Que igual con este título el tema podrás encajar en otro tipo de foro pero va de caballos 
A ver si ordeno mis ideas y me hago entender. Mi profe dice que soy poco firme con los caballos en general, que les dejo "salirse con la suya" con facilidad y por eso me cuesta luego hacer según qué ejercicios, y es verdad que algo de eso hay. Me da miedo hacerles daño, o forzar demasiado y suelo llevar las riendas flojas casi siempre. El otro día empezamos regular la mañana, no se dejaba poner la cabezada, luego no me dejaba subir, después se comía pista en cada rincón, y al final le pedí galope y poco menos que hizo lo que le dio gana. Según mi profe si me hubiese puesto más firme en el primer momento no hubiese pasado la clase entera peleando, él dice eso de "más vale una vez colorado que ciento amarillo". Y quizá tenga razón, esta semana con las riendas más cortas y más firmeza en la mano el animal estaba más pendiente de mí, más atento, concentrado y también más sumiso.
El caso es que hablando con otras dos alumnas de otra clase me decían que a ellas les pasa lo mismo, que les cuesta esto de obligar a trabajar al animal, imponerse y hacerse con el mando desde el primer momento. Una de ellas me contaba que cuando el caballo no le dejaba montarse y al final le convencía a base de mimos y palabras luego se sentía muy bien por haberlo conseguido "por las buenas", pero es cierto que a veces el caballo te deja subir, pero luego está probando durante toda la clase, es casi como un niño que esta buscando dónde están los límites todo el tiempo, " ¿a ver qué pasa si recorto pista? ¿A ver qué pasa si no salgo al galope cuando me lo pido? ¿A ver qué pasa si me doy la vuelta para ir con mi amiga de manada en vez de ir primero en la tanda que no me gusta? (normalmente somos entre 2 y 4 alumnos por clase).
Y confieso que me cuesta encontrar ese equilibrio, me cuesta obligar a trabajar al animal sólo para mi disfrute, aunque luego pienso que la alternativa es en general peor para el caballo. Me da miedo hacerle daño en la boca así que llevo las riendas totalmente sueltas e intento llevarle sólo con las piernas, pero igual es mejor llevar las riendas más firmes al inicio de la clase y aflojar después, cuando ya esté "sumiso", que tener que estar peleando toda la hora.
Mi profe me dice que no es cuestión de sumisión sino de atención y de determinación a la hora de transmitir las órdenes. Que si el caballo me siente dubitativa va a responder peor que si se siente firme, un "vas a hacer este ejercicio porque es lo que tenemos que hacer ahora y punto". Y creo que tiene razón, me ha pasado ya con tres caballos distintos, que empiezan muy bien, damos 4 o 5 clases estupendas, y luego van cada vez poniéndomelo más difícil, poco a poco van probando límites hasta que acabo por tener que pelear con ellos toda la clase (y suelo perder claro ).
Hablaba con estas dos alumnas que muchas veces nos cuesta imponer nuestra voluntad tanto a otras personas como a los caballos, quizá es que nos falta asertividad , quizá es que al caballo es imposible convencerle negociando como harías con otra persona, quizá es que los caballos de escuela están muy "resabiados". Probablemente sea un poco de todo.
En fin, que esto de montar al final te pone delante de un espejo, lo bueno y lo malo, no hay forma de esconderse de un caballo.
A ver si ordeno mis ideas y me hago entender. Mi profe dice que soy poco firme con los caballos en general, que les dejo "salirse con la suya" con facilidad y por eso me cuesta luego hacer según qué ejercicios, y es verdad que algo de eso hay. Me da miedo hacerles daño, o forzar demasiado y suelo llevar las riendas flojas casi siempre. El otro día empezamos regular la mañana, no se dejaba poner la cabezada, luego no me dejaba subir, después se comía pista en cada rincón, y al final le pedí galope y poco menos que hizo lo que le dio gana. Según mi profe si me hubiese puesto más firme en el primer momento no hubiese pasado la clase entera peleando, él dice eso de "más vale una vez colorado que ciento amarillo". Y quizá tenga razón, esta semana con las riendas más cortas y más firmeza en la mano el animal estaba más pendiente de mí, más atento, concentrado y también más sumiso.
El caso es que hablando con otras dos alumnas de otra clase me decían que a ellas les pasa lo mismo, que les cuesta esto de obligar a trabajar al animal, imponerse y hacerse con el mando desde el primer momento. Una de ellas me contaba que cuando el caballo no le dejaba montarse y al final le convencía a base de mimos y palabras luego se sentía muy bien por haberlo conseguido "por las buenas", pero es cierto que a veces el caballo te deja subir, pero luego está probando durante toda la clase, es casi como un niño que esta buscando dónde están los límites todo el tiempo, " ¿a ver qué pasa si recorto pista? ¿A ver qué pasa si no salgo al galope cuando me lo pido? ¿A ver qué pasa si me doy la vuelta para ir con mi amiga de manada en vez de ir primero en la tanda que no me gusta? (normalmente somos entre 2 y 4 alumnos por clase).
Y confieso que me cuesta encontrar ese equilibrio, me cuesta obligar a trabajar al animal sólo para mi disfrute, aunque luego pienso que la alternativa es en general peor para el caballo. Me da miedo hacerle daño en la boca así que llevo las riendas totalmente sueltas e intento llevarle sólo con las piernas, pero igual es mejor llevar las riendas más firmes al inicio de la clase y aflojar después, cuando ya esté "sumiso", que tener que estar peleando toda la hora.
Mi profe me dice que no es cuestión de sumisión sino de atención y de determinación a la hora de transmitir las órdenes. Que si el caballo me siente dubitativa va a responder peor que si se siente firme, un "vas a hacer este ejercicio porque es lo que tenemos que hacer ahora y punto". Y creo que tiene razón, me ha pasado ya con tres caballos distintos, que empiezan muy bien, damos 4 o 5 clases estupendas, y luego van cada vez poniéndomelo más difícil, poco a poco van probando límites hasta que acabo por tener que pelear con ellos toda la clase (y suelo perder claro ).
Hablaba con estas dos alumnas que muchas veces nos cuesta imponer nuestra voluntad tanto a otras personas como a los caballos, quizá es que nos falta asertividad , quizá es que al caballo es imposible convencerle negociando como harías con otra persona, quizá es que los caballos de escuela están muy "resabiados". Probablemente sea un poco de todo.
En fin, que esto de montar al final te pone delante de un espejo, lo bueno y lo malo, no hay forma de esconderse de un caballo.