A ver, que creo que se me ha malinterpretado. Yo, por razones que no vienen al caso, he tenido muchos, muchísimos profesores. De iniciación, de salto y de doma clásica. La mayor parte españoles, pero también franceses, algún alemán y algún inglés. En algún caso clases particulares. Y de todos he sacado algo bueno. Lo que pasa es que no puedes evitar tener más feeling con algunos que con otros. Algunos parecen que te entienden más y con otros parece que no avanzas. Unos se acercan más a tu filosofía y otros menos. Lo que quiero decir, es que ese profesor "perfecto" que sabe muchísimo y que encima es capaz de transmitir no sólo su sabiduría sino también su pasión, y tener paciencia para repetir las cosas las veces que sea necesario, es algo escaso. Como también lo es el alumno perfecto. También tengo que decir, que de los muchos que he tenido, sólo ha habido uno o dos con los que no volvería a dar clase por nada del mundo.
Como dice Andrea, a mi me gusta dar clase con gente que haya montado mi caballo y sepa lo que funciona y lo que no. Pero es que hay gente que tiene tantísima experiencia, que es capaz de saber lo que necesita el caballo sin montarlo. Y el jinete, ojo, que para dar clase también hay que conocer las limitaciones del jinete.
En cuanto a que haya profesores que no quieran enseñar a sus alumnos para que no progresen, yo no conozco ninguno personalmente. Un profesor que tuve en un curso de monitores, decía que el profesor tiene que enseñar todo lo que sabe, y no sólo tiene que alegrarse de tener un alumno que progrese más que él, sino que tiene ser capaz de alentarle para dejarle marchar cuando reconozca que ya no puede aportarle nada más como profesor, y que necesita pasar a otro nivel. Los que seáis profesores, o jinetes de potros (que con los "alumnos" caballos también pasa) sabréis lo duro que tiene que ser eso.
Lo que sí he visto mucho, es que hay alumnos que, cuando por H o por B llevan un tiempo que no avanzan, muchas veces culpan al profesor y se cambian, la mayor parte de las veces también se cambian de hípica. Y entonces resulta que el profesor actual es el mejor del mundo mundial, y el anterior tiene un montón de defectos. Y casi nunca es así, ni tan bueno es el de ahora ni tan malo el anterior, la mayoría de las veces es cuestión de feeling.