Buenas amigos,
En los últimos días he vivido la pérdida por primera vez de una de las yeguas que he montado. Llevo relativamente poco en el mundo equino, y aunque nunca he mantenido un vínculo notable con ninguno de los caballos que he montado, esta vez he sentido una sensación fatal cuando me dijeron que posiblemente moriría.
Esta yegua ya era mayor, y fue de los primeros caballos que monté al iniciarme en las artes ecuestres. He tenido de cerca el mundo animal desde bien pequeño y la muerte me había parecido algo de lo más natural, pero en este caso, he llegado incluso a contener las lágrimas cuando me ponía a pensar en la yegua, ya lejos de la hípica.
Ha sido una situación curiosa, algo triste pero en parte bonita, ya que he experimentado por primera vez lo que un jinete puede llegar a sentir por los caballos que monta.
Me gustaría conocer vuestras experiencias, para saber cómo os sentísteis en situaciones similares.
Sin más quiero despedirme con unos versos bastante pobres que le dediqué a la yegua mientras pensaba en ella:
"La lluvia rompe en tu lomo
e impregna mis recuerdos
de tus ancianos aplomos
luciendo aire vencido
Es sin duda triste imagen
la que mi mente visiona
sin faltar a la memoria
donde los dolores rugen
No podría despedirte
sin volver a oírte trotar
con ese mágico porte
¡Adiós tan noble amiga!
Márchate por fin en paz
pues tu recuerdo vivirá."
En los últimos días he vivido la pérdida por primera vez de una de las yeguas que he montado. Llevo relativamente poco en el mundo equino, y aunque nunca he mantenido un vínculo notable con ninguno de los caballos que he montado, esta vez he sentido una sensación fatal cuando me dijeron que posiblemente moriría.
Esta yegua ya era mayor, y fue de los primeros caballos que monté al iniciarme en las artes ecuestres. He tenido de cerca el mundo animal desde bien pequeño y la muerte me había parecido algo de lo más natural, pero en este caso, he llegado incluso a contener las lágrimas cuando me ponía a pensar en la yegua, ya lejos de la hípica.
Ha sido una situación curiosa, algo triste pero en parte bonita, ya que he experimentado por primera vez lo que un jinete puede llegar a sentir por los caballos que monta.
Me gustaría conocer vuestras experiencias, para saber cómo os sentísteis en situaciones similares.
Sin más quiero despedirme con unos versos bastante pobres que le dediqué a la yegua mientras pensaba en ella:
"La lluvia rompe en tu lomo
e impregna mis recuerdos
de tus ancianos aplomos
luciendo aire vencido
Es sin duda triste imagen
la que mi mente visiona
sin faltar a la memoria
donde los dolores rugen
No podría despedirte
sin volver a oírte trotar
con ese mágico porte
¡Adiós tan noble amiga!
Márchate por fin en paz
pues tu recuerdo vivirá."