que ahora recuerde, he conocido dos caballos que sufrían de continuo de la espalda. Ocurría eso que dices, al subirte se bajaban dolidos, y los peores días con sólo ponerles las sillas ya se bajaban o se movian incómodos. Una vez que sepas por qué es, no vaya a ser que sea algo que al trabajarle sin saberlo le vaya a más, viene bien dejarle calentar antes de aparejarle, dandole cuerda y dejando que se estire een el trote. Luego, cuando le pongas la silla, anda un rato, no te subas de inmediato, por ejemplo camina hacia la pista, y ya alli te subes. En nuestros casos bastaba con esto, y poco a poco fue desapareciendo.