Historia de la doma vaquera

isrrael

Miembro veterano
25 Noviembre 2011
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Hola amigos vaqueros abro un nuevo foro con la intención de recopilar y exponer los orígenes de la doma vaquera.
Por favor abstenerse ideólogos, polémicos y detractores.


La
doma vaquera es una disciplina fundamentalmente española, que surgió en función de las faenas del campo, se denomina vaquera si media en ella el ganado vacuno (ganado bravo). El jinete que práctica este tipo de monta posee una gran intuición y sensibilidad.La doma vaquera tiene como finalidad conseguir que el caballo esté en un estado de equilibrio y dominio que permita emplearlo en las diversas situaciones del campo.Como competición, tiene una importante presencia en las zonas rurales españolas, aunque en los últimos años está empezando a cobrar importancia en Francia.Las exhibiciones se realiza en una pista lisa y delimitadallamada cuadrilongo. Sus medidas oscilan entre unas mínimas (18 m. de ancho y 40 m. de longitud) y otras máximas (20 m. de anchura por 60 m. de longitud), que son las reglamentarias para las competiciones de importancia mayor.El caballo empleado en esta disciplina debe ser obediente, muy ágil y rápido. Aunque en sus orígenes se empleaban caballos de Pura Raza Española, en la actualidad son muy apreciados los caballos anglo hispanos, anglo hispano árabes, anglo árabes y los pura sangre ingleses.

Artículo completo en: http://caballoyjinete.blogspot.com/2011/03/disciplinas-9.html
 
Última edición por un moderador:
[h=3]Don Juan Belmonte García[/h]

Texto: José Luis Muñoz de León Platero
Fotos: Archivo
Mis gustos y mis disgustos, aficionado a los caballos, a las buenas jacas camperas, al campo y como no a los toros.

Leyendo en los foros encuentro criticas por no recordar caballos y jinetes de otras épocas.

Comencé con Cartucho y si los amigos de esta publicación lo consideran oportuno aportare mi granito, intento escribir para los aficionados que gusten saber de nuestra historia, me gusta leer del pasado, espero que esta afición la disfrutes conmigo en estas líneas

Y hoy quiero escribir de un hombre especial, un hombre de los que hacen historia, aficionado como nosotros a los caballos, a las buenas jacas camperas, al campo y como no a los toros.

Don Juan Belmonte García



La ultima corrida en la vieja Plaza de Toros de Madrid​

Quiero hablaros de la última corrida en la vieja Plaza de Toros de Madrid, es un episodio taurino histórico y creo que merece la pena recordarlo.

Aquella Plaza era especial por lo que cuentan, tan intima, donde desde las filas altas de un tendido (no tenia mas que doce) se veía parpadear a la jaca en la arena, aquella Plaza testigo de tantas épocas brillantes del toreo, aquella Plaza que al caer abatida por el pico de los albañiles, no escavadoras, ni grandes maquinas, sudor de hombres desconocidos, sudores que se llevaron entre sus escombros tantas cosas buenas de toreros, ganaderos, empresarios. Aquella Plaza en la que se pudo ver a Joselito, Belmonte, Vicente Pastor, Gaona, y muchos otros, por seis pesetas, si, por seis pesetas una primera fila de sombra, seis de nuestras antiguas pesetas.

Escribo estas líneas en el mes de noviembre de 2008, puede ser casualidad pero todo lo que intento contaros fue un día de este mismo mes de noviembre, hace setenta y siete años, mas exactamente todavía fue un viernes 6 de noviembre de 1931.

Este viernes era un día frío y desapacible, era noviembre y la tarde se reservaba solo para los taurinos de verdad, media entrada en la vieja Plaza de Toros de Madrid.

Tarde solo para los taurinamente cabales, bufandas, guantes y gabanes. En las calles gritos, buñuelos de viento, castañas asadas por las esquinas. No era tarde de toros. Pero un buen aficionado no puede perder la oportunidad, había que decir adiós a la Plaza, esa vieja Plaza de Toros de Madrid, esa de tanto abolengo taurino.

El cartel fue este (¡atención a la historia taurina!): dos novillos de Aleas, para el caballero rejoneador don Juan Belmonte. Y cinco novillos de Alipio Pérez Tabernero y uno de Aleas, para los novilleros Antonio Iglesias, Félix Rodriguez II, Rebujina, Niño del Matadero, Joselito de la Cal y Palmeño II.

Al aparecer don Juan Belmonte sobre su preciosa jaca, el publico, en pie, le ovaciono de manera tan cordial y calurosa, que Belmonte, curtido ya en tantísimas tardes de apoteosis, no pudo vencer su emoción, y mientras daba la vuelta al ruedo sobre esa fabulosa jaca, don Juan Belmonte iba llorando. Quiero pensar que se despedía de la Plaza. Iba llorando. Rejoneo a su primer novillo muy lucidamente a lomos de su jaca, después echo pie a tierra y dio tres pases de muleta tan puros y maravillosos que los cimientos de aquella vieja Plaza crujieron. Un pinchazo y media estocada. Se reprodujo la ovación, la gente estaba emocionada y vuelta al ruedo.

Y salio el segundo novillo de rejones, un Aleas negro, recortadito, muy nervioso y alegre. Belmonte confiado en su buena jaca le consintió, dejándole la jaca a merced de sus pitones, hizo varias pasadas sin poder clavar el rejón, hasta que una de las veces metió el brazo con tal ímpetu, que doblo el rejón. Entonces don Juan Belmonte se apeo de su jaca y tomo el capote. El tendido como loco, ovación atronadora y una intensa emoción en la Plaza. En los tercios del 10 se fue al novillo con el capote plegado. Traje campero: zajones, chaquetilla de alamares, sombrero ancho…. De esa guisa piso el terreno del toro y le porfió gallardamente. Hubo una pausa magnifica. La vieja Plaza en silencio. Y fue entonces cuando se produjo el momento de más intensa emoción en aquella histórica tarde de noviembre, fría y desapacible. El novillo se arranco descompuesto, sin dar tiempo a Belmonte a vaciarlo y lo cogió de lleno por el vientre, y prendido de los zajones se lo llevo de los tercios del 10 a los del 1. Allí lo dejo en el suelo, encogido y maltrecho. No pudo levantarse. Una emoción de angustia ahogaba la vieja Plaza. Cuando recogieron del suelo a Belmonte, los zajones estaban desechos, y el sombrero ancho, con el ala abatida… Don Juan Belmonte estaba mortalmente pálido.

Tranquilizaros a todos, no fue nada por fortuna, solo una ligera conmoción.

Después salieron los novillos de Alipio Pérez Tabernero, que dieron buen juego y cortaron orejas el Niño del Matadero, Rebujina y Félix Rodriguez II.

Espero disfrutarais con este episodio histórico taurino, para los más curiosos o aficionados a todo esto:


El último toro que se lidio en la vieja Plaza de Toros de fue de Aleas, se llamaba Aceituno, era negro, zancudo, y recogido de pitones. Salio de los toriles a las cinco y diecisiete minutos de la tarde. Le corrió a punta de capote el peón Torquito. Aceituno tomo tres varas de los picadores Anguila y Antonio Díaz. Le clavaron dos pares de banderillas Torquito y uno Rafaelillo. Palmeño II le dio al de Aleas diecisiete pases y media estocada y a las cinco y treinta (hora solar) doblaba para siempre Aceituno, el último toro que se lidio en la vieja Plaza de Toros de Madrid.

Agradecer a las personas que dejan la letra impresa para el recuerdo y que sin ellas no podríamos saber lo que paso, en especial a M. López-Marín que dejo acta del último toro que se lidio en la vieja Plaza de Toros de Madrid.



Alipio Pérez Tabernero

De este ganadero se lidiaron cinco novillos en esta tarde de la última corrida en la vieja Plaza de Toros de Madrid.



Don Juan Belmonte
A la puerta de su cortijo de “Gómez Cardeña”

Dicen que de joven toreaba de noche, sin ropa, con una chaquetilla prestada a la luz de la luna, esquivando a los mayorales y a la Guardia Civil.

En su primera corrida en la Maestranza tiró la espada, hincó las rodillas y gritó al toro: «Mátame». Para los entendidos no era tremendista, era suicida.

Su valor se puede resumir en la frase que exclamó El Guerra (un matador de toros muy reconocido cuando comenzaba Belmonte su carrera): "el que quiera verlo torear que se dé prisa".

Su consagración definitiva como novillero seria el día que debutó con caballos, fue en Sevilla el 24 de Julio de 1912, novillada benéfica a favor de la hermandad de San Fernando. El alboroto que formó el joven Juan a los novillos del duque de Tovar fue tal que una muchedumbre enloquecida le llevó a hombros a la puerta de su casa sin percatarse incluso que estaba herido en una pierna.

Don Juan Belmonte

En la Maestranza y a beneficio de la Bolsa de Caridad de su Hermandad del Cachorro.

Además de torero y rejoneador, fue cofrade, era mucho (como se dice) de la Hermandad del Cachorro. En la foto 9 de Junio de 1924, tras dos años de ausencia reapareció como rejoneador, en la Maestranza y a beneficio de la Bolsa de Caridad de su Hermandad del Cachorro.


Se cuenta de Don Juan Belmonte una anécdota muy simpática.

En su tertulia del desaparecido bar Los Corrales, donde tomaba café en compañía de sus amigos, al pagar entrego un billete de mil (de nuestras antiguas pesetas), lo que era una exorbitante cantidad en la época, el camarero mientras miraba el billete se excuso diciendo que le era imposible devolverle el cambio, Belmonte miro hacia la calle, sin pensarlo llamo a un joven que pasaba por allí y el matador le pido que se acercara al también desaparecido Banco Mercantil, por cambio. Sus contertulios le recriminaron el exceso de confianza, a lo que el maestro Belmonte replico, "Mira si se queda con el dinero es porque le hacia falta "; para sorpresa de todos el joven volvió con el cambio, y el diestro sonriente le recompenso diciendo " Toma veinte duros por haber ido y toma otros veinte por haber vuelto “.

Don Juan Belmonte

Un hombre extraordinario, en esta foto toreando a campo abierto, como a el le gustaba, tranquilo sin la preocupación de los públicos, aquí en el campo el fenómeno de Triana torea a su gusto.​

El toreo de Juan Belmonte es trascendental para la historia taurina es un toreo muy personal, con un estilo propio, basado en las suertes básicas, que impone una revolución artística en la forma, en el arte de torear. Rompe con el concepto tradicional de la lidia, hasta su aparición torear consistía básicamente en sortear las acometidas de los toros, con más o menos valor, suerte y gracia.
Belmonte buscó siempre una estética, su extraordinario dominio de los terrenos le permitió ejecutar el toreo de una forma nueva, despacio y con una cercanía nunca vista. Puso en práctica los tres tiempos de la lidia: parar, templar y mandar, a lo que más tarde agregó cargar la suerte. Trataba de buscar una armonía entre él y el toro en unas cercanías hasta entonces desconocidas. Su actitud en la Plaza, delante del toro no es de defensa, sino que el toro se convierte en un colaborador, un compañero para trabajar en corta distancia, aumentando el riesgo y así se concreta en una figura escultórica.
Rompió con todo lo anterior, transformando el "o te quitas tú o te quita el toro" por "no te quitas tú ni te quita el toro si sabes torear". De este modo, con el capote, con los brazos muy pegados al cuerpo, ejecuta una verónica, y sobre todo una media verónica de una manera muy personal. Con la muleta destaca sobre todo toreando al natural, aunque no suele torear en redondo, destacando también con el pase de pecho. Es habitual en él la ejecución del molinete como remate del pase cambiado por bajo. Maestro del temple, y del toreo despacioso supo imprimir a su toreo de un estilo personalísimo y rompedor con lo tradicional.
La idea de torear quieto se convirtió en el deseo de todo torero, aunque con el toro de entonces no era siempre posible. La aportación del Pasmo de Triana fue sobre todo estética, su carácter y arte revolucionario le convirtió para siempre en mito.


Don Juan Belmonte con el mayoral de su ganadería,

Montados en sus jacas, vigila de cerca sus toros en la finca de Gómez Cardeña​

El acercamiento de los intelectuales a la Fiesta, fue mérito de Belmonte, que desde novillero se aficionó al trato de Valle-Inclán, Pérez de Ayala, Romero de Torres y otros artistas taurófilos. Es famoso el diálogo con Valle:

- Ahora, Juan, ya sólo te queda morir en la plaza.
- Se hará lo que se pueda, don Ramón, se hará lo que se pueda.

 

Julio 1913 restaurante del Retiro madrileño... Banquete promovido por Valle Inclán, J. Romero de Torres, los escultores Julio Antonio y Sebastian Miranda... asistieron celebridades del tamaño de Ramón Pérez de Ayala, Manuel Machado, Gerardo Diego, los hermanos Quintero, Luis de Tapia el poeta festivo, Repide escritor costumbrista, Benavente, Natalio Rivas Fcº Gómez Hidalgo escritor y cineasta, Ricardo Marín dibujante...y otros como Enrique de Mesa, Fernando Gillis, Arión, el marqués de Orovio, el ganadero Conde de la Maza... y se acercaron a saludar Romanones.. Santiago Alba...algunos más… ¿qué tendría aquel genio de la tauromaquia, que por tanta gente de poderío intelectual y artístico fue reconocido...? Aun novillero y ya tenía estos admiradores...

Don Juan Belmonte

Retratado en la finca de su propiedad “La Capitana”
COMO SE HIZO DON JUAN BELMONTE GANADERO
Cuando en 1921 Belmonte decidió después de su triunfal temporada en Lima, retirarse de la fiesta. Se fue a vivir a La Capitana, a gozar del bienestar que había conseguido en diez años de torero.
Juan se hizo el propósito de huir de todos los recuerdos taurinos. En su finca desterró los zahones e impuso lo “breeches” (montar a caballo, afición esta que no abandono…) cambio el sombrero de ala ancha por el “flexible” y rara vez se le veía en los toros.
Pero la verdad es que la procesión iba por dentro y que Belmonte por mucho que hacia no se olvidaba de su vieja afición. El mismo comento que se pasaba las tardes dando vueltas por el cortijo, sin pensar en otra cosa que volver a los toros.
Fue entonces cuando un amigo de Méjico le encomendó la compra de una punta de ganado bravo. Cuando ya Belmonte había adquirido las reses, dificultades de índole diversa demoraron más de la cuenta el embarque de la vacada. Juan arrendó una dehesa, en plena serranía de Ronda y llevo al ganado a pastar allí. Fue así como provisionalmente quedo convertido en ganadero.
Disfrutaba con su jaca, con la garrocha al hombro, corriendo detrás de los torillos, Belmonte encontró en este deporte tan español un sustitutivo del toreo. Desde luego, este oficio era para el mejor que el de simple labrador. Cuando por fin embarco las reses de su amigo, ya Belmonte se había aficionado demasiado a la ganadería. Y se hizo definitivamente ganadero.

Busto de Belmonte.1961.

Museo de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
CUANDO DIECISIETE MIL ESPECTADORES DEVOLVIERON SU LOCALIDAD POR NO TOREAR BELMONTE
Un domingo, la empresa de Méjico organizo un cartel con las máximas garantías. Se lidiarían seis toros de Piedras Negras para Vicente Pastor, Gaona, y Belmonte. Despertó la combinación tal entusiasmo entre los aficionados, que le viernes, dos días antes de la corrida se habían vendido veinte mil localidades. Pero Belmonte que se hallaba en una finca de campo con unos amigos, sufrió un percance al torear una vaquilla y la herida le impidió torear en Méjico. Cuando la Empresa coloco los avisos anunciando que Belmonte no torearía y que por tanto Gaona y Pastor despacharían la corrida mano a mamo, diecisiete mil espectadores se apresuraron a devolver sus entradas. Y lo que iba a ser un lleno completo se convirtió de la noche a la mañana en una mala entrada.

Don Juan Belmonte

En esta foto le vemos dedicando tiempo al cuidado de su ganadería.
Belmonte fue amigo también del escritor estadounidense Ernest Hemingway y aparece de forma destacada en dos de sus novelas: Muerte en la tarde y Fiesta. Acabó de forjar el mito belmontino la biografía que le escribió el periodista sevillano Manuel Chaves Nogales, titulada Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas, está considerada por la crítica como una de las cimas literarias del género biográfico en español y convirtió a Belmonte en definitivo mito literario.

Estatua de Don Juan Belmonte

Nació Juan Belmonte García en Sevilla, en la calle Ancha de Feria, que ya es nacer, el año 1892 y nos dejo en su cortijo de Gómez Cardeña el 8 de abril de 1962. En la foto junto al Puente de triana, en Sevilla, una estatua nos recuerda, al Pasmo de Triana, fue torero, fue un mito, este hombre escribió un capítulo en la historia de la tauromaquia que nunca se olvidara.

Vistió de luces por primera vez a los 17 años en la plaza de toros de Elvas, en Portugal. El 21 de julio de 1912 triunfó como novillero en la Real Maestranza de Sevilla y fue llevado a hombros hasta su casa. El riesgo que asume llama pronto la atención y comienza a forjarse la leyenda del Pasmo de Triana. Tomó la alternativa en Madrid el 16 de septiembre de 1913 con Rafael González Machaquito de padrino –ese mismo día se retiraba del toreo– y con Rafael el Gallo, hermano mayor de Joselito, como testigo.

En 1914 comenzó su rivalidad con Joselito o como él mismo decía comenzó la rivalidad entre gallistas y belmontistas.

La temporada de 1917 está considerada como la más brillante de su vida profesional. A finales de ese mismo año se presenta en Perú, donde permanecerá un año y conocerá a su futura esposa.

En 1919 toreó 109 corridas, una cifra récord para el momento y que lo siguió siendo durante varias décadas más.

En 1922 anuncia su primera retirada en Lima. Reaparece en los ruedos en 1924.

Se convirtió en ganadero y continuó toreando hasta el inicio de la guerra civil española (1936)

Juan Belmonte García, llamado El Pasmo de Triana, abanderó la edad de oro del toreo junto a José Gómez Ortega “Joselito” y Rodolfo Gaona.


La rivalidad profesional de Belmonte con Joselito hizo que la popularidad del toreo llegara a cotas nunca vistas antes ni después en la sociedad española. Muchas tardes compartieron cartel, viajaban juntos en el tren y se cambiaban de vagón al llegar a las estaciones para no defraudar a la afición. Habían llegado José y Juan a ser grandes amigos. Del mismo modo que José acabó toreando en los terrenos de Juan, y Juan aprendiendo la técnica de José, aunque con limitaciones físicas, sus dos personalidades se fueron hermanando.
Una tarde, torearon en Madrid y Gallito le dijo a Belmonte que debían retirarse, porque así no se podía torear. Juan estaba de acuerdo. Fue una tarde horrible. José canceló la corrida madrileña del día siguiente y se fue a torear a Talavera. Allí le esperaba la muerte.
Belmonte murió con él. Luego se retiró dos veces, rejoneó, tuvo cortijo, ganado y millones. Envejeció lentamente, entre Madrid, Sevilla y su finca de Utrera. Una tarde, salió a pasear a caballo, arreó el ganado, contempló el ocaso, volvió a la casa, subió a su habitación y se pegó un tiro.



Don Juan Belmonte García

1892 - 1962


Un destacado representante de la Generacion del 27, Gerardo Diego, le dedico la «Oda a Belmonte»:

Yo canto al varón pleno,

al triunfador del mundo y de sí mismo

que al borde –un día y otro– del abismo

supo asomarse impávido y sereno.

Texto: José Luis Muñoz de León Platero
 
[FONT=&quot] La jineta consistía en una técnica basada en la velocidad y la agilidad. Los caballos tenían que ser ligeros, briosos y revueltos. Se presentaban al combate sin armaduras, y sus jinetes con una simple coraza y un capacete. Las armas eran la adarga y la lanza (“lanza castellana”). Los jinetes atacaban a galope tendido, en pequeños grupos o en solitario, hacían todo el daño posible y repentinamente volvían grupas y huían para volver a atacar en el momento más imprevisto. Cuando el duelo era entre dos caballeros, la ventaja la tenía el más ágil, capaz de esquivar los golpes del contrario, llegando a colgarse del costado del caballo para incorporarse repentinamente y asestarle una lanzada, aprovechando un descuido. La velocidad y agilidad del caballo eran primordiales y el caballero llevaba las aciones de los estribos acortadas, para permitirle un mayor impulso con las piernas y lograr más movilidad sobre su caballo. Este es el estilo tradicional de equitación en la Península, es autóctono, se deriva de las características psicomotrices de nuestro caballo y, posiblemente es la forma más antigua de equitación. Esta manera de montar no solamente se usó en las batallas, hoy pervive en el rejoneo y en la doma vaquera. Movimientos como piruetas, cambios de pié, arrear y parar o pasos atrás y de costado, proceden de la jineta.[/FONT]

Artículo completo en: REFLEXIONES EN TORNO AL CABALLO LOSINO
 
El método o sistema de monta a la jineta tenía y tiene una característica muy especial, consistente en hacer correr, parar y girar el caballo bruscamente pero con sujeción a determinados principios. El caballo tenía que revolverse y marchar de uno a otro lado, incluso hacia atrás, con gran agilidad y presteza, y todo ello mediante la ayuda de pies, piernas y rodillas así como de la mano izquierda.

La silla asimismo, es un dato de preferente atención. Es distinta a la de la brida, de hechura casi cuadrada, de mayor fortaleza y con dos arzones prominentes, el de delante recto y el posterior alto también pero ligeramente inclinado hacia atrás. No obstante el caballero en esta silla va perfectamente encajado, sujeto y sin riesgo de descomponerse al ejecutar los movimientos necesarios en los ejercicios correspondientes.

Los estribos también son distintos a la otra monta: los había de dos clases, de "medio celemín" y de media luna, tanto para el combate como para torear de hierro, mientras que para el campo el material empleado era la madera. El pie, quedaba pues, perfectamente resguardado de los envites a los que había que oponerse, especialmente de los cuernos de los toros.
Artículo completo en :La Equitación - Monografias.com
 
Una manifestación más de las costumbres y tradiciones andaluzas es la manera tan especial y singular de domar los caballos y montarlos; es lo que se denomina doma andaluza o, desde 1978, doma vaquera. Esta manera única en el mundo de montar caballos de tamaño mediano, pegados a tierra pero con buenos riñones y extremidades ágiles, la jaca en la mano del jinete y siempre reunida, alerta a la más leve ayuda del vaquero para ejecutar el movimiento que se le pide sin protestar, con sumisión y equilibrio, es la pervivencia de una forma peculiar de montar, la jineta.

Artícuoo completo: Doma Vaquera: belleza sometida - Deportes - Diario Córdoba
 
La doma vaquera es una disciplina ecuestre genuinamente española, cuyo orígen proviene del trabajo realizado por los vaqueros con el ganado bravo. Dicho trabajo se lleva a una pista de doma, en la que deben realizarse varios ejercicios reglamentados específicamente, al modo de una "reprise".
La doma vaquera se diferencia de los demás tipos de doma en los ejercicios que deben hacerse, además del atuendo de jinete y caballo, completamente distinto a lo que se suele ver en otras disciplinas ecuestres. El motivo de estas diferencias no es otro que la espacialidad de su orígen y la transmisión de su enseñanza la cual, a falta de fuentes escrita suficientes, se realiza a través de la tradición oral.
[editar] ORÍGEN Y EVOLUCIONEl orígen de la Doma Vaquera debemos establecerlo geográficamente en la Peninsula Ibérica y, concretamente, en el medio rural de Andalucía y Extremadura, sin olvidar parte de Castilla, donde debemos hacer especial mención al campo charro, cuna de inmensos jinetes y vaqueros por la importancia de sus ganaderias de bravo.
Efectivamente, tras la desamortización de Mendizábal en 1.836 y su fracaso absoluto en estas meritadas tierras, hubo grandes extensiones de terreno que fueron a parar a manos de terratenientes que, de este modo, obtienen en propiedad grandes latifundios. Y, debido a la importancia del toro bravo en la vida de un país donde la fiesta nacional es el toreo, es en estos grandes latifundios donde se crean las primeras ganaderías de toro bravo, animal tan peligroso que su manejo requiere del caballo y de una doma en éste que permita reaccionar con rapidez y seguridad ante cualquier agresión del toro.
Es aquí donde nace como tal la Doma Vaquera para la función para la que se conoce hoy en día, pero sus raíces debemos buscarlas en épocas anteriores, pues esta doma es heredera directa de la forma de montar "a la jineta".
Así, la monta a la jineta, utilizada por numerosos ejércitos que combatieron en la península ibérica debido a la forma de luchar en estas tierras, usando la guerra de guerrillas y las emboscadas para salir huyendo rápidamente antes de que le enemigo fuese capaz de reaccionar, necesitaba de caballos capaces de revolverse de forma rápida y de una doma de los mismos que permitiese dichas maniobras. Así, este tipo de monta se caracteriza por llevar al caballo con una sóla mano, con grandes hierros, en monturas con grandes borrenes que permitiesen sujetar bien al jinete ante los bruscos movimientos y estribos cortos para que el jinete llevase con sus piernas al caballo pudiendo usar las manos para tirar el arco o, en un tipo de arma que se asemeja a la usada hoy en el acoso y derribo, la lanza, por la que han sido tradicionalmente conocidos los jinetes españoles.
Este tipo de monta existe desde la época bizantina, pero es durante la estancia árabe en Al-andalus, donde se afianza esta forma de montar en España.
Tras la Reconquista cristiana y la expulsión de los árabes de las tierras de Al-Andalus, la monta a la jineta evoluciona incorporando aspectos de la monta a la brida, aumentando la técnica usada ya que, más tarde, en el Renacimiento, surgen escuelas de equitación por Europa cuyo referente técnico es la equitación clásica, llegando este conocimiento por medio del ejercito a sus componentes: soldados, oficiales, etc...
Es, por tanto, en la Equitación militar del Siglo XV y XVI donde la monta a la jineta adquiere mayor nivel de perfeccionamiento y causando que, cuando se licenciaban los componentes de estas escuelas militares, volviesen a casa para hacer lo que sabían: Domar caballos. Y lo hacían siguiendo las técnicas que habían aprendido y adhiriéndolas al saber popular alrededor del caballo cuyo orígen, comoo ya hemos dicho, está en la monta a la jineta. Estos jinetes crean mediante esta evolución una doma de campo que practicamente es idéntica a la actual doma vaquera, sin dejar de indicar que, a pesar de ello, el caracter del sur de España, aglutinador de culturas y, sin embargo, apegado a las tradiciones, permite que esta forma de montar no deje de evolucionar adquiriendo métodos de otros tipos de monta sin perder por ello su identidad, lleagando a formar hoy en día una Doma muy avanzada técnicamente.
En la década de los 70 se reglamentó esta forma de montar tan peculiar y característica de nuestro país siguiendo las directrices preceptivas para poder organizar competiciones federadas y amparadas por la Federación Hípica Española organizándose en forma de competiciones dentro de una pista donde se hace necesaria la realización de una serie de ejercicios que se valorarán mediante los jueces encargados de ello.
El prólogo del actual Reglamento que se aplica a la competición dedica un breve espacio para hacer una pequeña introducción histórica de la Doma Vaquera:
Memoria De La Doma Vaquera La Doma que surgió en función de las faenas del campo, se denomina vaquera si media en ella el ganado vacuno (ganado bravo). El jinete que práctica este tipo de monta es en general de gran intuición y sensibilidad; si tiene una escuela, no será otra que la trasmitida de forma oral de padres a hijos o de unos a otros. Sobre esta monta tan peculiar de nuestra España hay poco escrito, pudiendo decirse que dentro de las normas comunes, cada maestrillo tiene su librillo. Nuestra Doma Vaquera persigue como principal finalidad poner el caballo en un estado de equilibrio, dominio y ciega obediencia o sumisión a su jinete, que permita emplearlos en las más diversas condiciones y circunstancias del campo. En nuestra escuela, por tanto, manda el campo que siempre sorprende con la perdiz, la liebre, el ganado bravo y las inclemencias del tiempo. Hoy día nuestra Doma Vaquera que se realiza en el campo, está pasando a la ciudad, de ahí el auge que están alcanzado los picaderos y el gran número de concursos que se llevan a cabo por toda España y fuera de ella.


Artículo: Doma Vaquera
 
Si nos ponemos así nos podemos remontar mas atrás


La llegada del Neolítico (8000-3000 a.C.) supuso una revolución para la humanidad pues propició un cambio importante en los hombres y mujeres que pasaron de ser recolectores a producir sus propios alimentos y hacer pensar que la domesticación de algunos animales (cerdo, oveja, cabra, vaca) pudo ser ya una realidad en ese momento por las necesidades alimenticias. La del caballo, como se sabe, se data al inicio de este período en la zona del Mar Caspio y Mar Negro. Existen documentos chinos que prueban que ya se hacían incursiones a caballo 4000 a. C. Precisamente, la adopción del pastoreo nómada en las estepas centrales asiáticas se basó en el uso del caballo como montura a partir de lo cual, en el segundo milenio, se produjo una intensa emigración que provocó una fuerte expansión demográfica hacia el sur. Este hecho favoreció que esa economía se extendiera por la zona de Irán e Irak y. Si hasta ese momento no había existido prácticamente ningún tipo de selección en los équidos, a partir de este período la variabilidad morfológica crecería de forma casi ininterrumpida hasta nuestros días. Su domesticación favoreció la aparición de distintos tipos de caballos consecuencia de la propia variabilidad de la especie y del objetivo al que se iban a destinar por las distintas sociedades que lo utilizaron. A su vez, esos tipos fueron constantemente cruzados entre sí como consecuencia de las emigraciones de los pueblos y de los continuos enfrentamientos bélicos que favorecieron este proceso pues, los caballos eran parte importante de los botines de guerra, y por esta misma razón desplazados generalmente a otros lugares.

Si una parte de la emigración de los équidos se produjo desde las estepas asiáticas hacia el norte de África a través de los países árabes, la otra se extendió por toda Europa hasta llegar a la península ibérica por el norte tras cruzar los montes pirineos. Los celtas, pueblos indoeuropeos que se expandieron antes de la llegada de los romanos por la península ibérica (carpetanos, vetones, perendones,...), fueron los primeros que introdujeron los caballos (1200-1100 a.C.) por esta vía, cuyo uso en ese momento era el de tiro de los carros. Estos pueblos, que se establecieron en el Norte, Noroeste y Oeste de la península, en el 1000 a.C., ya asentados, comenzaron a utilizar el caballo como animal de silla al que ya se le sujetaba las herraduras con clavos y se usaba espuelas y embocaduras metálicas. A partir de entonces la introducción de équidos desde países europeos y del norte de África en la península ibérica fue una constante a través de los siglos.

En el 550 a.C. los cartagineses introdujeron con su ejército 2.000 jinetes en Hispania y dos siglos más tarde, tras el pacto con Roma, que limitaba su expansión por la península ibérica, instalaron su cuartel general en Cádiz. A pesar de lo defendido por algunos autores, Andalucía no era todavía una zona relevante en la cría caballar y tendría que pasar varios siglos para ser reconocida como tal pues, al margen de la entrada de los iberos y cartagineses, las colonias fenicias y griegas no aportaron nada al conocimiento hipológico, dada la naturaleza de navegantes de estos pueblos. Se puede destacar una nueva entrada de caballos libios de manos de Almílcar, que llegó a Hispania en el año 237 a.C, procedente de Cartago junto a su yerno Asdrúbal y su hijo Aníbal. Los caballos importados durante su mandato se cifran en más de 20.000 ejemplares que, junto a los 12.000 que entraron con Aníbal cuando preparaba la segunda guerra púnica, comenzaron a incidir en la cría caballar española, especialmente en la región andaluza.

Los jinetes hispanos formados por celtas, celtíberos e iberos, que se aliaron a Aníbal una vez proclamado jefe supremo del ejército cartaginés, ya eran buenos jinetes y, con su sistema béico al galope con continuos ataques cortos y rápidos retrocesos, se convirtieron en el azote de las legiones romanas. Y, es que cuando Roma inició su expansión por la península italiana no poseía caballería por lo que sus legiones estaban compuesta por lo que hoy conocemos como infantes. Tuvo que sufrir la invasión del pueblo galo (390 a.C.) para darse cuenta de su importancia y de la movilidad que los caballos otorgaban a sus legiones. Aunque muy lentamente, el uso del caballo se hizo más usual en el ejército romano que, a partir de ese momento, lo llevó a todas aquellas zonas que dominaron. Pero Roma, ante la falta de caballos en Italia, solía delegar su caballería a tribus bárbaras, escitas, sármatas y godos. Incluso cuando al final de su imperio se vio en peligro por los continuos ataques de las tribus germánicas acudió a la ayuda de las caballerías de las tribus indígenas romanizadas para su defensa. El movimiento de estos ejércitos, y el comercio entre distintos pueblos, favoreció la dispersión de los équidos, así como su variabilidad genética, incluso entre los continentes (Europa, Asia y África). El rey Pirro de Grecia introdujo caballos tras el desembarco en Italia para ayudar a los tarentinas de la hostigación de los romanos, y estos los llevaron al norte de África cuando invadieron Cartago, con un ejército compuesto por 15.000 infantes y 500 jinetes cuyos caballos, tras la derrota que soportaron, permanecieron en el continente africano.
 
Si queremos darle historia regalada a la DV, lo veo una gran mentira
Hablas de guerras,de la brida,de la jineta y no se que cuantos datos históricos, que esta muy bien y es muy interesante pero no creo (tal vez es que no lo se)que tenga una relación directa con nuestra doma.
La DOMA VAQUERA nació con la necesidad de poder bregar con el ganado bravo, que todas las domas tienen antepasados estoy de acuerdo contigo, pero nuestra doma "lo que es doma vaquera" me da igual la actual o la pionera es "pura" por su necesidad en el trabajo.
Me hablas de el lanzeo de toros en las plazas de los pueblos o castillos feudales, tu te crees que los "señoritos que montaban a la jineta" llevaban los toros a las plazas o castillos, pues no, quien los llevaban eran los criados y vaqueros desde el campo a estos sitios, esa es la raíz de esto.
Perdón por mi ignorancia histórica pero todos no podemos ser " señoritos" alguien tiene que domar los caballos y mover las reses.
Un saludo
 
La historia es como es, no como nos gustaría que hubiese sido.
No sé porque tanto empeño en desvincular la DV con otras formas de equitación (actuales o historicas) y con desvincular la doma con parte de la población.
No sé qué tiene de malo, para la doma vaquera, que en otros tiempos lanceé un señorito o un villano, que transporte un caballero o un aldeano.
Dices a Sila “Hablas de guerras, de la brida, de la jineta y no sé que cuantos datos históricos, que está muy bien y es muy interesante pero no creo (tal vez es que no lo sé) que tenga una relación directa con nuestra doma” Te respondes tu mismo cuando dices “no creo (tal vez es que no lo sé”. Esto es lo que te empeñas en no querer ver, que quieres suplir con ignorancia tus deseos, y eso es cometer un grave error.
 
Última edición:
La dopma vaquera no nació para bregar con el ganado. La doma vaquera nació para pelear en la guerra. Lo que pasa es que no se llamaba así. Pero cuando se dice que una caballería ataca arreando sus animales, para después revolverse con rapidez y salir en arremetida en dirección contraria, yo veo doma vaquera. Cuando se habla de monturas con grandes borrenes delanteros y traseros, veo perillas y conchas; cuando se habla de estribos de hierro grandes, veo los nuestros; cuando se habla de lanceros andaluces, veo garrochas; cuando se habla de manejar el caballo con las piernas y sólo la mano izquierda, veo doma vaquera; cuando se habla de hierros con gran palanca, veo doma vaquera.

No se trata de un antecedente. La monta a la jineta es nuestra doma vaquera.
 
La historia es como es, no como nos gustaría que hubiese sido.
No sé porque tanto empeño en desvincular la DV con otras formas de equitación (actuales o historicas) y con desvincular la doma con parte de la población.
No sé qué tiene de malo, para la doma vaquera, que en otros tiempos lanceé un señorito o un villano, que transporte un caballero o un aldeano.
Dices a Sila “Hablas de guerras, de la brida, de la jineta y no sé que cuantos datos históricos, que está muy bien y es muy interesante pero no creo (tal vez es que no lo sé) que tenga una relación directa con nuestra doma” Te respondes tu mismo cuando dices “no creo (tal vez es que no lo sé”. Esto es lo que te empeñas en no querer ver, que quieres suplir con ignorancia tus deseos, y eso es cometer un grave error.
Volvemos a las des calificaciones y los insultos como en el otro foro,tal vez sea un ignorante pero lo que si tengo es educación " tal vez sea por mi crianza humilde"para no ponerle a nadie adjetivos calificativos.
.Si no te quieres dar cuenta de lo que quiero defender es tu problema, gente como tu sobra en vaquera, en vaquera llebamos a gala la humildad y la pureza y sobran historicos y señoritos a caballo "EL JINETE (PERDON, EL CABALLISTA) VAQUERO ES UNA PERSONA LLANA DEL PUEBLO (villano) CON LA CARA QUEMADA DEL SOL Y LAS MANOS LLENAS DE CALLOS DE LAS RIENDAS Y FALSA RIENDAS DEL PALO DE MAHAGUA Y DEL TRABAJO DIARIO DE SOL A SOL.
Con esto no quiero decir que otro tipo de persona no pueda ser buen jinete de vaquera, todo lo contrario gracias a dios.
Un saludo.
 
Isrrael,creo honestamente que estás idealizando las cosas.Como te dice Sila,el caballo fue cultivado desde el principio de los tiempos para la guerra,no para el trabajo.Para trabajar estaban las mulas y los burros.

Los criados y vaqueros que dices que en la antigüedad conducian toros,iban en mulas.Cabe recordar que hasta no hace mucho el precio de un caballo era bastante alto como para que solamente pudiesen disfrutar de su posesión la gente acomodada.Cabe recordar las varias pragmáticas que varios reyes publicaron prohibiendo que se echaran las yeguas a los burros para producir mulas en diferentes regiones.Y esto era por la gran demanda de mulas para el trabajo.
 
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.Si no te quieres dar cuenta de lo que quiero defender es tu problema, gente como tu sobra en vaquera, en vaquera llebamos a gala la humildad y la pureza y sobran historicos y señoritos a caballo "EL JINETE (PERDON, EL CABALLISTA) VAQUERO ES UNA PERSONA LLANA DEL PUEBLO (villano) CON LA CARA QUEMADA DEL SOL Y LAS MANOS LLENAS DE CALLOS DE LAS RIENDAS Y FALSA RIENDAS DEL PALO DE MAHAGUA Y DEL TRABAJO DIARIO DE SOL A SOL.
Con esto no quiero decir que otro tipo de persona no pueda ser buen jinete de vaquera, todo lo contrario gracias a dios.
Un saludo.

A mi esto me recuerda a cierto botarate que aun vive en Asturias y que decia que para ser un buen minero y ser buen picador de carbón,habia que ser de la aldea,tener vacas y hablar el asturiano lo mas cerrado que se pudiera cerrar;saber escanciar la sidra y tocar el Asturias patria querida con la gaita.
 
A mi esto me recuerda a cierto botarate que aun vive en Asturias y que decia que para ser un buen minero y ser buen picador de carbón,habia que ser de la aldea,tener vacas y hablar el asturiano lo mas cerrado que se pudiera cerrar;saber escanciar la sidra y tocar el Asturias patria querida con la gaita.
¿Me estas llamando botarate?
 
La dopma vaquera no nació para bregar con el ganado. La doma vaquera nació para pelear en la guerra. Lo que pasa es que no se llamaba así. Pero cuando se dice que una caballería ataca arreando sus animales, para después revolverse con rapidez y salir en arremetida en dirección contraria, yo veo doma vaquera. Cuando se habla de monturas con grandes borrenes delanteros y traseros, veo perillas y conchas; cuando se habla de estribos de hierro grandes, veo los nuestros; cuando se habla de lanceros andaluces, veo garrochas; cuando se habla de manejar el caballo con las piernas y sólo la mano izquierda, veo doma vaquera; cuando se habla de hierros con gran palanca, veo doma vaquera.

No se trata de un antecedente. La monta a la jineta es nuestra doma vaquera.
Dicen que no hay peor ciego que quien no quiere ver
 
Eso dicen... Incluso con pruebas documentales que lo demuestran.
 
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