Los potros son muy delicados, yo no sabía hasta qué punto. En mi club domaron este año un potro de cuatro años que era una malva. Cuando estuvo más o menos echado hacia delante, lo pusieron en las clases de doma, lo montaron dos alumnas, una que sabía montar menos y otra que sabía más, y el potrito una maravilla, nada de nada. Hasta yo misma lo monté un día.
Un día se lo dan a otra alumna que por lo visto es muy dura de manos, el potro empezó a rebotarse, a plantarse y a ponerse de manos. Dos días con esa chica y era otro, una fiera salvaje. Después ha estado más de dos meses volviéndolo a montar el profesor, y ahora está otra vez que parece una malva.
En un potro es crucial QUIÉN lo trata, así que si no te fías mucho, mejor que te cambies de cuadra. Por tu bien y por el del caballo.