HOla!
Creo que tu pregunta es interesante, puesto que la idea de que tenemos que hacer algo para que el caballo salte es equivocada y los mayores conflictos y caídas que he tenido saltando es precisamente por "haber hecho algo" justo antes del salto. Como por ejemplo, resultante de alguna ansiedad por no saber de donde iba a saltar, ponerle la pierna y avanzar hacia el salto sin ver nada...algunos se plantaban delante del salto y hasta de manos se ponían porque precisamente ya les habían dejado (a veces demasiado) claro que no debían plantarse delante del salto. O retener demasiado el momento del salto, tanto, que hunden el dorso o viene tanto a menos que luego no pueden saltar, o soltar las riendas justo antes del salto, o querer que el caballo salte y darle con la pierna para que lo haga y encima del salto ayudarle con la mano para que se vaya hacia arriba...
Si vamos sin pierna y justo antes del salto se la ponemos, perderá el equilibrio y no podrá saltar o lo hará mal y desconfiando de sus propias habilidades. De la misma manera, si vamos con la pierna y la soltamos justo antes tampoco le ayudaremos en nada más que en hacer que se sienta perdido. Si vamos con contacto en las riendas y de repente se lo soltamos justo antes del salto, igualmente lo desequilibraremos y si vamos sin contacto y le agarramos la boca justo antes, le pondremos en una situación difícil.
Si lo pensamos fríamente (y sin estar delante de un salto), suena un poco ridículo que hagamos todo esto delante del salto puesto que quien tiene dos manos y dos pies en el suelo y quien va a saltar es el caballo...además, es un gesto natural que él ya sabe hacer...otra cosa es que tenga la musculatura desarrollada para saltar más o menos alto o más o menos ancho y a diferentes velocidades, pero el salto en sí...creo que cualquier caballo está físicamente más capacitado de saltar que nosotros...¿Para qué vamos a intervenir en el salto?
Gran parte de los saltos se deciden en la vuelta hacia los mismos. Antes de la vuelta, y justo después de la vuelta hacia el salto (si no es una vuelta corta hacia un salto en diagonal) es donde podemos actuar sobre la velocidad, ritmo y equilibrio del caballo. La línea de llegada al salto pertenece al caballo. Pequeños ajustes pueden ayudar, pero sólo si tenemos nivel y tacto suficiente para ajustar sin hacer que el caballo pierda el equilibrio. Eso sí, justo después del salto debemos recomponer la pérdida de equilibrio o velocidad que puede haber ocurrido encima del salto o después de una combinación donde no hemos calculado demasiado bien la llegada.
Antes de aprender a hacer la llegada del salto en sí, es necesario dominar a la perfección el ritmo y la calidad del galope (como suele decir Michel Robert), el tranco del caballo sobre barras a ciertas distancias y sobre todo aprender a mantener un ritmo adecuado y constante entre varios saltos. Además de controlarlo nosotros, debemos enseñar al caballo a controlar su propio equilibrio entre los saltos, durante los alargamientos y acortamientos y en las medias vueltas y vueltas completas y en la velocidad adecuada para los saltos que le queremos poner.
Si tenemos un caballo profesor, perfectamente equilibrado para saltar, deberemos trabajar nuestra posición con mucha dedicación, sobre todo alargando, acortando, parando, haciendo marcha atrás, girando en vueltas grandes y cortas, sobre barras y entre barras en el suelo, para poder saltar correctamente y no acabar desconfiando a nuestro caballo delante de los saltos.
Sea con el caballo que sea, es imprescindible tener una posición impecable que permita sentir al caballo al 100 por cien. Sin eso, el riesgo de que nos vaya mal saltando es muy muy elevado. Demasiado para mi gusto.
