Entre los mensajes que se han perdido, había uno de Isaka, al hilo del caballo que se ha roto la cadera, y me da lástima, por que era una historia bonita, la de Cobol, un Holstein, gafe pero con buena suerte
La cuento, como yo la se, que es basicamente igual que la contó Isaka.
Cobol era un potro Holstein, con uno de esos pedigrís de los que le encanta a Sabine, sus abuelos, deben estar al ladito de Dios Padre.
Lo compran y aún de potro tiene la desgracia de caer por una ladera y romperse la cadera. El dueño tiene dinero y Cobol recibe los mejores tratamientos posibles, incluso está colgado bastante tiempo. Pero no queda perfecto. Como el dueño es de esos "deportistas" y ha hecho muchos planes, no sabe que hacer con él. En esto aparece el herrador que tenemos en común Isaka y yo, que acepta quedarselo, por un precio simbólico ( realmente un regalo). Nuestro herrador trabaja mucho con el caballo y con una herradura especial, empieza a concursar en salto. A galope, perfecto. Al trote tiene un estilo " especial".
Pasa el tiempo, el caballo lleva una muy buena vida, pero la familia del herrador, deja los caballos.
Cobol, se vende, pero por casualidades el herrador descubre que ha pasado por diferentes manos y que lleva mala vida. Va a verlo y lo compra otra vez. Se lo regala a su 2º herrador, que no lo monta apenas. Al final deciden regalarselo a una chiquita de Guadalajara, que es donde se encuentra ahora, en una finca, en semilibertad.
Y es que no pueden hablar, pero de la vida de muchos caballos, casi se podría escribir un libro.
La cuento, como yo la se, que es basicamente igual que la contó Isaka.
Cobol era un potro Holstein, con uno de esos pedigrís de los que le encanta a Sabine, sus abuelos, deben estar al ladito de Dios Padre.
Lo compran y aún de potro tiene la desgracia de caer por una ladera y romperse la cadera. El dueño tiene dinero y Cobol recibe los mejores tratamientos posibles, incluso está colgado bastante tiempo. Pero no queda perfecto. Como el dueño es de esos "deportistas" y ha hecho muchos planes, no sabe que hacer con él. En esto aparece el herrador que tenemos en común Isaka y yo, que acepta quedarselo, por un precio simbólico ( realmente un regalo). Nuestro herrador trabaja mucho con el caballo y con una herradura especial, empieza a concursar en salto. A galope, perfecto. Al trote tiene un estilo " especial".
Pasa el tiempo, el caballo lleva una muy buena vida, pero la familia del herrador, deja los caballos.
Cobol, se vende, pero por casualidades el herrador descubre que ha pasado por diferentes manos y que lleva mala vida. Va a verlo y lo compra otra vez. Se lo regala a su 2º herrador, que no lo monta apenas. Al final deciden regalarselo a una chiquita de Guadalajara, que es donde se encuentra ahora, en una finca, en semilibertad.
Y es que no pueden hablar, pero de la vida de muchos caballos, casi se podría escribir un libro.