Son unos zahones magníficos. Yo también tego unos de ese tipo que me los hice yo mismo. El corte de la silueta me la hizo mi maestro de guarnicionería, Armando Martín. El diseño de las piezas los hice yo mismo, viendo zahones antiguos, y después de haber visitado al maestro del pueblo de la Puebla de Guzmán. Todos los calados se hicieron a punta de cuchilla de bisturí, por lo que no hay uno igual que otro, a diferencia de lo que sucede con los que se calan con sacabocados.
El padre de un amigo, que era de Azpeitia, me dijo que él fué pelotari, y él mismo se forraba las pelotas de "pelota vasca" con piel de gato. Me dijo que me proporcionaría una piel si no hacía preguntas. Le dije que sí, y comenzó el trabajo de preparación de la costura. La piel, que estaba maravillosamente preparada, tuve que hacerla tiras, de un ancho de aproximadamente de 1 milímetro. Para hacerlo, recurrí a unas tijeras que se usan en manicura.
Una vez cortadala tira se marcan las puntadas en la pieza, y se cose con una lezna de guarnicionero de dimensiones miniatura, humedeciendo la tirilla, excepto la punta. Cuando la puntada va de la flor a la carne todo va bien, pero al contrario es un trabajo muy pesado. Mucho más pesado aún es el trabajo de colocar las piezasya cosidas en la piel del zahón. Como el cuero es engrasado, el pegamento de contacto es completamente inuti, y hyay que hacer malabares para que no se mueval.
Como ha dicho mi amigo Zoreda, no tiene apenas dificultad técnica, pero es un trabajo en el que la paciencia y el tiempo disponible no debe tener límites. Yo tardaba más de una hora en coser 10 centímetros, a razón de 10 puntadas por pulgada (ruleta del 10).
Después de tener todas las piezas cosidas a las piel del zahón, abandoné ese trabajo durante más de 8 años. Casualmente en una exibición de doma vaquera en mi pueblo, conocí a una mujer que me dijo que su padre era guarnicionero en el Saucejo, y me dijo que él podría terminarme los zahones (solo me faltaban las bandas largas de los laterales). Dije que sí, y luego pensé: Yo no conozco a esta mujer ni tampoco a su padre ¿Y si desaparecen los zahones?.
Así que reanudé, tras muchos años parados, el trabajo, y por fin los acabé. Cada vez que los miro digo que nunca volveré a hacer algo así. Yo no vendería los míos por menos de 3000€
Ver unos buenos zahones cosidos con piel de gato gratifica los ojos, pero no se paga el trabajo que llevan, y además se rompen igual que los cosidos a máquina. Lo mejor, es mantenerlos engrasados (lo mejor es el aceite de parafina) y tenerlos guardados o expuestos sin que se les pegue el polvo.
El que quiera unos zahones de categoría que se rasque el bolsillo o que se los haga él mismo, como lo he hecho yo.
Saludos,