Hace mucho tiempo, o al menos a mí me lo parece, que escribí por última vez en este foro. Es cierto que no hablo de años, pero antes ésta era mi ''segunda casa'': nada más venir del instituto me metía, por la tarde en mi ''descanso'' me metía de nuevo, y las noches que me metía en el msn también me pasaba por aquí.
Sin embargo, en esta última temporada no me he sentido muy ligada al mundo del caballo, o más bien podría decir que no he tenido muy buenas rachas, y que las ganas de montar pasaron a ser como de obligación, supongo que algunos ya sabéis de lo que hablo.
Todos tenemos malas rachas, eso es cierto, pero sentía que la dejadez se iba abriendo paso y que el esfuerzo para coger y marcar el número de teléfono de la hípica era cada vez mayor.
Cierto día, a finales de enero, me caí saltando con un caballo inexperto: ya sabéis, amazona de salto inexperta con caballo joven e inexperto forman una combinación temeraria. Ocurrió que a la salida de un salto el caballo tropezó hasta tal punto que casi cae él, y yo no sé cómo me las arreglé que caí de cabeza. No pude poner las manos a tiempo y me dí de lleno. Menos mal que llevaba el casco...
¿Resultado? Pérdida brusca de memoria (no tener ni idea ni del día, ni de qué hacía allí...), 4 horas en el hospital (menuda cooola en la sala de espera, y después haciéndome un escáner o yo qué sé qué), y por supuesto, un desasosiego indescriptible. El caso es que en lo que se refiere al mundo de la equitación, pensé que nada habría cambiado.. Pues bien, me equivoqué. Fui a montar una semana más tarde y me dió pánico subirme al cbaallo. Lo que es subir subí, pero no me da vergüenza reconocer que estaba literalmente temblando. Por supuesto ese día no salté. A partir de entonces no había vuelto a montar, como os digo ''lo he ido dejando''. Reconozco que muchas noches me acostaba con un remordimiento, porque sabía que estaba dejando algo que verdaderamente era como una parte de mí. Llegué a aproximarme al teléfono al menos un par d eveces, pero simplemente no pude llamar. Hoy he estado mirando el vídeo que no recuerdo quién ha puetso el enlace en el foro. En dicho vídeo aparece un caballo con su jinete saltando y bueno pues... La verdad no he podido aguantar más, y he llamado. No había nadie en mi casa y sabía que tendría que cogerme el tren, y la estación pilla muy lejos de mi casa... Pero hoy estaba decidida. Eran las 7 y me he pegado una carrera que iba que echaba el hígado, tanto me empeñé que tan sólo tardé 10 minutos en llegar (para que os hagáis una idea, andando se tardan unos 35 minutos). He llegado justo a tiempo de coger el tren. Llegué a la estación de Fuencarral, y empecé a ser consciente de lo que estaba haciendo. Yo no había avisado a mis padres, y corría el riesgo de quedarme allí tirada. Decido llamar a mi padre, y éste, tras una mini-bronca accede a llevarme. Llegué 10 minutos tarde, pero allí estaba yo. Cogí el caballo más fácil que tienen en mi nivel, con el que empecé. Es un caballo muy noble, que te perdona cualquier error. A pesar de todo, llegaba la hora de saltar y yo... por muy pequeña que fuese la altura... no quería. Pero comprendí en se mismo instante, que si hoy no saltaba ya no lo volve´ria a hacer, es más, es probable que dejase de montar a caballo. Así que me dije ''ahora o nunca'' y... la verdad es que estuvo muy bien: primero unas cruzaditas, lugo un par de laboratorios pequeñitos y.. yo más contenta que nadie. Pensaréis que a parte del salto existen muchas más disciplinas y que no por no saltar tendría que dejar este mundillo pero... en realidad, yo sabía y sé que hoy ha sido un reto que va mucho más hallá de saltar o no saltar: he superado mi miedo. No pretendo colgarme medallas ni nada por el estilo, simplemente hoy estoy eufórica y escribo. Desde aquí, quiero decir que es una tontería que ahora vaya yo de consejera en plan ''nunca dejéis esta aficción, plantad cara a vuestros miedos y blabla...''; lo que me limito a decir, es que el hecho de plantar cara a esos miedos es vuestra propia decisión, y que si no llega... pues simplemente no llega. Ahora, yo tengo que deciros, que hoy he tomado una de las mejores decisiones de mi vida, hoy, aunque sea sólo por hoy, me siento como una gran amazona; y por muy egocéntrico que os parezca, voy a dejar que esta sensación dure hasta mañana cuando me levante. Entonces, esta sensación dará paso a otra: lo he conseguido, y no voy a dejar este mundillo que aviva la llama que tengo dentro.
Yo no tengo oportunidad de montar habitualmente, tan sólo unas 4 veces al mes, pero os aseguro que este deporte, me ha llegado muy adentro.
Sin embargo, en esta última temporada no me he sentido muy ligada al mundo del caballo, o más bien podría decir que no he tenido muy buenas rachas, y que las ganas de montar pasaron a ser como de obligación, supongo que algunos ya sabéis de lo que hablo.
Todos tenemos malas rachas, eso es cierto, pero sentía que la dejadez se iba abriendo paso y que el esfuerzo para coger y marcar el número de teléfono de la hípica era cada vez mayor.
Cierto día, a finales de enero, me caí saltando con un caballo inexperto: ya sabéis, amazona de salto inexperta con caballo joven e inexperto forman una combinación temeraria. Ocurrió que a la salida de un salto el caballo tropezó hasta tal punto que casi cae él, y yo no sé cómo me las arreglé que caí de cabeza. No pude poner las manos a tiempo y me dí de lleno. Menos mal que llevaba el casco...
¿Resultado? Pérdida brusca de memoria (no tener ni idea ni del día, ni de qué hacía allí...), 4 horas en el hospital (menuda cooola en la sala de espera, y después haciéndome un escáner o yo qué sé qué), y por supuesto, un desasosiego indescriptible. El caso es que en lo que se refiere al mundo de la equitación, pensé que nada habría cambiado.. Pues bien, me equivoqué. Fui a montar una semana más tarde y me dió pánico subirme al cbaallo. Lo que es subir subí, pero no me da vergüenza reconocer que estaba literalmente temblando. Por supuesto ese día no salté. A partir de entonces no había vuelto a montar, como os digo ''lo he ido dejando''. Reconozco que muchas noches me acostaba con un remordimiento, porque sabía que estaba dejando algo que verdaderamente era como una parte de mí. Llegué a aproximarme al teléfono al menos un par d eveces, pero simplemente no pude llamar. Hoy he estado mirando el vídeo que no recuerdo quién ha puetso el enlace en el foro. En dicho vídeo aparece un caballo con su jinete saltando y bueno pues... La verdad no he podido aguantar más, y he llamado. No había nadie en mi casa y sabía que tendría que cogerme el tren, y la estación pilla muy lejos de mi casa... Pero hoy estaba decidida. Eran las 7 y me he pegado una carrera que iba que echaba el hígado, tanto me empeñé que tan sólo tardé 10 minutos en llegar (para que os hagáis una idea, andando se tardan unos 35 minutos). He llegado justo a tiempo de coger el tren. Llegué a la estación de Fuencarral, y empecé a ser consciente de lo que estaba haciendo. Yo no había avisado a mis padres, y corría el riesgo de quedarme allí tirada. Decido llamar a mi padre, y éste, tras una mini-bronca accede a llevarme. Llegué 10 minutos tarde, pero allí estaba yo. Cogí el caballo más fácil que tienen en mi nivel, con el que empecé. Es un caballo muy noble, que te perdona cualquier error. A pesar de todo, llegaba la hora de saltar y yo... por muy pequeña que fuese la altura... no quería. Pero comprendí en se mismo instante, que si hoy no saltaba ya no lo volve´ria a hacer, es más, es probable que dejase de montar a caballo. Así que me dije ''ahora o nunca'' y... la verdad es que estuvo muy bien: primero unas cruzaditas, lugo un par de laboratorios pequeñitos y.. yo más contenta que nadie. Pensaréis que a parte del salto existen muchas más disciplinas y que no por no saltar tendría que dejar este mundillo pero... en realidad, yo sabía y sé que hoy ha sido un reto que va mucho más hallá de saltar o no saltar: he superado mi miedo. No pretendo colgarme medallas ni nada por el estilo, simplemente hoy estoy eufórica y escribo. Desde aquí, quiero decir que es una tontería que ahora vaya yo de consejera en plan ''nunca dejéis esta aficción, plantad cara a vuestros miedos y blabla...''; lo que me limito a decir, es que el hecho de plantar cara a esos miedos es vuestra propia decisión, y que si no llega... pues simplemente no llega. Ahora, yo tengo que deciros, que hoy he tomado una de las mejores decisiones de mi vida, hoy, aunque sea sólo por hoy, me siento como una gran amazona; y por muy egocéntrico que os parezca, voy a dejar que esta sensación dure hasta mañana cuando me levante. Entonces, esta sensación dará paso a otra: lo he conseguido, y no voy a dejar este mundillo que aviva la llama que tengo dentro.
Yo no tengo oportunidad de montar habitualmente, tan sólo unas 4 veces al mes, pero os aseguro que este deporte, me ha llegado muy adentro.