Buenas, me llamo Alba! Llevo tiempo sin publicar, pero me surge una duda de si seguir mi cabeza o mi corazón.
Tengo actualmente un caballo pura raza español, de 1,65cm aprox. a la cruz, castrado, super tranquilo, sin miedo a la carretera, no se pelea con otros caballos, sin vicios de cuadra. Puedes llevarlo a romerías, festivales.. que se porta estupendamente.
Únicos inconvenientes:
- Vuelas literalmente cuando le vas a coger los cascos de atrás, y cuando digo vuelas, es que te manda dos o tres metros para atrás xD. Cuando viene el podólogo a recortarle los cascos, es una odisea y me da mucha vergüenza. Le cojo los cascos todos los días, pero los de atrás, te deja todo el peso, que yo apenas me atrevo a levantárselos y como los tengas más de 10 segundos, se empieza a mover y a tirar patadas para que se los dejes de nuevo en el suelo. No se pone nervioso, ni se estresa, solo que parece que no le gusta.
- Ve un charco (resaltos, pasos de cebra, todo lo que parezca algo "diferente") y parece que ve el Océano Atlántico, se pone muy nervioso y las probabilidad de dibujarte las piedras del suelo en la cara son altas. Puedo pasar por un charco de medio metro todos los días, que él sigue con lo mismo. El charco lo tiene que saltar sí o sí y lo ve de lejos. Ya si lo meto en una zona con varios charcos que él no los puede esquivar, directamente me forma lo más grande y o me bajo y lo paso a pie, o no paso, porque se alza y empieza a botarse fuertemente.
- Después de estar con él ya varios años, no nos cogemos ni a la de tres. No nos compaginamos y creo que no tenemos conexión. Él siempre va a lo suyo, lo suelto y me ignora... No es nada ágil y temo por mi vida varias veces al galope, porque se tropieza mucho.
A esto se le suma que tuve un caballo anterior español Don Juan, entero con sangre para dar y regalar, y fue este caballo el que hizo que me enamorara definitivamente de la equitación. Era el caballo más valiente y ágil para montañas, mares, escaladas, coches, carreteras, pero también el más porculoso, porque se retrotaba, relincha mucho y siempre iba nervioso. Pero esos defectos, nunca me quitaron el amor que sentía por él y parecía que eso me gustaba y me emocionaba. Sólo pensaba en galopar y él ya se ponía a galopar. Corría como un celaje, parecía un caballo de carreras, te despeínaba hasta las pestañas. Éramos uno en todo momento, solo me hacía falta pensar. Tristemente solo pude disfrutar de él dos años, porque se murió de un cólico. Todavía desde el 2012, no lo he superado.
Disculparme que escriba este tochaco, pero quiero intentar explicarme lo mejor posible.
La pregunta es: Seguir mi cabeza racional de que mi caballo actual es muy tranquilo, o seguir mi corazón y buscar un caballo que me dé lo que me daba Don Juan, aunque sea más porculoso y poder volver otra vez a sentir.
Muchas gracias de antemano a todos y a todas.
Un saludo
Tengo actualmente un caballo pura raza español, de 1,65cm aprox. a la cruz, castrado, super tranquilo, sin miedo a la carretera, no se pelea con otros caballos, sin vicios de cuadra. Puedes llevarlo a romerías, festivales.. que se porta estupendamente.
Únicos inconvenientes:
- Vuelas literalmente cuando le vas a coger los cascos de atrás, y cuando digo vuelas, es que te manda dos o tres metros para atrás xD. Cuando viene el podólogo a recortarle los cascos, es una odisea y me da mucha vergüenza. Le cojo los cascos todos los días, pero los de atrás, te deja todo el peso, que yo apenas me atrevo a levantárselos y como los tengas más de 10 segundos, se empieza a mover y a tirar patadas para que se los dejes de nuevo en el suelo. No se pone nervioso, ni se estresa, solo que parece que no le gusta.
- Ve un charco (resaltos, pasos de cebra, todo lo que parezca algo "diferente") y parece que ve el Océano Atlántico, se pone muy nervioso y las probabilidad de dibujarte las piedras del suelo en la cara son altas. Puedo pasar por un charco de medio metro todos los días, que él sigue con lo mismo. El charco lo tiene que saltar sí o sí y lo ve de lejos. Ya si lo meto en una zona con varios charcos que él no los puede esquivar, directamente me forma lo más grande y o me bajo y lo paso a pie, o no paso, porque se alza y empieza a botarse fuertemente.
- Después de estar con él ya varios años, no nos cogemos ni a la de tres. No nos compaginamos y creo que no tenemos conexión. Él siempre va a lo suyo, lo suelto y me ignora... No es nada ágil y temo por mi vida varias veces al galope, porque se tropieza mucho.
A esto se le suma que tuve un caballo anterior español Don Juan, entero con sangre para dar y regalar, y fue este caballo el que hizo que me enamorara definitivamente de la equitación. Era el caballo más valiente y ágil para montañas, mares, escaladas, coches, carreteras, pero también el más porculoso, porque se retrotaba, relincha mucho y siempre iba nervioso. Pero esos defectos, nunca me quitaron el amor que sentía por él y parecía que eso me gustaba y me emocionaba. Sólo pensaba en galopar y él ya se ponía a galopar. Corría como un celaje, parecía un caballo de carreras, te despeínaba hasta las pestañas. Éramos uno en todo momento, solo me hacía falta pensar. Tristemente solo pude disfrutar de él dos años, porque se murió de un cólico. Todavía desde el 2012, no lo he superado.
Disculparme que escriba este tochaco, pero quiero intentar explicarme lo mejor posible.
La pregunta es: Seguir mi cabeza racional de que mi caballo actual es muy tranquilo, o seguir mi corazón y buscar un caballo que me dé lo que me daba Don Juan, aunque sea más porculoso y poder volver otra vez a sentir.
Muchas gracias de antemano a todos y a todas.
Un saludo