Bueno, después de re-aparecer por este foro (aunque siempre que puedo os leo

), os cuento mi experiencia personal.
Para empezar, que la razón de no participar, es porque me sentía una amazona malísima.
Soy la que en su "corta" experiencia ecuestre, ya le han vendido dos potros, y con los dos ha fracasado.
Ahora no cojo un potro ni regalado
Después del consiguiente bajón, pues de todo se aprende y para eso estamos en esta vida.
Y esta introducción viene al caso de este post, que se titula caballo arisco y miedoso.
Mi último potro, un PRE bellísimo, era un caballo asustadizo.
En lugar de "hacérmelo yo" con paciencia y pie a tierra, cometí el error de dejarlo en doma o en "doblego" más que doma.
El potro con su domador iba con la cola metida.
Conmigo a cada pequeño ruido por el viento, portazo de un coche... caña que te casco. En alguna de éstas, yo al suelo.
Y el caballo seguía domándose, a mí sacándome los cuartos, y cada vez me encontraba un caballo más tenso y más asustadizo.
Consultas al domador.
Respuestas del domador: "a mí no me lo hace"... "ponle un hierro más fuerte"
Bueno... y en definitiva: "que te den"
No haberte comprado un potro que ya eres mayorcita, un potro que era buenísimo, tranquilísimo, dócil, un mansurrón...
Pero asustadizo. Un potro de 1,75 a la cruz por lo menos. Enorme y muy fuerte.
Sólo me quedaba hacer dos cosas, o intentarlo sola con paciencia y tiempo (pero le tenía pánico a subirme, porque era como subirme en una bomba a punto de explotar...así que el tiempo podría hacerse eterno), o quitármelo. Intenté venderlo y además barato, y sin engañar a nadie porque así soy yo, y la gente cuando se montaba y se le asustaba, se largaba...
Al final, un amigo lo llevó a un campo que tiene, y suelto con unas yeguas y con paciencia, se lo lleva al campo de paseo con otros caballos... y parece que no le va mal, el caballo se ha desestresado. Y como soy así, se lo regalé.
Así que fijaos qué experiencias, a mí que montar me gusta lo que más del mundo mundial...
Y que conste que no me arrepiento pues de todo he aprendido muchísimo, sólo la cara de tonta que debo de tener para que siempre me la metan "doblada"...
Así que cuidado con los potros si se nos apoderan y no podemos, por falta de tiempo suficiente, experiencia, apoyo de otras personas que nos ayuden... lo mejor es dejarlo.
Ahora no tengo caballo, vivo de prestado y qué bien estoy así. Y miro muchísimo lo que puedo montar o lo que no. Así voy segura y lo más importante DISFRUTO de algo que tanto me gusta.