Alimentación
¿Cómo se alimentan los caballos?
Esta pregunta puede parecer sencilla, pero no lo es tanto y es sorprendente la variedad de ideas, a veces equivocadas, que se suelen oír sobre este tema.
Los caballos han cambiado sus hábitos a lo largo de la historia de su convivencia con el hombre. Hoy día apenas quedan caballos que se alimenten de forma completamente natural, es decir, como lo harían en estado puramente salvaje. Las consecuencias de estos cambios pueden acarrear efectos a menudo desagradables. Todo aficionado a los caballos conoce por ejemplo el peligro de los cólicos.
Para aprender a alimentar a su caballo, al propietario le es útil conocer la manera de alimentarse los caballos en su estado natural.
Lo primero que nos sorprendería sería comprobar que los caballos salvajes invierten unas dieciséis horas al día en alimentarse a causa del poco valor nutritivo que tiene sus alimentos naturales. Esto quiere decir que los caballos salvajes pasan más del 65% del tiempo comiendo. La intrepidez y la paciencia de algunos observadores ha permitido descubrir que siguen alimentándose de noche, incluso muy de madrugada y que a primeras horas de la mañana comienzan a comer de nuevo. Cualquiera se sorprendería de lo selectivos que son a la hora de escoger distintos tipos de hierbas gracias a la gran sensibilidad y movilidad de sus labios y a su sensitivo olfato.
Los caballos buscan variedad aunque su alimento principal sea la hierba, también comen flores, frutos, bayas, nueces, raíces como la zanahoria que por cierto les encanta. Una de sus frutas favoritas es la manzana. Si quieres hacerte amigo de tu caballo llévale zanahorias, manzanas y azucarillos; se pondrá contentísimo cada vez que vayas a verlo. Los caballos en libertad, en las orillas de ríos o pantanos devoran plantas acuáticas, y en los paramos desentierran raíces, escarbando con los cascos. Si la hierba no ha crecido bastante, pueden comer hojas. Habiendo donde escoger optan siempre por la variedad; No en vano dicen que en la variedad esta el gusto. Si los comparamos con otros herbívoros, nos encontramos con que los caballos comen mucho mas despacio que los rumiantes, porque tienen él estomago mucho más pequeño que ellos y además solo tienen uno en vez de cuatro. Los rumiantes tienen un sistema digestivo completamente diferente y comen unas ocho horas al día, engullendo y tragando rápidamente para regurgitar después lo ingerido con el fin de masticarlo bien.
También son menos selectivos que los caballos y su lengua es mucho más áspera y mucho menos sensible que la de los caballos. Los caballos comen a pequeños bocados, mastican tragan y digieren de manera parecida a nosotros. Dicen que el estomago vacío les incomoda y por esto nunca descansan.
Llama la atención que los caballos no están físicamente capacitados para vomitar. Sencillamente no pueden hacerlo debido a que tienen unas válvulas especiales en el esófago que dan paso en una sola dirección que es hacía el estomago. De ahí que el estómago del caballo no puede devolver lo que haya entrado en él, por muy indigestible que sea. En este hecho arraiga el especial cuidado que ha de observarse el animal salvaje al seleccionar lo que come. Algo venenoso o indigestible, una vez en el estómago, no podría ser vomitado y las consecuencias podrían resultar fatales. A pesar de este hecho aparentemente perjudicial, nadie conoce su sentido o ventaja.
En caso de necesidad, los veterinarios introducen una sonda por el conducto nasal hasta el estómago del caballo para practicar su vaciado.
Vemos pues la importancia de alejar plantas o sustancias tóxicas del entorno de nuestro caballo. Tampoco es muy recomendable darle a un caballo estabulado grandes cantidad de pienso concentrado, sobre todo cuando aquél lleve tiempo sin probar bocado. Su estómago podría no admitirla y provocar así un cólico, siempre difícil de tratar y que hasta puede llegar a producirle la muerte.
De todo lo dicho hasta ahora nace la regla más importante sobre la alimentación de nuestro caballo:
Lo más importante en la alimentación del caballo es que coma de manera regular y continua, muchas veces a lo largo del día y en cantidades pequeñas.
Recordemos que los caballos en libertad están paciendo constantemente, abasteciéndose de gran variedad de hierbas diferentes que se complementan entre sí.
A la vista de lo expuesto: ¿Será beneficioso alimentar a un caballo estabulado tres veces al día, tal y como comemos nosotros, por muy equilibrado y nutritivo que sea el pienso compuesto que le damos?
Creemos que existe una serie de comportamientos del caballo estabulado y alimentado artificialmente, mal denominados como "vicios", que el caballo puede contraer a causa del aburrimiento en el box y concretamente como el sustituto de la ocupación de pacer. Como consecuencia, los caballos pueden morder el pesebre ,la manta, la puerta, pueden tragar aire, intentar tragarse la lengua, producir chasquidos con los labios, y hasta comerse el estiércol o la paja de su propia cama. Objetivamente no tiene sentido proporcionarles de golpe todas las sustancias nutritivas que necesitan, cuando genéticamente están programados para comer durante 16 horas al día. El caballo consume fundamentalmente alimentos poco nutritivos. Está programado para consumir durante mucho tiempo alimento de poco valor energético con alto contenido en fibra y agua, como lo es la hierba.
Así que darle de comer alimentos muy nutritivos y concentrados va contra su naturaleza. Que muchos caballos muerdan el pesebre, la puerta del box o traguen aire, tiene su razón en su intento instintivo de tener la sensación de saciedad. El hábito de comer estiércol, sin embargo, podría tener otro motivo. Aunque algunos investigadores lo adjudican a la necesidad de los potros de adquirir la flora bacteriana de sus padres, es cierto que en el box lo hacen por puro aburrimiento.
A pesar de que en casi todas las cuadras hay algún caballo que tenga uno o varios de estos "vicios", observamos que los caballos entretenidos por el trabajo diario los adquieren raras veces. La mayoría de los caballos alimentados con piensos de gran poder nutritivo han conseguido adaptarse. Han logrado suprimir la necesidad de pasar todo el día, comiendo, pero ésta puede manifestarse de otras formas, como cuando un caballo comienza a demostrar mala intención o se vuelve temperamental o muy nervioso. Podrá pensarse que después de tanto tiempo como animal domestico, más de 2000 años, el caballo ya debería estar adaptado a la vida en compañía del hombre pero este espacio de tiempo es muy corto en comparación con su periodo de evolución real de miles de años. Muchos de los problemas de los caballos estabulados, aunque no parezca que guarden relación con la alimentación, tienen origen en la artificialidad de los hábitos alimenticios modernos. Pero los caballos son tan dóciles que hacen lo posible para adaptarse a la costumbre humana de comer solo tres veces al día. Tal vez sea mejor así porque si pudieran comer tal y como quisieran, ganarían peso de forma espectacular y podrían perder su elegancia propia. Si vivieran en libertad, deberían enfrentarse a épocas de escasez: en las zonas septentrionales debido al intenso frío del invierno, durante el cual ni siquiera en 16 horas conseguirían ingerir alimento suficiente para sobrevivir y en las zonas cálidas debido a la sequía, estarían obligados a pasar periodos de escasez que les obligaría a escarbar en el suelo en busca de raíces o aprovechar como la corteza de los árboles. Esto puede llamar la atención pero nos consta el ejemplo de un caballo, de nombre " Campanero", que durante su infancia pasó por periodos de hambre y que tenia los incisivos deformados y desgastados de manera espectacular a causa de comer cortezas de los árboles. Los problemas alimenticios seguirán existiendo, pero podrían atenuarse mediante la aplicación de algunas estrategias sencillas, tal como se indica en estas líneas. Una mejora sencilla es por ejemplo darles el forraje en redes de malla pequeña en el box. Un poco de ingenio conseguirá que el caballo recupere sus hábitos alimenticios naturales en la medida de lo posible. El efecto beneficioso no se hará esperar. Como indicación personal y para concluir este artículo, me gustaría recomendar a nuestros lectores que permitan a sus caballos de vez en cuando un descanso en un verde prado.
¿Cómo se alimentan los caballos?
Esta pregunta puede parecer sencilla, pero no lo es tanto y es sorprendente la variedad de ideas, a veces equivocadas, que se suelen oír sobre este tema.
Los caballos han cambiado sus hábitos a lo largo de la historia de su convivencia con el hombre. Hoy día apenas quedan caballos que se alimenten de forma completamente natural, es decir, como lo harían en estado puramente salvaje. Las consecuencias de estos cambios pueden acarrear efectos a menudo desagradables. Todo aficionado a los caballos conoce por ejemplo el peligro de los cólicos.
Para aprender a alimentar a su caballo, al propietario le es útil conocer la manera de alimentarse los caballos en su estado natural.
Lo primero que nos sorprendería sería comprobar que los caballos salvajes invierten unas dieciséis horas al día en alimentarse a causa del poco valor nutritivo que tiene sus alimentos naturales. Esto quiere decir que los caballos salvajes pasan más del 65% del tiempo comiendo. La intrepidez y la paciencia de algunos observadores ha permitido descubrir que siguen alimentándose de noche, incluso muy de madrugada y que a primeras horas de la mañana comienzan a comer de nuevo. Cualquiera se sorprendería de lo selectivos que son a la hora de escoger distintos tipos de hierbas gracias a la gran sensibilidad y movilidad de sus labios y a su sensitivo olfato.
Los caballos buscan variedad aunque su alimento principal sea la hierba, también comen flores, frutos, bayas, nueces, raíces como la zanahoria que por cierto les encanta. Una de sus frutas favoritas es la manzana. Si quieres hacerte amigo de tu caballo llévale zanahorias, manzanas y azucarillos; se pondrá contentísimo cada vez que vayas a verlo. Los caballos en libertad, en las orillas de ríos o pantanos devoran plantas acuáticas, y en los paramos desentierran raíces, escarbando con los cascos. Si la hierba no ha crecido bastante, pueden comer hojas. Habiendo donde escoger optan siempre por la variedad; No en vano dicen que en la variedad esta el gusto. Si los comparamos con otros herbívoros, nos encontramos con que los caballos comen mucho mas despacio que los rumiantes, porque tienen él estomago mucho más pequeño que ellos y además solo tienen uno en vez de cuatro. Los rumiantes tienen un sistema digestivo completamente diferente y comen unas ocho horas al día, engullendo y tragando rápidamente para regurgitar después lo ingerido con el fin de masticarlo bien.
También son menos selectivos que los caballos y su lengua es mucho más áspera y mucho menos sensible que la de los caballos. Los caballos comen a pequeños bocados, mastican tragan y digieren de manera parecida a nosotros. Dicen que el estomago vacío les incomoda y por esto nunca descansan.
Llama la atención que los caballos no están físicamente capacitados para vomitar. Sencillamente no pueden hacerlo debido a que tienen unas válvulas especiales en el esófago que dan paso en una sola dirección que es hacía el estomago. De ahí que el estómago del caballo no puede devolver lo que haya entrado en él, por muy indigestible que sea. En este hecho arraiga el especial cuidado que ha de observarse el animal salvaje al seleccionar lo que come. Algo venenoso o indigestible, una vez en el estómago, no podría ser vomitado y las consecuencias podrían resultar fatales. A pesar de este hecho aparentemente perjudicial, nadie conoce su sentido o ventaja.
En caso de necesidad, los veterinarios introducen una sonda por el conducto nasal hasta el estómago del caballo para practicar su vaciado.
Vemos pues la importancia de alejar plantas o sustancias tóxicas del entorno de nuestro caballo. Tampoco es muy recomendable darle a un caballo estabulado grandes cantidad de pienso concentrado, sobre todo cuando aquél lleve tiempo sin probar bocado. Su estómago podría no admitirla y provocar así un cólico, siempre difícil de tratar y que hasta puede llegar a producirle la muerte.
De todo lo dicho hasta ahora nace la regla más importante sobre la alimentación de nuestro caballo:
Lo más importante en la alimentación del caballo es que coma de manera regular y continua, muchas veces a lo largo del día y en cantidades pequeñas.
Recordemos que los caballos en libertad están paciendo constantemente, abasteciéndose de gran variedad de hierbas diferentes que se complementan entre sí.
A la vista de lo expuesto: ¿Será beneficioso alimentar a un caballo estabulado tres veces al día, tal y como comemos nosotros, por muy equilibrado y nutritivo que sea el pienso compuesto que le damos?
Creemos que existe una serie de comportamientos del caballo estabulado y alimentado artificialmente, mal denominados como "vicios", que el caballo puede contraer a causa del aburrimiento en el box y concretamente como el sustituto de la ocupación de pacer. Como consecuencia, los caballos pueden morder el pesebre ,la manta, la puerta, pueden tragar aire, intentar tragarse la lengua, producir chasquidos con los labios, y hasta comerse el estiércol o la paja de su propia cama. Objetivamente no tiene sentido proporcionarles de golpe todas las sustancias nutritivas que necesitan, cuando genéticamente están programados para comer durante 16 horas al día. El caballo consume fundamentalmente alimentos poco nutritivos. Está programado para consumir durante mucho tiempo alimento de poco valor energético con alto contenido en fibra y agua, como lo es la hierba.
Así que darle de comer alimentos muy nutritivos y concentrados va contra su naturaleza. Que muchos caballos muerdan el pesebre, la puerta del box o traguen aire, tiene su razón en su intento instintivo de tener la sensación de saciedad. El hábito de comer estiércol, sin embargo, podría tener otro motivo. Aunque algunos investigadores lo adjudican a la necesidad de los potros de adquirir la flora bacteriana de sus padres, es cierto que en el box lo hacen por puro aburrimiento.
A pesar de que en casi todas las cuadras hay algún caballo que tenga uno o varios de estos "vicios", observamos que los caballos entretenidos por el trabajo diario los adquieren raras veces. La mayoría de los caballos alimentados con piensos de gran poder nutritivo han conseguido adaptarse. Han logrado suprimir la necesidad de pasar todo el día, comiendo, pero ésta puede manifestarse de otras formas, como cuando un caballo comienza a demostrar mala intención o se vuelve temperamental o muy nervioso. Podrá pensarse que después de tanto tiempo como animal domestico, más de 2000 años, el caballo ya debería estar adaptado a la vida en compañía del hombre pero este espacio de tiempo es muy corto en comparación con su periodo de evolución real de miles de años. Muchos de los problemas de los caballos estabulados, aunque no parezca que guarden relación con la alimentación, tienen origen en la artificialidad de los hábitos alimenticios modernos. Pero los caballos son tan dóciles que hacen lo posible para adaptarse a la costumbre humana de comer solo tres veces al día. Tal vez sea mejor así porque si pudieran comer tal y como quisieran, ganarían peso de forma espectacular y podrían perder su elegancia propia. Si vivieran en libertad, deberían enfrentarse a épocas de escasez: en las zonas septentrionales debido al intenso frío del invierno, durante el cual ni siquiera en 16 horas conseguirían ingerir alimento suficiente para sobrevivir y en las zonas cálidas debido a la sequía, estarían obligados a pasar periodos de escasez que les obligaría a escarbar en el suelo en busca de raíces o aprovechar como la corteza de los árboles. Esto puede llamar la atención pero nos consta el ejemplo de un caballo, de nombre " Campanero", que durante su infancia pasó por periodos de hambre y que tenia los incisivos deformados y desgastados de manera espectacular a causa de comer cortezas de los árboles. Los problemas alimenticios seguirán existiendo, pero podrían atenuarse mediante la aplicación de algunas estrategias sencillas, tal como se indica en estas líneas. Una mejora sencilla es por ejemplo darles el forraje en redes de malla pequeña en el box. Un poco de ingenio conseguirá que el caballo recupere sus hábitos alimenticios naturales en la medida de lo posible. El efecto beneficioso no se hará esperar. Como indicación personal y para concluir este artículo, me gustaría recomendar a nuestros lectores que permitan a sus caballos de vez en cuando un descanso en un verde prado.