuperable conocedor. Ahora, cuando la fama rejoneadora la han alcanzado los nietos, el mayoral es descendiente de Casimiro e hijo de Juan. La tradición en "Los Alburejos" no muere, perdura que es lo importante.
Hasta cuarenta caballos y quince yeguas viven opíparamente en "Los Alburejos".
El ideal es producir caballos toreros para el rejoneo y otros con arte para la Real Escuela Andaluza.
Todo lo mejor en lo equino que hay aquí procede del célebre "Taco", así se llamó un famosísimo caballo que estaba en la yeguada militar y que crió el jerezano don Manuel Guerrero. A este paisano suyo lo estima Don Álvaro como un coloso que le encantaba hacer favores a los criadores de equinos. Don Manuel Guerrero tuvo caballos superiores.
Cuántas maravillas en esta finca única que por tener todo bello es precioso hasta su nombre.