Hola!
Es totalmente cierto que muchas veces la confianza da asco porque confunde los papeles, o puede. También es muy cierto que esto se da mucho más en potros nacidos o criados desde pequeños por una misma. Es muy difícil concebir que aquella criaturilla tierna y hermosa se pueda convertir en un peligro para nosotros, pero es así.
Como he dicho muchas veces mis yeguas están conmigo prácticamente desde el destete y al principio yo misma les buscaba "pelea" por decirlo de alguna manera sólo para marcarles los límites de mi espacio, pasaba muchísimo tiempo con ellas y buscaba situaciones difíciles para ver cómo reaccionaban y acostumbrarlas desde el principio. Por ejemplo, si venían corriendo hacia donde yo estaba nunca me apartaba, una sola vez la más peque chocó conmigo pero porque al intentar parar se patinó y chocó involuntariamente, pero siempre paraban, sería porque ya sabían por otras cosas que habían hecho invadiendo mi espacio que no era conveniente para ellas. Reacciones de mi parte cuando actuaban malamente ocupando mi lugar, aunque no guste o vara o empujarla con fuerza y energía hacia donde yo quisiera. También me ha ayudado alguna que otra vez la voz, una voz suficientemente alta y segura la entienden perfectamente. Por otra parte, cada vez que hacían algo que a mí no me gustaba entonces las obligaba a hacer otras, ahí ya cojía cabezada y como te han explicado más arriba ya las llevaba para atrás, para adelante, mano en los morros o no, dar vueltas, lo que me diera la gana, y eso significaba "haces lo que yo quiero y no lo que tú quieres".
Una sola vez se me fue realmente la cabeza y fue con la mayor (bueno, es 5 meses mayor ...), habíamos pasado una jornada de maravilla, ella ya tenía unos tres años, lo habíamos hecho todo sin esfuerzo ni sacrificio, hasta la ducha que siempre le fastidiaba, pero al entrar al corral cojida del ramal echó la cabeza con fuerza hacia atrás y se levanto ligeramente de manos porque no quería entrar, uy..., fue fatal, me sentí fatal ..., hasta entonces creía que nos encontrábamos totalmente compenetradas, era todo "dulzura y amor" entre nosotras, se me fue la cabeza y le pegué pedazo de ostia en la cara que se quedó mirándome como si no pudiera creerlo, fue muy feo, para ella y para mí, pero a partir de aquel momento nunca más se me resistió para entrar al corral ni para ser llevada a ningún sitio. Sigue teniendome la misma confianza, pero no se pasa en ningún momento.
Es más, a veces sólo para probarlas las pongo a correr en el corral y yo me quedo dando vueltas por ahí, ellas siempre me esquivan (claro que estoy atenta, tampoco estoy loca), si alguna se me acerca demasiado sólo mover la mano es suficiente para que espabile. Así que lo único que puedo decirte es: no se lo dejes pasar, aunque no lo haga a mala leche, debes enseñarle porque cuando se convierta en toda una yegua será mucho más difícil.
Joer, nunca logro ser breveeeee!!!!!!!! Creo que he perdido la noción de síntesis, jeje
