Hola,
Por experiencia te puedo decir que, con paciencia, voluntad e insistencia, puedes reeducar ese hábito que tiene tu yegua.
Aunque desde luego la elección de un buen filete (yo cuido mucho que la embocadura se ajuste perfectamente a las dimensiones de la boca de mi caballo y me han ido siempre bien en estos casos filetes de aleación Aurigan, porque suelen aceptarlos con facilidad y, al incluir cobre en la aleación, facilita la salivación). Pero, como te digo, el filete es sólo la parte técnica.
Lo más importante es que le enseñes a no agarrarse a la embocadura o irse detrás de la mano, algo que suele suceder cuando el caballo muerde el hierro.
Trabaja su elasticidad. Ten en cuenta que muerde la embocadura para defenderse, bien de una mano dura, bien del dolor que le pueda ocasionar una embocadura poco adecuada o por muchos otros motivos. En cualquiera de los casos, teme la mano del jinete y muerde el hierro para evitarla.
Por ello, la solución más natural, y la que mejores resultados aporta, es reconducir ese mal hábito.
Cada vez que notes que tu caballo agarra el hierro, libera tensión en las riendas de golpe, algo parecido a lo que sería soltar las riendas para que él no pueda «apoyarse» en la embocadura. Al principio se sentirá desconcertado, pero lo habitual es que ya desde entonces, tu caballo libere la tensión, suelte el filete y siga trabajando. Cada vez que vuelva a pasar, repite el procedimiento y, cada vez que suelte, acaríciale y dale un par de vueltas a la pista con las riendas bastante flojas. Que él note que es eso lo que quieres y se de cuenta de que cuando más cómodo está es cuando confía en tus manos (mi profesor dice siempre que boca difícil, manos de bebé).
Insiste en el procedimiento con tenacidad y repetición. No te des por vencido y el caballo acabará recuperando la confianza en tus manos.
Espero que te sirva de ayuda.