Cae el sábado y al oscurecer una figura asida a un caldero se acerca al cerrado para ofrecer a su montura una mezcla de pienso e ilusión en la salida que se aproxima con el amanecer. Repasas sus patas mientras come su pienso , luego el dorso y por fin te sientas sobre la hierba esperando que termine su ración, allí le dejas en una noche calurosa mientras bebe de su bañera para mejor digerir tanta energía.
Amanece entre dos luces y el caballo ya está cepillado , con movimientos ya mecanicos todo su equipo le cae encima al gran tordo, primero su mantilla , luego la silla, baticola, pechopetral y cincha , cabezada y como no jinete.
Los pájaros ahora con luz ya vuelan , primero los mirlos luego las golondrinas y por fin levanta el ratonero que acaba de desayunar un incauto sobre el prado recien segado.
A caballo abres la cancela de la finca y por el camino que lleva al río levantas el primer polvo de la mañana, saludas al panadero que reparte caliente entre tus vecinos y entre los ladridos de los siete perros de José y Eva estiras el cuello de tu montura, eres un hombre a caballo en una mañana de Domingo, y no puede haber nada mejor en este mundo.
Amanece entre dos luces y el caballo ya está cepillado , con movimientos ya mecanicos todo su equipo le cae encima al gran tordo, primero su mantilla , luego la silla, baticola, pechopetral y cincha , cabezada y como no jinete.
Los pájaros ahora con luz ya vuelan , primero los mirlos luego las golondrinas y por fin levanta el ratonero que acaba de desayunar un incauto sobre el prado recien segado.
A caballo abres la cancela de la finca y por el camino que lleva al río levantas el primer polvo de la mañana, saludas al panadero que reparte caliente entre tus vecinos y entre los ladridos de los siete perros de José y Eva estiras el cuello de tu montura, eres un hombre a caballo en una mañana de Domingo, y no puede haber nada mejor en este mundo.
