En base al comentario de Gabino en el post del "caballo simpático" he decidido abrir este post, ya que hay una horrible realidad que sufren nuestros caballos en Argentina y que es completamente desconocida en el resto del mundo:
Argentina es el mayor exportador de carne equina en el mundo, cubriendo el 23% de la demanda mundial. Produce aproximadamente 55.000 toneladas de carne de caballo anualmente.
Mas de 250.000 equinos son faenados cada año.
Aunque la faena de caballos para exportación es una actividad rigurosamente controlada, especialmente en sus condiciones de salubridad, no sucede igual con la selección de ejemplares para el matadero. El escenario de compra de animales es un verdadero infierno porque depende de mucha gente, entre los que existen varios acopiadores profesionales, gente vinculada con las carreras y una multitud de individuos dedicados a una intensa actividad marginal de abigeato equino, como así también, la captura de ejemplares silvestres en toda la precordillera argentina. Precisamente, de esta actividad marginal se calcula que proviene el 70 por ciento de los 250.000 caballos que se sacrifican por año en la Argentina, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya) y de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). Su origen no se encuentra controlado, aunque se utilizan guías para transporte y existen medio centenar de acopiadores habilitados en distintas provincias.
Si bien los argentinos no tenemos hábito de consumo de carne de caballo, nuestro país es el mayor exportador mundial en este rubro. Actualmente funcionan en la Argentina cinco plantas frigoríficas destinadas a esta actividad, habilitadas por Senasa y autorizadas por la Unión Europea, que faenan unas 250.000 cabezas al año y generan ingresos por más de 80 millones de dólares.
Vedada al consumo interno por razones estrictamente culturales, la carne de caballo ofrece las mejores perspectivas en el mercado europeo, donde cada año se incrementa su consumo: tanto los restaurantes como las cocinas domésticas de Francia, Holanda, Alemania, Italia, España, Rusia, Bélgica, Italia, Brasil, Uruguay y Japón tienen bien incorporado el bocado equino. La necesidad de estos países compradores y de quienes hacen el negocio en Argentina ponen una gran presión sobre los caballos y, el robo de los mismos para vender a los frigoríficos es realmente escandaloso.
En el año 2010 la organización GAIA realizó una investigación sobre el calvario al cual son sometidos los caballos en Argentina:
[video=youtube;sNsS2Vza5j0]http://www.youtube.com/watch?v=sNsS2Vza5j0 [/video]
Argentina es el mayor exportador de carne equina en el mundo, cubriendo el 23% de la demanda mundial. Produce aproximadamente 55.000 toneladas de carne de caballo anualmente.
Mas de 250.000 equinos son faenados cada año.
Aunque la faena de caballos para exportación es una actividad rigurosamente controlada, especialmente en sus condiciones de salubridad, no sucede igual con la selección de ejemplares para el matadero. El escenario de compra de animales es un verdadero infierno porque depende de mucha gente, entre los que existen varios acopiadores profesionales, gente vinculada con las carreras y una multitud de individuos dedicados a una intensa actividad marginal de abigeato equino, como así también, la captura de ejemplares silvestres en toda la precordillera argentina. Precisamente, de esta actividad marginal se calcula que proviene el 70 por ciento de los 250.000 caballos que se sacrifican por año en la Argentina, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya) y de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). Su origen no se encuentra controlado, aunque se utilizan guías para transporte y existen medio centenar de acopiadores habilitados en distintas provincias.
Si bien los argentinos no tenemos hábito de consumo de carne de caballo, nuestro país es el mayor exportador mundial en este rubro. Actualmente funcionan en la Argentina cinco plantas frigoríficas destinadas a esta actividad, habilitadas por Senasa y autorizadas por la Unión Europea, que faenan unas 250.000 cabezas al año y generan ingresos por más de 80 millones de dólares.
Vedada al consumo interno por razones estrictamente culturales, la carne de caballo ofrece las mejores perspectivas en el mercado europeo, donde cada año se incrementa su consumo: tanto los restaurantes como las cocinas domésticas de Francia, Holanda, Alemania, Italia, España, Rusia, Bélgica, Italia, Brasil, Uruguay y Japón tienen bien incorporado el bocado equino. La necesidad de estos países compradores y de quienes hacen el negocio en Argentina ponen una gran presión sobre los caballos y, el robo de los mismos para vender a los frigoríficos es realmente escandaloso.
En el año 2010 la organización GAIA realizó una investigación sobre el calvario al cual son sometidos los caballos en Argentina:
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