La cosa no es sencilla. En los próximos días tienen que llegar hasta Honk Kong, donde se celebran las pruebas de hípica (más que nada, porque en Pekín hay registradas hasta un total de 13 enfermedades enfermedades equinas "imposibles de erradicar", según la Federación Ecuestre Internacional), más de 300 caballos. Allí, a 2.000 kilómetros de Pekín, los caballos contarán con cuadras de lujo con calefacción y toneladas de hielo diarias para refrescar a los caballos, veterinarios de lujo... El problema es llevarlos hasta allí.
Nada menos que cuatro años llevan preparando el viaje, y ya está casi todo listo. El Comité Organizador ha establecido cinco puntos donde todos los caballos inscritos pasarán la cuarentena (Alemania, Argentina, Estados Unidos, Australia o nueva Zelanda). De ahí, los animalitos vuelan en un avión alemán, un 747 de cargo, en el que 26 caballos en cada tanda viajan 'en business'. Cada miniestablo (del tamaño casi de los minipisos de la ex ministra Trujillo, de 2,3 metros de ancho, 1,8 de largo y 2,1 de alto) tiene, evidentemente, suministros de aire acondicionado -prefijado a 17 grados- comida, agua y paja para hacer el viaje lo más confortable a los animales, y en cada vuelo viaja un equipo completo de veterinarios. Todo para que los caballos afronten las 13 horas de vuelo lo menos estresados posibles.
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