Os copio un artículo que leí no hace mucho y guardé. Es de la interesante página http://www.carololopezquesada.com no consigo encontrarlo por eso no pongo el enlace directo. Pero vamos, os reocmiendo la página
Alfonso Queipo de Llano.
Por Fernando Basail.
Como bien dices, irradiaba cercanía y autoridad. A lo mejor hacerlo con jóvenes con la edad vuestra de entonces era fácil, pues no cabe duda que era vuestro mentor y vuestro ídolo, pero hacerlo con jefes, oficiales o suboficiales de Caballería, con otra edad y mucha mili a sus espaldas podría resultar más difícil, pero puedo asegurarte que su personalidad arrastraba a veces a situaciones inusitadas.
En la Escuela, aquella escuela que desgraciadamente ya no existe más que en el papel, impartió su sabiduría a caballo y en la vida, que consistía fundamentalmente en trabajo, trabajo, trabajo, de manera que primero te enseñaba y luego te convencía que podrías conseguirlo, pero con trabajo, que nadie te regala nada, que "los gorriones no maman’’ como solía decir.
Todos los alumnos de esa época, que fuimos infinidad de oficiales de todos las Armas, guardamos un recuerdo imborrable de su estilo y personalidad.
Cuando decidió echar pie a tierra, dedicó ese mismo ardor al Arma de Caballería. Se "doctoró" en carros de combate y aplicó la misma táctica que con los caballos , trabajo. Desmontaba todo, pieza por pieza, hasta conocer perfectamente su funcionamiento. Exigía , sobre todo con el ejemplo, a dominar el material y conocer al personal que tenías a tu cargo. Sabía motivar a la gente para tenerla siempre atenta a su misión. De ello pueden dar fe los hombres de Farnesio y su destacamento del Pinar de Antequera. Algunos oficiales venían a contarme anécdotas para explicarme su personalidad, como si no lo hubiera disfrutado cantidad de años como Jefe y sobre todo como amigo.
Yo también tengo infinidad de anécdotas, y Enrique Martínez de Vallejo ya ni te cuento, podría escribir un libro. Voy a contarte solo una muy personal. Un día en la Escuela, cuando todavía no existía el Aula Hípica, me comentó que quería mandar algunas tardes a su hijo Juan, que por entonces debía andar por los diez años, para que le enseñara, pues yo solía quedarme por las tardes a trabajar todo lo que se movía. Le dije que no me tomara el pelo, que el más capacitado era él, pues yo a su lado era como un monaguillo. Me razonó que estaba equivocado, que los padres no suelen ser buenos profesores para sus hijos y convenía que fuera otra persona , y por eso confiaba en mí. Grandísimo honor, pero en mi fuero interno no seguía estando muy de acuerdo. Era muy joven, el tiempo me ha demostrado la gran verdad de su razonamiento.
Enseñar a Juan fue facilísimo, pues era como una esponja; lo pasamos muy bien.
La vida se lo llevó en un momento crucial para su familia, para sus compañeros, para la hípica, para todo. Para mí, personalmente, tuvo unas connotaciones insospechadas, que te hacen pensar en la predestinación, como creen los Nómadas, los Saharauis, en su filosofía de la vida, pues ese día mi vida militar cambió de rumbo radicalmente, sin saberlo yo, y por su "culpa".
A parte de su familia, dejó huérfana a gran parte del Arma de Caballería, en la que empezaba a ser considerado como el Gran Jefe. No hay duda que su desaparición, liberó al alto mando de muchas cuitas, pues al no ser diplomado de Estado Mayor, ni falta que le hacía, su ascenso al empleo de General habría suscitado polémicas, pero no hacerlo hubiera llevado a una injusticia incomprensible.
Que Dios le tenga en su gloria, enseñando con el patrón Santiago a montar a los ángeles, que nosotros, los que tuvimos el privilegio de conocerle, le llevamos en nuestra memoria y en nuestro corazón.
- Cortadura del "Perro de Gavilán". Se entraba al galope y arriba el Tte Manero y Fernando Laguna con trallas, te quitaban todas las dudas.
- La primera foto (A), es del Curso 1969/70. Se puede reconocer a Carlos y Javier G. Paradís, Salvador Zunzunegui, Paco Vázquez y yo, alumnos, con Enrique y Alfonso. El paisano de espaldas es Santi de la Rocha. En el curso titulamos esta foto como "la risilla del miedo", pues la sacó Real momentos antes de bajar las Cortaduras de la Zarzuela, con Enrique como profesor. Alfonso vino a darnos ánimos y recoger los tullidos, pero no hubo muchos.
- En la segunda foto (B), está el curso formado al comenzar el descenso de las Cortaduras, ante los jinetes de los equipos participantes en el CSIO de Madrid 1970, agregados militares de las Embajadas acreditadas en Madrid, y personal invitado.
El militar que cruza es el Cap. Emilio Rotondo.
Fernando Basail Larrañaga
Coronel de Caballería
FOTO A
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FOTO B
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