Historia de la doma vaquera

Volvemos a las des calificaciones y los insultos como en el otro foro,tal vez sea un ignorante pero lo que si tengo es educación " tal vez sea por mi crianza humilde"para no ponerle a nadie adjetivos calificativos.
.Si no te quieres dar cuenta de lo que quiero defender es tu problema, gente como tu sobra en vaquera, en vaquera llebamos a gala la humildad y la pureza y sobran historicos y señoritos a caballo "EL JINETE (PERDON, EL CABALLISTA) VAQUERO ES UNA PERSONA LLANA DEL PUEBLO (villano) CON LA CARA QUEMADA DEL SOL Y LAS MANOS LLENAS DE CALLOS DE LAS RIENDAS Y FALSA RIENDAS DEL PALO DE MAHAGUA Y DEL TRABAJO DIARIO DE SOL A SOL.
Con esto no quiero decir que otro tipo de persona no pueda ser buen jinete de vaquera, todo lo contrario gracias a dios.
Un saludo.

No quiero meterme en otro tema más pero es que me lo pones a huevo. Si para ser un verdadero caballista de la DV hay que cumplir estos requisitos, tal vez ni el mismísimo campeón de DV lo sea no? Digo yo desde mi tremenda ignorancia en esta disciplina...me sigue oliendo todo a como dice Gabino, nacionalismo puro y duro...
 
No quiero meterme en otro tema más pero es que me lo pones a huevo. Si para ser un verdadero caballista de la DV hay que cumplir estos requisitos, tal vez ni el mismísimo campeón de DV lo sea no? Digo yo desde mi tremenda ignorancia en esta disciplina...me sigue oliendo todo a como dice Gabino, nacionalismo puro y duro...
Primero no se donde ves el nacionalismo?
Segundo y es mas información de la que te debería dar por tus comentarios anteriores, la mayoría de los campeones de España son gente humilde y trabajadores excepto alguno que para mi personalmente es de los mas grandes
 
Veo el nacionalismo desde el momento en que hablas que la DV solo existe arreando vacas, por ejemplo, cosa que se hace solo en Andalucía, es solo un ejemplo de entre muchos que has dicho. Y por favor intenta hablar con mas respeto a los otros foreros. Gracias
 
Veo el nacionalismo desde el momento en que hablas que la DV solo existe arreando vacas, por ejemplo, cosa que se hace solo en Andalucía, es solo un ejemplo de entre muchos que has dicho. Y por favor intenta hablar con mas respeto a los otros foreros. Gracias
Reses bravas hay en todo el territorio nacional (España) y que yo sepa no te e perdido el respeto en ningun momento, tu si y no solo en este foro en todos ¿o llamar "ignorante" no es faltar al respeto?
 
¿Te he llamado ignorante? Solo te llamé la atención porque tu escritura no me parecía ni mucho menos correcta sin embargo tu:

"Segundo y es mas información de la que te debería dar por tus comentarios anteriores"

"Si no te quieres dar cuenta de lo que quiero defender es tu problema, gente como tu sobra en vaquera, en vaquera llebamos a gala la humildad y la pureza y sobran historicos y señoritos a caballo"

Hay que intentar hablar en un mejor tono si no quieres que los demás te hablen así a ti (como bien crees entrever en otros comentarios que ni de lejos hablan en el mismo tono que lo estás haciendo tu).
 
Dice la Real Academia de la Lengua
ignorante.
(Del ant. part. act. de ignorar; lat. ignōrans, -antis).

1.
adj. Que no tiene noticia de algo. U. t. c. s.

Atendiendo a la definición de la RAE, creo entender, que no se puede tomar como insulto, ya que todos somos ignorantes en la mayoría de las materias.
 
He encontrado este video en youtube, no os recuerda en algunos momentos algo? los trajes de las señoritas,las medias vueltas, las vueltas en las piernas, los parones todo a su forma muy respetable por mi parte.
Las volteretas de las vacas no os recuerda las que tienen que dar en acoso y derribo.
No se si sera la doma charra mas antigua que la vaquera pero me la recuerda mucho mas que otras.Dia 18 Campeonato Nacional Zacatecas DeCharros.com - YouTube
 
LA GARROCHA
En tauromaquia, el término garrocha se
aplica a un instrumento que tiene su origen en
el campo bravo. Consiste en una vara de madera u otros materiales, de longitud variable –
existen garrochas desde 2’5 metros hasta 3
metros y alrededor de 5 centímetros. de diá-
metro–, siendo más ancha por el extremo denominado “regatón” y algo más estrecha por
el extremo opuesto, conocido con el nombre de
“puya”.
Existen documentos que demuestran la existencia de la garrocha en el S. XVIII. Sin embargo,
su uso no se generalizó hasta los últimos del S.
XIX y primeros del S. X. Las primeras garrochas
procedían de unos palos bastante largos hasta de
entre 5 y 6 m. de longitud que los hombres del
campo bravo compraron a los salineros que las
empleaban para rastrear las salinas. Las primeras garrochas eran de majagua, una madera tropical, generalmente procedente de Cuba, muy
dura, pesada, maciza y sin poros, debido a la gran
cantidad de sal que habían absorbido. Además,
ofrecían una gran resistencia y eran muy flexibles.
Con el paso de los años, como sucede con otras
herramientas camperas, la garrocha fue evolucionando y, desde hace una década, aproximadamente, la mayoría de ellas son de un material
de gran resistencia, muy ligero y muy elástico
como es la fibra de vidrio.
La garrocha se utiliza con frecuencia en el campo bravo para llevar a cabo faenas tan importantes
como: apartado, acoso y derribo, tienta… Asimismo, se emplea en el toreo a caballo para ejecutar una de las suertes más hermosas y plásticas que se pueden contemplar en una plaza de
toros: parar al toro cuando sale de chiqueros
 
BREVE REPASO HISTÓRICO
• Los inicios del Acoso y derribo están ligados a los orígenes de las ganaderías bravas, aproximadamente hacia 1850, coincidiendo con la época en que los ganaderos debieron cuidar especialmente la selección de bravura con la práctica de los tentaderos (corrales donde se hacía la tienta o verificación de la bravura de las reses de lidia).
• De 1900 a 1950 se consolida la disciplina hasta alcanzarse la edad de oro del Acoso y derribo.
• La decadencia comienza en los años 60, por el progresivo abandono del campo por parte de muchos ganaderos.
• En la década de 1970 comienzan los primeros campeonatos oficiales de la disciplina.
• Actualmente, la disciplina recobra fuerza y son muchos los nombres ilustres que copan los primeros puestos de las principales competiciones (Cañaveral, Domecq, Bohórquez, Peña, Erquicia, Molina, de la Puerta, etc).
Fuente: Asociación de Garrochistas de Sevilla.
 
El arte del toreo a caballo
Publicado 26/02/2011


Carlos Hernán Pérez Santacoloma

La Fiesta de los Toros en el transcurso de su historia ha tenido de forma permanente el vínculo entre el Toro y el Caballo; son parte fundamental e integral de este espectáculo taurino y el caballo está junto al toro desde el mismo origen y evolución de las corridas de toros.
El Toreo se inicia con la actuación de los caballeros, de la nobleza y de la aristocracia cuando corrían y alanceaban desde el caballo a los toros bravos; esta actividad se desarrolló con mayor promoción en la Península Ibérica, la nobleza de Portugal aportó mucho al arte del rejoneo, con la doma y la alta escuela en la equitación; en el manejo y adiestramiento de los caballos, lo que produjo a su vez una mejor estética y mayor arte en el rejoneo actual.

Este dúo de Caballo y Toro están presentes, no sólo en la plaza, sino también en el campo bravo; las ganaderías de lidia siempre han contado con la importante ayuda y beneficio del Caballo, utilizado para el manejo del ganado de casta junto a los cabestros (bueyes mansos adiestrados) y en algunas fincas junto a los perros de presa o de pastoreo, ya que el ganado de lidia, por sus condiciones de bravura, casta y fiereza, tiene un manejo en los potreros muy peculiar y distinto a los demás vacunos.

En la Plaza la suerte fundamental de la lidia es el que se desarrolla con el Primer Tercio; o “Suerte de Varas” donde el Piquero y el Caballo hacen el binomio básico de la primera escena de la corrida de toros; pero éste tema lo trataré en posteriores entregas de ésta columna taurina.

La evolución del toreo caballeresco a caballo de los siglos XVI ó XVII, fue dándose hasta transformarse, según los momentos y las mismas condiciones de la lidia, del mismo espectáculo en general; contando también con las exigencias que han hecho los mismos aficionados y con las aportaciones, que históricamente han hecho los mismos protagonistas del rejoneo.

Existe en el rejoneo dos escuelas básicas fundamentales: La portuguesa y la española. El Rejoneo a la usanza portuguesa concentra ante todo la alta doma y la alta escuela de los caballos, que por su estampa y belleza son de por sí un espectáculo de admirar.
Es una escuela con una larga tradición, donde el valor estético es fundamental, conserva pues la más pura tradición de la aristocracia portuguesa.

La escuela española es el reflejo del campo bravo, de la vaquería en las dehesas españolas, reflejo de las faenas camperas de la tierra del toro bravo.

El precursor de esta escuela fue el militar caballero cordobés Antonio Cañero, un gran personaje del Rejoneo en la edad de oro del toreo; instructor de caballería del ejército quien llevó la tradición campera a los ruedos hispanos; su traje corto andaluz, su sombrero de ala ancha cordobés, sus botos y zahones de cuero fueron presentados en la década de los treinta por los ruedos españoles; entre tantos datos anecdóticos, tenía la preferencia de lidiar sus toros en puntas (sin arreglar los cuernos de los toros) y que las reses suyas fueran sorteadas con los demás del encierro, todo un personaje del toreo a caballo.

La escuela de rejoneo lusitana o portuguesa tiene su propia indumentaria, más rica en la tradición noble, el cabaleiro (Caballero) usa la casaca bordada y cargada de adornos, la camisa con pronunciadas chorreras, sombrero tricornio adornado de vistoso plumaje, Calzón blanco ceñido, las botas altas para equitación son algunos de los componentes del traje lusitano.

No sólo los rejoneadores tienen sus propios vestidos de torear, los Caballos también son enjaezados con sus propios componentes y arreos; diferenciándose los mismos de una escuela de la otra.

El caballo para el arte del rejoneo es especial y adiestrado especialmente para lidiar al toro de casta¸ por su crianza y su preparación cuentan con la valentía necesaria para torear. Existen varias razas que se han utilizado y se han especializado para las diferentes suertes y tercios de la lidia a caballo, en especial podemos mencionar la lusitana y la Hispano-Árabe entre otras.
El rejoneador busca encontrar la valentía de sus caballos, complementado con la apariencia estética del mismo, puesto que sin valentía el caballo no tiene la misma transmisión y la misma emoción en la lidia.
Las colas y las crines sueltas son el capote y la muleta para torear
 



DESDE EL CAMPO

Hoy he querido asomarme a esta página para contaros algunos recuerdos y vivencias por mí experimentadas a través de muchos años viviendo en varias ganaderías de nuestra provincia del Santo Reino.

Os diré que me crié en una ganadería muy emblemática de nuestra provincia como es Flores Albarrán, enclavada en plena Sierra Morena, allí trabajaban mi padre y mi tío Vicente de mayorales; aunque mis recuerdos de dicha ganadería son muy vagos, ya que yo era muy pequeño, me acuerdo de las tientas de vacas con los hermanos Bienvenida y también del torero más famoso de aquellos tiempos Manuel Benítez "El Cordobés”.
Los recuerdos más claros en mi memoria son cuando mi padre se trasladó a la ganadería de Antonio Garde, a las fincas de: "El Cotillo" y "La Dehesilla de los Cuellos” con una parte de la ganadería de Sepúlveda de Yeltes, de origen contreras, que vino de Salamanca hasta nuestras tierras. Recuerdo perfectamente los toros bajando de los camiones y, entre ellos, un semental ciego que se arrancaba orientado por el olfato, era inmenso de grande. También venía en el lote otro semental llamado "Jaretero" con el numero cuatro, y es éste nuestro protagonista de hoy, voy a contarles algunas de sus aventuras en este capítulo que titulo "El Toro Rebelde".

Este toro aprendió a trasladarse de una finca a otra en tiempo de cubrición de las vacas, o sea, de la finca “El Cotillo” próxima al pantano de la Fernandina hasta “La dehesilla de los Cuellos” situada en la sierra del Centenillo a unos treinta kilómetros de distancia; os diré, que en aquellos tiempos, los traslados de sementales y todo tipo de ganado de una finca a otra se hacían de manera muy distinta a como se hacen hoy día; antiguamente, se llevaban a cabo a través de cañadas reales y veredas con los bueyes y los caballos, hoy se hacen los traslados en camiones. A nuestro protagonista sólo le vasto llevarlo la primera vez para que recordara siempre el camino, aquí se demuestra la capacidad del toro bravo para recordar caminos y parajes; recorría unos treinta kilómetros para trasladarse por su cuenta. Atravesaba la carretera nacional Madrid-Cádiz -hoy autovía de Andalucía- a la altura de la localidad de Carboneros y nunca ocurrió ninguna desgracia, lógicamente hace cuarenta años el trafico era inmensamente menor al de hoy. Para llegar hasta dicha sierra del Centenillo, ya en plena Sierra Morena, atravesaba una importante zona de olivares, coincidiendo casi siempre, sus escapadas, en plena recolección de la aceituna, donde se encontraba bastante gente trabajando, la presencia de Jaretero, asomando su abundante encornadura entre los olivos a mas de uno le debió meter el susto en el cuerpo, pero jamás, Jaretero atacó a nadie.

Para que Jaretero no pudiera llevar acabo sus aventuras amorosas, ya que todos los años era preciso su colaboración como reproductor, mi padre lo encerraba en los corrales del embarcadero ya que las cercas de alambre de espino no eran nada para él, estaba como si dijésemos encarcelado.

Con Jaretero pudo pasar un accidente muy desagradable en los corrales de la finca del "El Cotillo": Un día vino a visitarnos mi tío Fernando, que era entonces el viejo mayoral de Román Sorando, contaba con sesenta años y estaba a punto de jubilarse, había estado toda su vida dedicada al ganado bravo. Estando comiendo en el cortijo, en un caluroso día del mes de mayo, salió en la conversación de sobremesa las aventuras amorosas de Jaretero, quedando tío Fernando enterado de las hazañas de este animal. Caída la tarde, cuando bajó el calor, a tío Fernando le apeteció dar un paseo por su cuenta por los alrededores del cortijo, olvidándose de lo comentado después de la comida acerca del toro aventurero; se adentro en las instalaciones del embarcadero pasando a través de una tronera que se comunica con un primer corral de unos doscientos metros cuadrados, dicho corral, no era cuadrado sino que en uno de sus extremos tenia un saliente de otro corral contiguo haciendo media luna, y contaba con tres burladeros. Este corral estaba vació y comunicado con un segundo corral mas pequeño en el que no había nada. Tío Fernando, como hombre de campo, iba observando todo, ya que aquello era de reciente construcción. Todas las puertas de los corrales pequeños estaban abiertas comunicándose con el corral principal por donde él había entrado, pero siguiendo su observación, pasó a un tercer corral más pequeño aún que los anteriores y allí se encontraron el viejo mayoral y Jaretero; imaginaros el tremendo susto que debe ser verse encerrado en un corral, de unos diez metros cuadrados, con un toro de casi seiscientos kilos; pero sin intercambiar saludo alguno cada uno hizo lo natural en estos casos, es decir, tío Fernando a correr sobre sus pasos y Jaretero a embestir, pero a tío Fernando ya con sesenta años y a punto de jubilarse le sobraba experiencia y le faltaban piernas. Al salir al corral grande por donde había entrado, Jaretero lo llevaba casi cogido, pero fruto de su oficio, no le corrió al toro en línea recta para buscar la tronera que sería lo más natural, sino que varió su trayectoria y le corrió sobre la pared que hacía curva como una media luna. Cuando daba su vida casi por perdida, cuál fue su sorpresa...al final de la pared, de unos cincuenta metros de larga, existía un burladero que no había visto antes por el diseño curvo de la pared antes mencionada, refugiándose en él y saliendo ileso gracias a Dios o a la experiencia de muchos años trabajando con el ganado bravo; o tal vez, Jaretero no era toro de desgracias.

Esta historia y otras muchas ocurren a diario en el campo bravo. No sé si estará bien relatada, porque para los hombres de campo, como es mi caso, esto de escribir no es lo nuestro. Recuerdo con sentimiento a tío Fernando o "Fernandico” como se le conocía cariñosamente y que hace ya muchos años que nos dejó.

Alfredo Álvarez, noviembre de 2007.
 



DESDE EL CAMPO

Hoy he querido asomarme a esta página para contaros algunos recuerdos y vivencias por mí experimentadas a través de muchos años viviendo en varias ganaderías de nuestra provincia del Santo Reino.

Os diré que me crié en una ganadería muy emblemática de nuestra provincia como es Flores Albarrán, enclavada en plena Sierra Morena, allí trabajaban mi padre y mi tío Vicente de mayorales; aunque mis recuerdos de dicha ganadería son muy vagos, ya que yo era muy pequeño, me acuerdo de las tientas de vacas con los hermanos Bienvenida y también del torero más famoso de aquellos tiempos Manuel Benítez "El Cordobés”.
Los recuerdos más claros en mi memoria son cuando mi padre se trasladó a la ganadería de Antonio Garde, a las fincas de: "El Cotillo" y "La Dehesilla de los Cuellos” con una parte de la ganadería de Sepúlveda de Yeltes, de origen contreras, que vino de Salamanca hasta nuestras tierras. Recuerdo perfectamente los toros bajando de los camiones y, entre ellos, un semental ciego que se arrancaba orientado por el olfato, era inmenso de grande. También venía en el lote otro semental llamado "Jaretero" con el numero cuatro, y es éste nuestro protagonista de hoy, voy a contarles algunas de sus aventuras en este capítulo que titulo "El Toro Rebelde".

Este toro aprendió a trasladarse de una finca a otra en tiempo de cubrición de las vacas, o sea, de la finca “El Cotillo” próxima al pantano de la Fernandina hasta “La dehesilla de los Cuellos” situada en la sierra del Centenillo a unos treinta kilómetros de distancia; os diré, que en aquellos tiempos, los traslados de sementales y todo tipo de ganado de una finca a otra se hacían de manera muy distinta a como se hacen hoy día; antiguamente, se llevaban a cabo a través de cañadas reales y veredas con los bueyes y los caballos, hoy se hacen los traslados en camiones. A nuestro protagonista sólo le vasto llevarlo la primera vez para que recordara siempre el camino, aquí se demuestra la capacidad del toro bravo para recordar caminos y parajes; recorría unos treinta kilómetros para trasladarse por su cuenta. Atravesaba la carretera nacional Madrid-Cádiz -hoy autovía de Andalucía- a la altura de la localidad de Carboneros y nunca ocurrió ninguna desgracia, lógicamente hace cuarenta años el trafico era inmensamente menor al de hoy. Para llegar hasta dicha sierra del Centenillo, ya en plena Sierra Morena, atravesaba una importante zona de olivares, coincidiendo casi siempre, sus escapadas, en plena recolección de la aceituna, donde se encontraba bastante gente trabajando, la presencia de Jaretero, asomando su abundante encornadura entre los olivos a mas de uno le debió meter el susto en el cuerpo, pero jamás, Jaretero atacó a nadie.

Para que Jaretero no pudiera llevar acabo sus aventuras amorosas, ya que todos los años era preciso su colaboración como reproductor, mi padre lo encerraba en los corrales del embarcadero ya que las cercas de alambre de espino no eran nada para él, estaba como si dijésemos encarcelado.

Con Jaretero pudo pasar un accidente muy desagradable en los corrales de la finca del "El Cotillo": Un día vino a visitarnos mi tío Fernando, que era entonces el viejo mayoral de Román Sorando, contaba con sesenta años y estaba a punto de jubilarse, había estado toda su vida dedicada al ganado bravo. Estando comiendo en el cortijo, en un caluroso día del mes de mayo, salió en la conversación de sobremesa las aventuras amorosas de Jaretero, quedando tío Fernando enterado de las hazañas de este animal. Caída la tarde, cuando bajó el calor, a tío Fernando le apeteció dar un paseo por su cuenta por los alrededores del cortijo, olvidándose de lo comentado después de la comida acerca del toro aventurero; se adentro en las instalaciones del embarcadero pasando a través de una tronera que se comunica con un primer corral de unos doscientos metros cuadrados, dicho corral, no era cuadrado sino que en uno de sus extremos tenia un saliente de otro corral contiguo haciendo media luna, y contaba con tres burladeros. Este corral estaba vació y comunicado con un segundo corral mas pequeño en el que no había nada. Tío Fernando, como hombre de campo, iba observando todo, ya que aquello era de reciente construcción. Todas las puertas de los corrales pequeños estaban abiertas comunicándose con el corral principal por donde él había entrado, pero siguiendo su observación, pasó a un tercer corral más pequeño aún que los anteriores y allí se encontraron el viejo mayoral y Jaretero; imaginaros el tremendo susto que debe ser verse encerrado en un corral, de unos diez metros cuadrados, con un toro de casi seiscientos kilos; pero sin intercambiar saludo alguno cada uno hizo lo natural en estos casos, es decir, tío Fernando a correr sobre sus pasos y Jaretero a embestir, pero a tío Fernando ya con sesenta años y a punto de jubilarse le sobraba experiencia y le faltaban piernas. Al salir al corral grande por donde había entrado, Jaretero lo llevaba casi cogido, pero fruto de su oficio, no le corrió al toro en línea recta para buscar la tronera que sería lo más natural, sino que varió su trayectoria y le corrió sobre la pared que hacía curva como una media luna. Cuando daba su vida casi por perdida, cuál fue su sorpresa...al final de la pared, de unos cincuenta metros de larga, existía un burladero que no había visto antes por el diseño curvo de la pared antes mencionada, refugiándose en él y saliendo ileso gracias a Dios o a la experiencia de muchos años trabajando con el ganado bravo; o tal vez, Jaretero no era toro de desgracias.

Esta historia y otras muchas ocurren a diario en el campo bravo. No sé si estará bien relatada, porque para los hombres de campo, como es mi caso, esto de escribir no es lo nuestro. Recuerdo con sentimiento a tío Fernando o "Fernandico” como se le conocía cariñosamente y que hace ya muchos años que nos dejó.

Alfredo Álvarez, noviembre de 2007.
 
Fotos de campo bravo







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