Si coges un palo flexible de la rama de un árbol, verás que si coges la punta y tiras de ella hacia afuera, el resto de la rama se irá hacia adentro; pero si tiras de la punta hacia adentro, el resto de la rama se irá hacia afuera. Si además pones presión en el centro de la rama mientras tiras hacia adentro, consigues que la rama se incurve hacia afuera. Pero fíjate que está la parte de atrás de la ramita que o bien podría irse hacia afuera para meter el cuerpo dentro y evitar la incurvación, o bien podría irse hacia adentro, lo cual es más esfuerzo. En el primer caso, debes poner presión exterior sobre la parte trasera para mantener la incurvación de la rama sin dejar en ningún momento de tirar de la parte delantera ni poner presión en la parte interior; en el segundo debes poner presión interior y tirar de la parte delantera hacia afuera. A mayor presión que ejerzas, mayor será la incurvación.
Si además de todo lo mencionado no quieres que la rama se vaya derrapando al espacio sideral, debes poner un tope, y ese tope lo pones fuera, en la parte delantera, sujetando; en la parte trasera, controlando la incurvación.
Lo mismo ocurre con un caballo, siendo los puntos de los que tiras, pones presión y/o tope las ayudas (manos, piernas y asiento). Si tiras de su cabeza para que se pegue a la pared, el resto del caballo se te irá hacia adentro; por eso, aunque suene raro (de verdad que te recomiendo que hagas el ejercicio de la ramita para que lo entiendas), la solución está en la incurvación interior y que respete tu pierna interior para que no te recorte a antojo, la esquina es un cuatro de círculo de 10.
Una vez en la esquina, si el caballo está descolocado, es más fácil que se te vaya, por eso en doma tenemos lo que se llama la preparación: asegurarte de que el caballo esté atento a las ayudas que vas a poner antes de usarlas para un fin. En tu caso, antes de llegar a la esquina, ser un poco más contundente con la pierna interior y abriendo bien la mano interior (tiene más chicha, pero eres principiante) antes de la esquina.
En realidad, durante toda la monta deberías siempre asegurarte de que el caballo sea obediente a todas las ayudas para que te haga caso cuando lo necesites.
Siempre se prepara un ejercicio, vale que la esquina no es un ejercicio, pero estás empezando y creo que deberías plantearlo como tal con ese caballo. Si el caballo es lento, se le activa; si es muy activo, medias paradas; si se cuelga de una rienda, descolgarlo antes de hacer nada a dos o tres pistas... Está muy bien que vayas empezando a plantearte la monta de esta manera.