Se lo decia por lo de Equus ferus qmelini o gmelini..
Usted,amigo equus ferus no leyó con atención las normas y avisos del foro el dia que se registró ; "Se advierte que el uso de este foro puede ser extremadamente adictivo".Véase usted mismo y sabrá porqué algunos llevamos aqui siete u ocho años y tres o cuatro mil mensajes..
Ferus sereis si asi lo deseais.
Muy estimado señor gabino, desconocía por completo la existencia del ferus gmelini....siempre se agradece el poder ampliar el árbol genealógico, y más, si como en este caso, sucede de forma imprevista.
Por lo demás, citándome como ejemplo de adicción al foro, me ha hecho usted sonrojar y bajar la cabeza, cual colegial abochornado, al ponerle el profesor de ejemplo de alguna falta, ante las sonrisas maliciosas de todos sus compañeros.
Pero dada mi edad, levanto de nuevo la cabeza bien alta, ya que fui yo mismo, hace ya algunos días, quien me reconocí públicamente como adicto en este foro. Reconociéndolo sin pudor alguno en uno de mis numerosos mensajes.
Alarmado estaba entonces ante mi incipiente adicción y, sorprendido con ello, ya que soy enemigo declarado de estas nuevas fórmulas de comunicación.
Pedía ayuda con aquel mensaje, preguntando si quizás hubiese algún afectado más que me hiciese consolar o sobrellevar mejor esta dependencia, al no saberme de esa forma, el único afectado.
Entre mis pesadillas se hallaba imaginarme preso de alguna de esas nuevas adicciones del nuevo siglo. Casi podía ver aparecer mi rostro y mi dolencia en algún periodicucho de noticias curiosas, desde el que algún psiquiatra experto me señalase acusatoriamente, de nuevo, poniéndome de ejemplo y mofa de dicho mal.
Mi desesperada pregunta en el foro, buscando quizás algún afectado con el que compartir la experiencia, a modo de terapia, pareció caer en el vacío más absoluto. Ni una sola voz se alzó para calmarme, y mi preocupación sólo tuvo como respuesta el eco sordo de mis propias palabras rebotando contra los infinitos nodos de la red.
Ahora, si bien me ha hecho usted sonrojarme, señor gabino, agradezco inmensamente su mensaje aclaratorio, que me permite respirar tranquilo, ya que, como bien me indica, todo ha sido debido a un simple malentendido.
A esa mala costumbre mía, tan extendida, de no detenerme a leer la letra pequeña.
Ya sabiendo, como usted me aclara, que en las propias condiciones del foro, las cual acepté sin fijarme, ni posar apenas la mirada, estaba ya advertido del riesgo de adicción que corría. Hubiese quedado yo así, de haberme molestado en leer el texto, voluntariamente de acuerdo y consciente del riesgo asumido, desde la fecha de mi ingreso.
De esta forma entiendo que no sólo yo, sino todos los que aquí nos hallamos, robando con ello el tiempo a otros menesteres, e incluso al sueño, somos víctimas de la misma adicción, que por sabida, consentida y compartida por todos, no merece ser ni comentada.
Explicándose así el porqué nadie respondió a aquel mi desesperado mensaje de auxilio.
Quedo yo ya, de esta forma, tranquilo y aliviado. En cualquier caso creo que mi adicción, al estar todavía en fase incipiente, puede ser fácilmente recuperable, ya que aunque durante estos días mis obligaciones me han mantenido cerca de la tentación del teclado cercano, a partir de ahora, el aire puro del monte, la esperada otoñada,y el sano cansancio de mis largas jornadas venideras, me ayudarán a no recaer si no es, si acaso, en su justa medida.
Aprovecho la ocasión para agradecer, también públicamente, a este foro el haber sentado en mí un precedente tan positivo en mi toma de contacto con la comunicación a través de la red, la cual desconocía desde dentro, ampliando de esta forma mis posibles horizontes en esos campos, hacia los que siempre me mostré reticente y anticuado.
Agradezco también el haberme amenizado el tramo final de algunos de mis días, en esta tediosa vida rural del día a día, que tantos idealizan. Enriqueciendo mis conocimientos no sólo en cuanto a caballos se refiere, sino en las más dispares disciplinas, y en sus más insospechadas interrelaciones.
A haberme ayudado a vencer esa timidez mía casi congénita a expresarme y participar en grandes grupos, en los que soy el recién llegado.
Y, sobre todo, por haberme hecho recordar lo hermosa que es nuestra Lengua Castellana escrita, que tenía casi olvidada y oxidada.
Lástima que no sea este aprecio hacia ella una adicción más extendida, porque pocas cosas se me apetecen tan divertidas como jugar con las palabras, mezclándolas con el humor y el conocimiento, y esa pizca de osadía y misterio que permite el anonimato.
Lástima de las combinaciones infinitas de juego que nos perdemos cada día.