Respecto al pupilaje en semilibertad opino lo mismo que ya te han dicho. A mí también me gusta cuanto más sueltos, mejor. Sin embargo hay caballos que no son capaces de encontrar su sitio si no han tenido la oportunidad de aprender. Yo a la mía la he tenido desde primavera y hasta hace poco con una manada de 12 caballos, antes de eso había estado en corral con otra yegua únicamente. En pareja iba bien, pero en la manada no logró escalar posiciones y cuando llegó el frío comenzó a perder peso. Ahora vive "a media pensión", tras el desayuno sale al prado con la manada y a medio día ya vuelve a la cuadra, de ese modo ella sigue teniendo unas hroas diarias de convivencia con otros caballos y nos aseguramos de que come toda su comida. Fue "prescripción veterinaria" y lo cierto es que en dos meses ha recuperado muchísimo está mucho más alegre y animada.
En cuanto al casco descalzo te puedo contar mi experiencia. Lo primero de todo quiero aclarar que no soy antiherraduras ni antinada, simplemente opino que con cuantas menos cosas pueda ir el caballo mejor, pero si hace falta se pone sin problemas. Dicho ésto, yo descalcé a mi yegua en septiembre de 2013. Con herraduras iba bien, nunca perdió ninguna salvo en un accidentillo que tuvimos en el que casi acabamos de morros en el suelo donde se arrancó una. La única pega que veía a las herraduras era que por según qué terrenos iba insegura, e incluso resbalaba mucho con las piedras en las subidas, con lo que se quedaba sin fuerza y le costaba mucho más esfuerzo subir. En las bajadas iba como pisando huevos. Luego empecé a informarme de las ventajas y desventajas de ambos métodos, y finalmente hablé con mi herrador y la descalzamos. Obviamente al principio le costaba, le dolía al caminar, e incluso llegué a pensar en volver a poner herraduras, pero le dí el amrgen de tiempo necesario y sigue descalza hoy por hoy. La yegua pisa bien, lleva un paso mucho más seguro, no resbala, el casco se ha compactado y la ranilla tiene mucho mejor aspecto. Con la ventaja añadida de que puede estar en la manada.
Compré unas botas para las manos con idea de usarlas en rutas largas o cuando salgo con otros caballos (tiene un paso lento mientras que la mayoría de los caballos de donde estoy tienen unos zancadones de flipar), pero lo cierto es que no las he empleado mucho. No porque vayan mal, porque no es así, simplemente que cada vez tengo menos necesidad de ellas.