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Ser un animal gregario significa que el caballo es un animal que normalmente prefiere vivir en grupo y que disfruta de la compañía de sus congéneres. El caballo necesita disfrutar del contacto con otros caballos para mantener una buena salud mental, lo que por supuesto también tendrá efecto sobre la salud física y fisiológica del animal. Las soluciones para ofrecerle al caballo la oportunidad de compartir y estar en contacto con otros caballos son muchas y afortunadamente, a menos que el caballo se encuentre en una zona donde no haya otros caballos cerca, son generalmente fáciles de conseguir.
Si nuestro caballo se encuentra estabulado en una cuadra que ofrezca alojamiento a otros caballos, debemos procurar que exista la posibilidad de que tenga contacto visual con ellos, teniendo siempre en cuenta que no debe permitírsele el contacto físico a ciertos animales para evitar problemas. Un semental no debería tener posibilidades de contacto directo con otros sementales ni con yeguas, para evitar agresiones o posibles lesiones. Esto no quiere decir, sin embargo, que los garañones deban estar confinados a una cuadra cerrada, pues el contacto visual con otros ejemplares (con capados, por ejemplo) sigue siendo igualmente importante para su salud mental.
Esta característica del caballo, de ser un animal que instintivamente prefiere vivir en grupo, ha sido sumamente importante en su historia y en el desarrollo de su relación con el ser humano. Es gracias a que el caballo es un animal gregario que fue posible su domesticación. Los caballos, como otros animales gregarios, instintivamente desarrollan un sistema de jerarquías. En todo grupo de caballos siempre habrá un animal dominante y otros sumisos. Esta es una de las características que permitieron que el hombre domesticara al caballo, pues resulta posible convertirse en el individuo dominante de manera que el caballo vea al jinete como “su líder”. Por supuesto, el caballo espera contar con un líder bueno, confiable y justo, si el humano no cumple con una o varias de esas características es probable que el caballo deje de considerarlo su líder e incluso que lo desafíe por el liderazgo. Es importante recordar siempre que el caballo tenderá a poner nuestro liderazgo a prueba, en algunas ocasiones negándose caprichosamente a hacer lo que se le pide. En estos casos no hay que permitirle al caballo hacer lo que le plazca, sino reafirmarle nuestra autoridad insistiendo en lo que deseamos que haga, con firmeza pero sin maltratos.
Agredir al caballo no es lo mismo que ser firme. Ser firme implica usar una voz de mando fuerte y clara, no gritarle al caballo. Ser firme implica insistir en el uso de direcciones para el animal sin titubear, no pegarle al caballo. Esto es muy importante porque hay una línea que nunca debemos cruzar, donde dejamos de ser líderes justos y nos convertiríamos en agresores. Si se cruza esta línea el caballo dejará de confiar en nosotros y empezará a considerarnos depredadores.
fuente: masdecaballos.
Si nuestro caballo se encuentra estabulado en una cuadra que ofrezca alojamiento a otros caballos, debemos procurar que exista la posibilidad de que tenga contacto visual con ellos, teniendo siempre en cuenta que no debe permitírsele el contacto físico a ciertos animales para evitar problemas. Un semental no debería tener posibilidades de contacto directo con otros sementales ni con yeguas, para evitar agresiones o posibles lesiones. Esto no quiere decir, sin embargo, que los garañones deban estar confinados a una cuadra cerrada, pues el contacto visual con otros ejemplares (con capados, por ejemplo) sigue siendo igualmente importante para su salud mental.
Esta característica del caballo, de ser un animal que instintivamente prefiere vivir en grupo, ha sido sumamente importante en su historia y en el desarrollo de su relación con el ser humano. Es gracias a que el caballo es un animal gregario que fue posible su domesticación. Los caballos, como otros animales gregarios, instintivamente desarrollan un sistema de jerarquías. En todo grupo de caballos siempre habrá un animal dominante y otros sumisos. Esta es una de las características que permitieron que el hombre domesticara al caballo, pues resulta posible convertirse en el individuo dominante de manera que el caballo vea al jinete como “su líder”. Por supuesto, el caballo espera contar con un líder bueno, confiable y justo, si el humano no cumple con una o varias de esas características es probable que el caballo deje de considerarlo su líder e incluso que lo desafíe por el liderazgo. Es importante recordar siempre que el caballo tenderá a poner nuestro liderazgo a prueba, en algunas ocasiones negándose caprichosamente a hacer lo que se le pide. En estos casos no hay que permitirle al caballo hacer lo que le plazca, sino reafirmarle nuestra autoridad insistiendo en lo que deseamos que haga, con firmeza pero sin maltratos.
Agredir al caballo no es lo mismo que ser firme. Ser firme implica usar una voz de mando fuerte y clara, no gritarle al caballo. Ser firme implica insistir en el uso de direcciones para el animal sin titubear, no pegarle al caballo. Esto es muy importante porque hay una línea que nunca debemos cruzar, donde dejamos de ser líderes justos y nos convertiríamos en agresores. Si se cruza esta línea el caballo dejará de confiar en nosotros y empezará a considerarnos depredadores.
fuente: masdecaballos.