En América las prácticas de doma fueron en un inicio, violentas ya que se empezó castigando a los animales para que literalmente obedecieran, cosa que no funcionó como se pensaba porque los resultados fueron caballos muy ariscos y poco confiables.
En la tradición oral de Suramérica, se cuenta que los indios Ranqueles de Argentina los primeros en domar a los caballos criollos, es decir, los nativos. Una prueba más de que la cultura indígena, muchas veces sobrepasa el cariño y humanidad que muchas otras no tiene, lo domaron sin frenos, sin riendas, sin estribos, sin sillas, sin nada material, nada dañino.
Pero luego por la influencia Gaucha, algún tiempo después retomaron la doma como castigo, no ya todos, sólo los menos fuertes.
Al final, hoy en día la historia del caballo y del indígena latinoamericano, aunque ha variado sigue siendo pura, ya no hay agresividad, ya no hay terror, con miradas, caricias y sonrisas logran llevar mucha más tranquilidad a un caballo que antes cuando no se le apreciaba como ser vivo sino como máquina.
En la tradición oral de Suramérica, se cuenta que los indios Ranqueles de Argentina los primeros en domar a los caballos criollos, es decir, los nativos. Una prueba más de que la cultura indígena, muchas veces sobrepasa el cariño y humanidad que muchas otras no tiene, lo domaron sin frenos, sin riendas, sin estribos, sin sillas, sin nada material, nada dañino.
Pero luego por la influencia Gaucha, algún tiempo después retomaron la doma como castigo, no ya todos, sólo los menos fuertes.
Al final, hoy en día la historia del caballo y del indígena latinoamericano, aunque ha variado sigue siendo pura, ya no hay agresividad, ya no hay terror, con miradas, caricias y sonrisas logran llevar mucha más tranquilidad a un caballo que antes cuando no se le apreciaba como ser vivo sino como máquina.