Frutas como "premios"
- Autor mdecaballos
- Fecha de inicio
- Estado
Colar no sé si colará, pero el cambio climático se evidencia año tras año. Para algo tenían que servir los históricos meteorológicos, a parte de para orientar aeropuertos en los que no despegan ni aterrizan aviones. Las causas son discutibles, pero los hechos no.
........No alcanzo a entender el sentido de esta acumulación repentina de información antitransgénicos…..
Como tampoco alcanzo a entender cómo podemos posicionarnos ante algo que realmente no sabemos lo que es en la mayor parte de los casos, mucho menos entonces colaborar a la difusión de una cierta posición.
Señores, que somos mayorcitos, que vivimos en la época de la información, informémonos de qué son los transgénicos realmente y luego opinemos ¿no parece la secuencia más lógica?
¿por qué lo hacemos al revés?
¿Por qué criticamos a unos o a otros desde el desconocimiento más básico?
Señores, sepamos primero de lo que hablamos, y luego: Hablemos
¿ Aceptamos la terapia génica en personas pero no la aceptamos la modificación genética en en plantas? – es cierto que aunque el mecanismo básico es muy semejante existen diferencias muy importantes por lo que no es una comparación acertada, pero ambas suponen riesgos y problemas éticos-
Seriedad, por favor, dejémonos de propaganda panfletaria, de estudios acientíficos o pseudociéntíficos en el mejor de los casos, de enlaces de opinión más que sesgados, cuando no ridículos.
Diferenciemos lo que son los transgénicos de lo que es la vergüenza de su control por monopolios.
Lo que son los transgénicos de lo que son sus posibles riesgos derivados de un mal uso, o de sucesos que pueden llegar escapar a nuestro control.
Lo que son los transgénicos en sí de tantos efectos imposibles que se les atribuyen
Demonizar desde el desconocimiento, dejarse llevar por titulares de colores llamativos, jugar con la alarma y el miedo de los ignorantes: es propio de sociedades primitivas.
Reducirnos a repetir las consignas e ideas que escuchamos a diario sin hacerlas pasar por el filtro mínimo del criterio propio basado en información contrastada, no tiene perdón. Y ahora menos que nunca, en una sociedad en la que tenemos al alcance de la mano todas las fuentes de información posibles.
No me avergüenza reconocer que fui ecologista militante, de esos que es fácil ridiculizar,- a veces comprensiblemente, hasta el punto que yo también lo hago a menudo, y ya lo hacía entonces- sobre todo cuando tendemos a juzgar la parte por el todo.
Como tal no puedo estar de acuerdo con lo que la industria agroalimentaria está realizando con los transgénicos, pero tampoco puedo estarlo con las campañas basadas en la alarma social sobre sus efectos. Y, me guste o no me guste, ecologista o no, y dejando mis cuestiones éticas al margen, vivo en el siglo XXI y no me queda más remedio que estar a favor de las infinitas posibilidades que nos abrirían los transgénicos bien utilizados.
El problema no son los transgénicos, como no lo fue la invención de la pólvora o lograr la fisión nuclear, el problema, una vez más, somos nosotros.
- Estado
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