Te lo cuento Isaka, aunque es largo en resumidas cuentas es porque la capa Torda es la predominante de la raza, de hay que se busque siempre lo "raro" original o diferente en este tipo de Caballos.
Don Juan Carlos Altamirano, en su libro "Historia y Origen del Caballo Español" señala que la capa torda fue la elegida en el proceso de creación del caballo español, por ser la nobleza uno de los objetivos perseguidos para esta raza.
Sabido es que para este autor, a diferencia de otros que como Don Juan Llamas Perdigó, sitúan su origen como raza ya definida entre el año 1000 y el 800 a de C, la creación del caballo español fue obra de Felipe II en las Reales Caballerizas de Cordoba, a manos del caballerizo real Don Diego Lopez de Haro.
En aquella época, existía la creencia de que había una correlación entre la capa de los caballos y su carácter, atribuyéndose a la capa torda la característica del carácter noble, a la castaña la fogosidad y el carácter temperamental y a la alazana el carácter colérico. Añade este autor que en el registro de caballos españoles de 1765 más del 72,7% eran ejemplares tordos, mientras que en la misma fecha, el resto de los caballos de la península (no españoles), eran en un 93% de capa castaña y negra.
Coincide Juan Llamas en este extremo de la mayor proporción de castaños que de tordos con Altamirano en su libro, "Este es el Caballo Español " aunque sin citar fuentes oficiales ni porcentajes, y obviamente sin diferenciar entre caballos españoles y otros caballos que habitaban la península, y a los que Altamirano se refiere como "comunes".
Cita Juan Llamas al autor Joseph de Arcos (1757) para justificar las razones de la preferencia por la capa castaña por parte de los españoles, cuando refiriéndose a los caballos tordos, los describía como "muy bellos pero faltos de vigor, tiernos de cascos y solo aptos para la nobleza en los días de pompa y gala".
Como adelantábamos más arriba, para Altamirano, la raza española, creada por orden de Felipe II en las reales caballerizas de Córdoba en 1567, se configuró partiendo de animales de capa torda por su mayor nobleza. En los registros de la yeguada real, esta capa continuó siendo mayoritaria hasta la invasión francesa, tras la cual pasó a ser la segunda en importancia tras la castaña.
El mayor peso de la capa castaña debió mantenerse hasta bien entrado el siglo XX, ya que en el I Tomo del Registro Matrícula (1928) la capa torda representaba solo el 19% de los ejemplares.
Con posterioridad, y según el mismo autor, volvió a ponerse de moda la torda como consecuencia de la proliferación de la creencia de que la mayor pureza de la raza provenía de los caballos cartujanos, descendientes de un caballo tordo de nombre "Esclavo", según lo narrado por Francisco de la Iglesia en 1831. Juan Carlos Altamirano ha demostrado de forma aplastante en su libro "Historia de los Caballos Cartujanos", que la capa torda fue siempre menos numerosa que la castaña en la yeguada de la cartuja, y que solo llegó a tener cierto peso poco antes de la desaparición de esta yeguada.
Cita el mismo autor como otras razones para la vuelta de la moda de la capa torda, la trascendencia que tuvo un caballo tordo de nombre "Solo" propiedad de Don Vicente Romero, considerado como el padre de la línea de los caballos del hierro del bocado, así como la publicidad que las bodegas Terry hicieron con los ejemplares de su hierro Descarado II y Poseído IV.
En la actualidad, y a pesar del fuerte incremento experimentado en el número de ganaderos de caballos de capa castaña, la torda, o rucia, como se denominó a esta capa durante siglos continua siendo la capa predominante en la raza representando un porcentaje de entre el 60% y el 70 %.