Bueno, aunque llevo unos meses leyendo entradas sin parar, la verdad es que hay mucha información en los foros y, por desgracia, el buscador no parece ir lo bien que debería. Por ejemplo, uno de las mejores entradas, con sus 200 respuestas, y que a mí personalmente me ha ayudado ha sido esta Mano Izquierda. Gracias a los que ponéis soluciones a problemas. Yo creo que es una entrada que debería ir a la biblioteca de temas.
Pero vamos con la historia: el caballo tiene 16 años y parece que fue bien domado. Tiene ataques de nerviosismo. Después de un año cuidándolo, dándole cuerda y montándolo creo que he llegado a conocerlo. No hace demasiado tuve algunas experiencias que sé que no tienen respuesta fácil, pero a lo mejor os gustaba leer. Lo suelo montar con bocado vaquero con rienda simple, sin fusta y sin espuelas.
Yo sé que le tiene su respeto al agua, pero un día, al llegar a un pequeño paso de agua quise probar a que lo pasáramos. Lo metí al trote y, al llegar al agua, se dió la vuelta, sin importarle lo más mínimo la resistencia que pudiera darle desde el bocado o lo que hiciese con los pies. Unos metros hacia atrás le dí la vuelta y volví a probar , intentó pegarme una lanzada, pero como le pegué la cabeza al estribo no pudo. Al despegarle la cabeza se volvió a dar media vuelta y rehusó el paso. Unos metros más adelante, cuando intenté darle la vuelta para afrontar de nuevo el paso fue imposible hacerlo, le daba igual que llevara bocado o que no. No sólo eso, sino que empezó a recular hacia el borde del camino, por donde nos podíamos caer, con la intención de asustarme y de que me restregase contra las matas a ver si conseguía tirarme. ¿Cómo se defiende uno ante eso? Pensé, de todos modos, que no podía dejarlo salirse con la suya o sería un precedente nefasto. O sea, que me bajé y lo llevé de las riendas hasta el paso de agua y al volver a subirme, nada, vuelta a empezar, siendo cada vez más difícil controlarlo. Así estuvimos una buena media hora, con subidas y bajadas del caballo y rehúses diversos. Después de asustarme en tres o cuatro ocasiones decidí hacerlo pasar el agua conmigo pie a tierra. Eso hice, la primera vez la pasó de un salto enorme y luego repetí el proceso varias veces, aunque mis intentos para que pasara conmigo montando fueron imposibles. Al final, cuando ya casi estaba por darme por rendido, le hice cruzar pie a tierra y me subí al otro lado, haciéndole cruzar camino de vuelta. Como funcionó, a los pocos metros le dí la vuelta y pasamos en la dirección de ida y vuelta. Aquel día dí por terminado el tema.
El segundo día me llevé una fusta, para ver si era culpa mía por montar sin fusta. Al llegar al mismo punto otra vez al trote, le toqué con la fusta y eso lo mandó hacia delante, pero se dio la vuelta en el último momento y a punto estuvo de tirarme. Esta vez, a unos veinte metros de distancia, al intentar darle la vuelta, hizo de nuevo los intentos de lanzada, recules y meterse por terreno irregular y con árboles intentando tirarme. De nada servía el bocado y me acordé de lo que leí aquí alguna vez que si un caballo se encabezonaba el bocado no servía de nada. Ahora, podía darme por derrotado o seguir. Seguí. Volví a llevarlo pie a tierra, a cruzar de nuevo varias veces y nada, ya no había forma ni siquiera de hacer que se diese la vuelta. Me bajé y le pegué un fustazo. Después me subí y repitió la jugada. Volví a bajarme y otro fustazo. A la de tres ya no rehusaba darse la vuelta, llegamos hasta el agua pero volvió a negarse a cruzar el agua. Volví a bajarme y otro fustazo. Al subirme y mandarlo que pasase, pasó sin problemas a la ida y a la vuelta.
Como digo, no llevo espuelas y no quiero llevarlas hasta que sepa montar bien. No sé si habrá gente que considerará cruel darle un fustazo a un caballo en esta situación, me imagino que sí. También creo que habrá gente que dirá que con las espuelas se le podría haber empujado más. Vamos al tercer día. Me llevé la fusta de nuevo y al llegar al paso con agua volvió a negarse. Me bajé y le cambié las riendas a la serreta, por probar la supuesta eficacia de un bocado agresivo. No sirvió de nada. Si el caballo no quiere ir en una dirección, no sirve de nada que te pongas a tirarle de la serreta, sólo consigues que el problema se agrave. Unos metros atrás me bajé, puse las riendas en su sitio y le volví a pegar con la fusta. Me subí de nuevo y pasamos sin problemas. Repetí el intento varios días más, alguno de ellos pasó a la primera y en otros tuve que forzarlo, pero siempre pasamos. Al menos no me sentí indefenso ante sus negativas y jugadas para asustarme.
Otro día, a galope lanzado, había un charco que no ví y, sin parar de galopar se quitó hacia un lado y no me tiró de milagro. Por eso yo no creo que la solución que dicen de para meter un caballo en el agua al galope sea una buena opción. Aquel día no le castigué por lo que hizo, aunque podría haberme costado caro. ¿Debería haberle castigado?
Ahora, en las situaciones en las que quiere darse la vuelta o no seguir caminando por donde le digo (sitios fáciles) me bajo y le castigo. Después de eso cesa en la resistencia. Me gustaría tener otros métodos (acepto consejos) además de seguir dándole cuerda y, en cierta forma, seguir haciendo hincapié en la doma.
De la aventura he aprendido dos cosas:
a) Que el bocado, puestos a las malas, no sirve de nada. O sea, que tanto calentarse la cabeza a la hora de elegir un bocado es inútil, cuando tienes un problema de verdad, lo único que te sacará de él será el nivel de doma del caballo, independientemente del bocado que lleves.
b) Ignoro si esta forma de comunicarme con el caballo cuando me putea es aceptable. ¿Es mejor dejarle salirse con la suya a pegarle un fustazo? Esta forma no me gusta y me parece contraproducente. Si antes tenía miedo del agua, ahora le tiene pánico, me imagino que por el trauma causado. Si en mitad de un camino me bajo para darle de beber agua, le tiene tanto miedo al agua (o al fustazo que asocia con el agua) que ni se acerca a beber, lo que demuestra que es una solución nefasta. Me imagino vuestra respuesta, más doma, más paciencia... Eso sólo lo da el tiempo.
Forcemos la pregunta: ¿si tu caballo se da la vuelta y se niega a avanzar, tú que haces? ¿Lo dejas ir para dónde él quiere o luchas contra eso?
Vaya parrafada me he pegado
Espero que a alguno con problemas similares le pueda hacer gracia.
Pero vamos con la historia: el caballo tiene 16 años y parece que fue bien domado. Tiene ataques de nerviosismo. Después de un año cuidándolo, dándole cuerda y montándolo creo que he llegado a conocerlo. No hace demasiado tuve algunas experiencias que sé que no tienen respuesta fácil, pero a lo mejor os gustaba leer. Lo suelo montar con bocado vaquero con rienda simple, sin fusta y sin espuelas.
Yo sé que le tiene su respeto al agua, pero un día, al llegar a un pequeño paso de agua quise probar a que lo pasáramos. Lo metí al trote y, al llegar al agua, se dió la vuelta, sin importarle lo más mínimo la resistencia que pudiera darle desde el bocado o lo que hiciese con los pies. Unos metros hacia atrás le dí la vuelta y volví a probar , intentó pegarme una lanzada, pero como le pegué la cabeza al estribo no pudo. Al despegarle la cabeza se volvió a dar media vuelta y rehusó el paso. Unos metros más adelante, cuando intenté darle la vuelta para afrontar de nuevo el paso fue imposible hacerlo, le daba igual que llevara bocado o que no. No sólo eso, sino que empezó a recular hacia el borde del camino, por donde nos podíamos caer, con la intención de asustarme y de que me restregase contra las matas a ver si conseguía tirarme. ¿Cómo se defiende uno ante eso? Pensé, de todos modos, que no podía dejarlo salirse con la suya o sería un precedente nefasto. O sea, que me bajé y lo llevé de las riendas hasta el paso de agua y al volver a subirme, nada, vuelta a empezar, siendo cada vez más difícil controlarlo. Así estuvimos una buena media hora, con subidas y bajadas del caballo y rehúses diversos. Después de asustarme en tres o cuatro ocasiones decidí hacerlo pasar el agua conmigo pie a tierra. Eso hice, la primera vez la pasó de un salto enorme y luego repetí el proceso varias veces, aunque mis intentos para que pasara conmigo montando fueron imposibles. Al final, cuando ya casi estaba por darme por rendido, le hice cruzar pie a tierra y me subí al otro lado, haciéndole cruzar camino de vuelta. Como funcionó, a los pocos metros le dí la vuelta y pasamos en la dirección de ida y vuelta. Aquel día dí por terminado el tema.
El segundo día me llevé una fusta, para ver si era culpa mía por montar sin fusta. Al llegar al mismo punto otra vez al trote, le toqué con la fusta y eso lo mandó hacia delante, pero se dio la vuelta en el último momento y a punto estuvo de tirarme. Esta vez, a unos veinte metros de distancia, al intentar darle la vuelta, hizo de nuevo los intentos de lanzada, recules y meterse por terreno irregular y con árboles intentando tirarme. De nada servía el bocado y me acordé de lo que leí aquí alguna vez que si un caballo se encabezonaba el bocado no servía de nada. Ahora, podía darme por derrotado o seguir. Seguí. Volví a llevarlo pie a tierra, a cruzar de nuevo varias veces y nada, ya no había forma ni siquiera de hacer que se diese la vuelta. Me bajé y le pegué un fustazo. Después me subí y repitió la jugada. Volví a bajarme y otro fustazo. A la de tres ya no rehusaba darse la vuelta, llegamos hasta el agua pero volvió a negarse a cruzar el agua. Volví a bajarme y otro fustazo. Al subirme y mandarlo que pasase, pasó sin problemas a la ida y a la vuelta.
Como digo, no llevo espuelas y no quiero llevarlas hasta que sepa montar bien. No sé si habrá gente que considerará cruel darle un fustazo a un caballo en esta situación, me imagino que sí. También creo que habrá gente que dirá que con las espuelas se le podría haber empujado más. Vamos al tercer día. Me llevé la fusta de nuevo y al llegar al paso con agua volvió a negarse. Me bajé y le cambié las riendas a la serreta, por probar la supuesta eficacia de un bocado agresivo. No sirvió de nada. Si el caballo no quiere ir en una dirección, no sirve de nada que te pongas a tirarle de la serreta, sólo consigues que el problema se agrave. Unos metros atrás me bajé, puse las riendas en su sitio y le volví a pegar con la fusta. Me subí de nuevo y pasamos sin problemas. Repetí el intento varios días más, alguno de ellos pasó a la primera y en otros tuve que forzarlo, pero siempre pasamos. Al menos no me sentí indefenso ante sus negativas y jugadas para asustarme.
Otro día, a galope lanzado, había un charco que no ví y, sin parar de galopar se quitó hacia un lado y no me tiró de milagro. Por eso yo no creo que la solución que dicen de para meter un caballo en el agua al galope sea una buena opción. Aquel día no le castigué por lo que hizo, aunque podría haberme costado caro. ¿Debería haberle castigado?
Ahora, en las situaciones en las que quiere darse la vuelta o no seguir caminando por donde le digo (sitios fáciles) me bajo y le castigo. Después de eso cesa en la resistencia. Me gustaría tener otros métodos (acepto consejos) además de seguir dándole cuerda y, en cierta forma, seguir haciendo hincapié en la doma.
De la aventura he aprendido dos cosas:
a) Que el bocado, puestos a las malas, no sirve de nada. O sea, que tanto calentarse la cabeza a la hora de elegir un bocado es inútil, cuando tienes un problema de verdad, lo único que te sacará de él será el nivel de doma del caballo, independientemente del bocado que lleves.
b) Ignoro si esta forma de comunicarme con el caballo cuando me putea es aceptable. ¿Es mejor dejarle salirse con la suya a pegarle un fustazo? Esta forma no me gusta y me parece contraproducente. Si antes tenía miedo del agua, ahora le tiene pánico, me imagino que por el trauma causado. Si en mitad de un camino me bajo para darle de beber agua, le tiene tanto miedo al agua (o al fustazo que asocia con el agua) que ni se acerca a beber, lo que demuestra que es una solución nefasta. Me imagino vuestra respuesta, más doma, más paciencia... Eso sólo lo da el tiempo.
Forcemos la pregunta: ¿si tu caballo se da la vuelta y se niega a avanzar, tú que haces? ¿Lo dejas ir para dónde él quiere o luchas contra eso?
Vaya parrafada me he pegado