Hola corzo3…mira yo no puedo hablar de doma ni de paso español, mis conocimientos son mínimos, para eso están los demás foreros, pero como tengo muchas limitaciones físicas por mi columna para montar a caballo me he ido conformando cada vez más con disfrutar de ellos pie a tierra, y sí, debo reconocer que disfruto como un enano enseñándoles “payasadas”.
Por supuesto jamás he pretendido enseñar un correcto paso español a un caballo, ni sabría hacerlo.
Pero cuando vas a enseñar algo a un caballo pie a tierra, sea lo que sea, primero tienes que construir un lenguaje con él, un lenguaje sencillo que ir ampliando. Ese lenguaje, ese “vocabulario” no se construye en dos días, y tiene que estar bien asentado cuando pretendes enseñarle cualquier ejercicio de cierta complejidad.
No solemos preocuparnos por comunicarnos con nuestro caballo pie a tierra, más allá de llevarlo del box a la pista, darle cuerda de forma casi siempre mecanizada, o que se porte bien cuando le duchamos, le cepillamos o viene el herrador.
Así que cuando nos tenemos que enfrentar a un caballo pie a tierra nos faltan nuestras herramientas habituales, y es fácil acabar sintiéndose impotente, además pie a tierra nos ganan, y eso no suele gustarnos.
Si has domado o te han domado a tu caballo le han enseñado a responder a un lenguaje basado en las riendas, piernas y asiento básicamente, en ceder a la presión. Tu caballo ya tiene ese vocabulario interiorizado, por lo que es fácil avanzar y enseñarle cada vez más ejercicios desde “arriba”.
Pero "desde el suelo" nuestro lenguaje cambia necesariamente,-exceptuando la voz-, ya no tenemos bocado ni riendas ni asiento ni piernas. Así que hay que empezar a hacer lo mismo que se hizo durante la doma pero con otras herramientas. Y hay que empezar desde el principio.
De forma semejante a lo que se haría “desde arriba”, yo les enseño antes cada “pieza” , cada paso de un posible “truco” que tenga en la cabeza. Si el caballo no aprende antes las “piezas” en los que se puede descomponer cada ejercicio es difícil entienda tu intención final, tú la ves, seguramente la ves clarísima, pero el caballo no. Y así llegas a una situación de bloqueo en la que desde luego no debes insistir, mucho menos meses. Cuando un caballo se bloquea, déjale y déjale un par de días – o más- si puedes, y comienza el abordaje desde otro punto distinto, simplifica, baja la exigencia, busca otro camino para llegar al mismo sitio, insistir en lo mismo no suele conducir a nada.
Andreavic te ha puesto un buen ejemplo, intuitivamente si te colocas delante de un caballo, cortándole el paso, no le estás permitiendo el avance, todos mis caballos, más los caballos asalvajados y resabiados que me toca cuidar, tienen muy claro que si me coloco frente a ellos no pueden dar un paso, por mi bien, si me giro hacia un lado, ladeo la cabeza o pego un chasquido, según, saben que tienen que avanzar.
Tienes que tener bien afianzadas las piezas básicas de tu vocabulario pie a tierra con tu caballo antes de pedirle algo complejo, y eso suele llevar más tiempo del que solemos estar dispuestos a emplear. Hacerlo al revés suele conducir al bloqueo del animal que acaba defendiéndose de algo que no entiende. Que no puede entender.
También es importante saber cuándo –y cómo- premiarle, debes premiarle ante el menor signo de está entendiendo el ejercicio, aunque sólo sea un leve amago, no cuando tú creas que lo ha realizado a tu gusto.
También es importante saber el punto en el que debes dejar la lección de cada día, y suele ser bastante antes de lo que como personas estamos acostumbrados, y siempre cuando haya hecho algo correctamente, por muy mínimo que sea.
Dedicar sólo el tiempo justo a repetir lo mismo una vez logrado –o no logrado-, que suele ser menos que el que como humanos solemos dar de margen a nuestra insistencia una y otra vez.
Hacérselo ver como un juego, no como una tortura diaria durante meses.
Evita usar el ramal o fustas más que en el instante necesario para que comprenda la orden, y vete intentando sustituir esas órdenes por tu cuerpo o tu voz.
Los caballos pie a tierra pueden entender muy bien tu lenguaje corporal, montados lo perdemos en gran parte, así que aprovéchalo, desde el suelo dependes de él, y evita malentendidos, es fácil caer en ellos con un caballo.
Descompón, - “deconstruye” que dicen ahora- , asienta las piezas, y luego empieza a construir. A los humanos nos cuesta tener la paciencia suficiente para realizar ese proceso.
No actúes visualizando el resultado final , porque tu caballo no puede hacerlo, ni te dé rabia retroceder para poder avanzar.