Y claro. Como quien no quiere la cosa llegamos al debate de las reseñas e identificaciones.
Sería ideal que, al igual que ocurre con lo perros, los diferentes Colegios Veterinarios, en concierto con las Comunidades Autónomas, se sensibilizaran y regularan la identificación del caballo, es decir, que cada caballo fuera censado.
Hace no mucho tiempo, mi mujer tuvo la oportunidad de participar en una reunión en la Generalitat de Catalunya. Al señor Puyol se le ocurrió preguntar al Consejero (supongo que de Agricultura, Ganadería y Pesca) al respecto del censo equino. Evidentemente el censo no existía y el Señor Presidente dio instrucciones para ejecutar un censo equino. No sé en qué ha acabado la cosa.
Las competencias en materia de regulación de centros equinos y la identificación de cada caballo le corresponden a cada Comunidad Autónoma. (no creo que exista alguna que no posea esta transferencia) El problema, como siempre, está en la inspección. No me refiero a que la inspección sea sólo de aquellos potros nacidos tras la regulación. Me refiero a esa inspección que debe ser acometida cuando una Ley, Decreto, etc. se pone en vigor, es decir, que hay que proceder a que aquellos caballos nacidos con anterioridad a la publicación de la normativa sean inscritos.
Algunas Comunidades Autónomas usan el método del "chip" para identificar al caballo. Otras como la de Castilla y León requieren sólo reseñas morfológicas del caballo, su capa, los remolinos, etc.
En definitiva, que la única manera de evitar los hierros y reseñas de ésta índole sería que fueran prohibidas ofreciendo otras como alternativa, pero entramos en el terremo de hacer cumplir la Ley y de que la cultura y la tradición desaparezcan. ¿Cómo le dices a un ganadero de prestigio que elimine su marca de hierro?
Un abrazo a todos.
Titito.