A mí la palabra “natural” – a la que ni siquiera soy capaz nunca de desencomillar- me provoca sarpullidos, ya lo he dicho alguna vez. Rehuyo de discusiones centradas en el término, aunque desafortunadamente últimamente parece un topic del que es difícil escapar.
Reconozco que al ver a la madre con el pelaje y las crines aparentemente secas, y la cría –lógicamente- aparentemente húmeda,
y en un ambiente de interior aparentemente acogedor, sólo una hora después del parto, completamente cronometrado,
concluí que no habría nacido al exterior o que ya en interior quizás fuese mejor dejar que se secase el potrillo del parto un poco antes.
En cualquier caso, ante nadie que tenga la experiencia de tener una yeguada, y menos de esas características tan específicas, ni ante ningún veterinario menos, se me ocurriría discutir ninguna medida. Si teníais preparada una manta de ese tamaño es porque ya habéis tenido la suficiente experiencia para saber que podía ser necesaria. Y sí, la termorregulación de cualquier mamífero recién nacido es relativamente ineficiente, por eso mismo puede ser aconsejable poner una manta en unas determinadas condiciones o no hacerlo en otras.
Además , si centrásemos la discusión sobre lo “natural” de la medida de ponerle una manta a Glamour nada más nacer…pues la medida tendría también bastantes argumentos a favor:
- Estamos ante una línea de caballos completamente conseguida por selección artificial muy específica, por lo que obligatoriamente eliminamos la palabra “natural”. Posiblemente la disminución de tamaño buscada en esas razas suponga que las crías resultantes puedan sufrir una pérdida de calor mayor que lo que sería en un caballo de tamaño “natural” –las consabidas reglas térmicas de fauna: regla de Bergmann etc-, justificándose quizás el empleo de manta.
- Desconozco el tipo de cruces que han dado lugar a esa línea de caballos miniatura, pero en muchas razas de limitado número de ejemplares y con una intensa selección morfológica, no es raro un porcentaje de inbreeding mayor del que –quizás sólo- sería esperable en poblaciones de “caballo natural”. Esto a veces trae como consecuencia una mayor vulnerabilidad de estos ejemplares en algunos aspectos. De nuevo podríamos justificar manta.
- En el “caballo natural”, -y en casi todas las especies de climas templados etc- los celos se sincronizan de tal forma que los nacimientos ocurren en el comienzo de la primavera, asegurando alimento y temperaturas adecuadas. Hemos modificado todos estos patrones en nuestros caballos, por lo que un nacimiento en pleno invierno, y durante una borrasca de tormentas y nevadas, podría justificar, por último, la utilización de una manta.
Por supuesto yo ante un parto de un animal mío compruebo que todo está en orden, que el potrillo es capaz de mamar y que no se confunde de madre, pero después de eso paso a un segundo plano.
Yo no soy antiintervencionista, sencillamente, exceptuando a mis animales, estoy acostumbrado a serlo.
Un veterinario interviene necesariamente de constante Yo paso la mitad de mis días con la única compañía de mis prismáticos observando tan cerca como pueda pero tan desapercibido como sea posible. Jugando a ser invisible, a ver sin ser visto. Se ve pero no se toca, salvo que sea imprescindible.
En muchas especies silvestres en el campo cualquier manipulación o toma de datos inadecuada de una nidada o camada puede resultar en un abandono por parte de los progenitores, y cualquier precaución es poca en esos casos.
Con ejemplares de fauna silvestre en cautividad para su recuperación tienes que ser muy consciente que cualquier manipulación humana excesiva los puede “troquelar” comprometiendo su supervivencia futura o convirtiéndoles en irrecuperables.
De todas formas, mi sorpresa ante ver esa manta responde supongo más a mi ignorancia y falta de costumbre de muchas cosas que leo por aquí….hace unos años a mi hermana –urbanícola- se le metió en la cabeza que su yegua pasaba frío en el prado y yo me tuve que pasar el invierno quitando y poniéndole una manta (rosa). Y los dos, la yegua y yo, nos convertimos en el hazmerreir del pueblo. Aquí esas cosas ni se conciben.
Dejando todo esto parte, que no venía al caso, mi enhorabuena otra vez, tienen todos unas proporciones muy equilibradas.