Nakuru dijo:
Joder menuda historia lo de los tablones

... dentro de lo malo te paso en pista, que si no ...
Pues, si te digo la verdad, hubiese preferido que se hubiese disparado en un buen camino, o en campo abierto y llano... y sin tablones. Porque esta clase de caballos suelen tener poco aguante, y es raro que sostengan mucho tiempo el galope.
También lamenté no llevar espuelas, porque con esa ayuda me hubiese sido más fácil el detenerle... que para estos casos, van que ni pintadas.
Saludo
Nakuru dijo:
Normalmente estos caballos (los que yo conozco al menos) incluso cuando consigues ponerles en marcha a galopar tienes que insistir mucho a golp de pierna o fusta ...
Imagina los caballos de tanda en los que montan principiantes. Son caballos muy mansos y dociles, no se asustan de nada, y aguantan todas las monerias e los novatos. Pero si se sube alguien que sabe un poco mas, les puedes hacer galopar sin problemas, aunque no sean caballos especialmente sensibles a las ayudas
Temo no haberme explicado bien... no digo que un caballo perezoso se vuelva demasiado fogoso de repente. El problema con esos "burritos" es que pocas veces, o ninguna, han hecho una buena parada... y el día que hace falta, pueden dar un disgusto.
Recuerdo, en la escuela en que empecé a montar, varios caballos de tanda de los más perezosos, a los que alguna vez costó Dios y ayuda parar, porque al arrancar a galopar lo hacían de mala manera, abandonándose sobre los brazos y sobre el freno, desunidos, y querenciosos.
Figúrate a un jinete con poca experiencia, sobre un caballo que galopa abandonado, desunido (poniendo muy difícil conservar el recién adquirido asiento), pesando sobre las riendas (que apenas sabe manejar), y poco obediente a las piernas (de las que nace toda parada segura, y cuyas ayudas tampoco dominará el nuevo jinete). Pues si a este buen rocín lo sacamos de la pista, y lo ponemos a galopar en el campo, con sus desigualdades, piedras, y cuestas... ¿será seguro ese caballo que lo parecía?. Yo no lo querría ni regalado.
Una vez me pidieron llevar a su nueva casa, montándolo unos 10 km, a un caballo de estos, que compraron "para perder el miedo", y me dio un viaje como era de esperar: sobre los brazos, con sus tropezones, sus trotes y galopes desconcertados, y sus subidas y bajadas "bailadas", que parecía un caballo caribeño que oyese tocar merengues.

Con tiempo, paciencia, y trabajo, llegó a ser muy ligero, galopó seguro y bastante bien colocado en el campo, partiendo y parando con ayudas muy suaves (al galope, se le paraba arrimando las pantorrillas, y cogidas las riendas con dos dedos de una mano)... pero en cuanto dejaron de montarlo una temporada, volvió a su ser, y ahora está poco menos harón que cuando vino. Es otro problema de esos caballos: que en cuanto se les descuida, les vuelven los vicios antiguos, y se pierde el esfuerzo puesto en mejorarlos.
Sigo pensando que si un jinete ha aprendido el asiento, las ayudas, y lo que debe o no debe hacerse montando, irá más seguro en un caballo ágil y despierto a lo que se le pide, que en uno de esos "que no hacen nada", a lo que añadiría yo... "nada bueno".
Saludos.