El caballo, por su naturaleza, es un animal que disfruta si le rascan o le acarician, una vez que confía en los hombres. Cuando no se deja tocar en algún lugar, suele ser señal de que no se le ha "manoseado" lo suficiente, en cuyo caso será fácil resolver el problema... o de que alguien no le ha tratado como es debido, ha sido brusco con él, o le ha hecho daño: si este trato indebido es frecuente, de poco servirá lo que hagamos por evitar esas "manías". Pero vamos a las soluciones
Lo más sencillo que se me ocurre es lo siguiente: toca al caballo en la parte donde se deja, y desde allí, ve acariciándole o rascándole, acercando las manos, en cada caricia, al lugar en que no se deja; en cuanto dé muestras de desconfianza, vuelve a la parte "segura", y siguiendo así, trata de "ganar terreno" en cada caricia. Así, con paciencia, y dedicando a ello todo el tiempo necesario, no sé de ningún caballo que no acabe por dejarse rascar y halagar por todas las partes.
Al hacer esto, hay que tener precaución, y evitar que la prisa nos lleve a violentar al caballo, en cuyo caso la siguiente vez aún desconfiará despacio... como dicen los italianos,
chi va piano, va sano. O como decimos aquí:
despacito, y buena letra.
Si por prisa le obligamos a dejarse tocar, puede que se someta... o puede que cada día desconfíe más, hasta llegar a defenderse. Por eso, es mejor hacer las cosas bien, y emplear el tiempo al principio en evitar problemas, antes que gastarlo luego en resolverlos.
Saludos.