Esas dos si q son buenas Moikano!
Dueño mio: dame frecuentemente de comer y de beber y, cuando hayas terminado de trabajarme, dame una cama donde yo pueda descansar cómodamente.
ORACIÓN DEL CABALLO
Examina todos los días mis pies y mi pelo.
Cuando yo rehuse el forraje, examina mis dientes y mi boca, porque bien puede ser que yo tenga una traba que me impida el comer;
Háblame; tu voz es siempre más eficaz y más convincente para mi, que el chicote, que las riendas y que las espuelas;
Acaríciame frecuentemente, para que yo pueda comprenderte, quererte y servirte de la mejor manera y de acuerdo con tus deseos;
No cortes mi cola muy corta, privándome de espantar las moscas y los insectos.
No me pegues violentamente y tampoco des golpes violentos en las riendas; si no obedezco como quieres, es porque o no te comprendo, o estoy mal ensillado, o con el freno mal colocado, con alguna cosa en mis pies o en mi lomo que causa dolor.
Si yo me asustara, no debes pegarme, sin saber la causa de eso, pues bien puede ser un defecto de mi vista o un providencial aviso para tí.
No me obligues a caminar muy deprisa en subida, bajada, carreteras empedradas o resbaladizas.
No permanezcas montado sin necesidad, pues prefiero marchar, a estar parado con una sobrecarga sobre mi lomo.
Cuando caiga ten paciencia conmigo y ayúdame a levantarme pues hago lo que puedo para no caer y no causarte disgusto alguno.
Si yo tropezara, no debes poner la culpa en mí, aumentando mi dolor y la impresión de peligro con tus chicotazos; eso solo servirá para aumentar mi miedo y mi mala voluntad.
Procura defenderme de la tortura del freno, no en el trabajo, pero cuando esté en descanso, y cúbreme con una manta o capa apropiada.
En fin mi dueño, cuando la vejéz llegue y me torne inútil, no olvides el servicio que te presté, obligándome a morir de dolor y privaciones sobre el yugo de un dueño cruel o en las varas de una carreta; si no pudieras
mantenerme, o mandarme al campo, pide ayuda para mantenerme que la ayuda para una buena acción siempre llega.
Es todo lo que te pido, en nombre de aquel que nació en un establo, mi morada, y no en un palacio, tu casa.